Versión Español

¡Hola, comunidad de #hive! Hoy quiero compartir con ustedes una experiencia muy divertida y emocionante que vivimos el jueves 9 de enero. Fue un día lleno de actividad y buenos momentos en la cancha Mejía, un lugar que se ha convertido en nuestro segundo hogar.

El partido comenzó a las 6 de la tarde, como es habitual. En esta ocasión, jugamos una caimanera. Para quienes no están familiarizados con este término, la caimanera es un tipo de juego informal donde primero se realiza un calentamiento para formar los dos equipos que van a jugar. En nuestro caso, utilizamos tiros libres como método para determinar quién se queda en cada equipo, lo que añade un elemento de diversión y competencia desde el principio. La dinámica es bastante simple: quien pierde un partido, sale para que los espectadores entren al juego, asegurando que todos tengan la oportunidad de participar y disfrutar. De esta manera, nadie se queda sin jugar y la emoción nunca cesa.

Durante el tiempo que estuvimos en la cancha, que se extendió hasta las 8 de la noche, puedo decir que jugué alrededor de seis veces. De esas partidas, logré ganar tres, lo que me dejó satisfecho. A pesar de no haber ganado en todos los encuentros, lo más enriquecedor fue el esfuerzo que puse en cada uno. En nuestra última partida, tuve la alegría de contribuir a la victoria de nuestro equipo, lo que culminó en un ambiente de celebración y risas entre amigos. Sin duda, lo más importante no es solo ganar, sino disfrutar del momento, compartir con los compañeros, y apreciar la competencia saludable.

Tras terminar nuestro partido, llegó otro equipo, esta vez de baloncesto, que también se preparaba para su jornada de juego. Afortunadamente, no se interrumpieron los partidos de voleibol, lo que permitió que ambas actividades se desarrollaran con armonía en la cancha. Fue genial ver cómo diferentes deportes pueden coexistir y cómo la pasión por el juego une a las personas.

Para mí, la caimanera representa una forma maravillosa de pasar el tiempo en compañía de amigos. Me encanta la adrenalina y la camaradería que se generan en cada juego. Fomentar el trabajo en equipo es vital, y a través de estas partidas informales, aprendemos a apoyarnos mutuamente y a disfrutar del deporte en su esencia más pura.

Espero poder seguir compartiendo con ustedes más relatos de mis experiencias en la cancha y todo lo que sucede en estos encuentros. Es un placer trasladarles las emociones y anécdotas de cada juego. ¡Nos vemos en la próxima publicación!

Material original de @cjmorillo. Todos los derechos son reservados del autor. Fotografía tomada de mi teléfono Umidigi A11. Editor de foto Canva. Traductor: Deepl (Versión gratuita).

English version

Hello, #hive community! Today I want to share with you a very fun and exciting experience that we lived on Thursday, January 9th. It was a day full of activity and good times at the Mejia court, a place that has become our second home.

The game started at 6 pm, as usual. On this occasion, we played a caimanera. For those who are not familiar with this term, caimanera is a type of informal game where first a warm-up is done to form the two teams that are going to play. In our case, we use free throws as a method to determine who stays on each team, which adds an element of fun and competition from the start. The dynamic is quite simple: whoever loses a game, exits to allow spectators to enter the game, ensuring that everyone has a chance to participate and enjoy themselves. In this way, no one is left out of the game and the excitement never stops.

During the time we were on the court, which lasted until 8 pm, I can say that I played about six times. Of those games, I managed to win three, which left me satisfied. Even though I didn't win in all the games, the most enriching thing was the effort I put into each one. In our last game, I had the joy of contributing to our team's victory, which culminated in an atmosphere of celebration and laughter among friends. Without a doubt, the most important thing is not only winning, but enjoying the moment, sharing with teammates, and appreciating healthy competition.

After our game was over, another team arrived, this time basketball, also preparing for their game day. Fortunately, the volleyball games were not interrupted, allowing both activities to develop harmoniously on the court. It was great to see how different sports can coexist and how the passion for the game brings people together.

For me, caymanera represents a wonderful way to spend time in the company of friends. I love the adrenaline and camaraderie that is generated at each game. Encouraging teamwork is vital, and through these informal games, we learn to support each other and enjoy the sport in its purest essence.

I hope to be able to continue sharing with you more stories of my experiences on the court and everything that happens in these matches. It is a pleasure to share with you the emotions and anecdotes of each game, see you in the next publication!

Original material by @cjmorillo. All rights reserved by the author. Photo taken from my Umidigi A11 phone. Canva photo editor. Translator: Deepl (Free version).

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