Relato: El extraño sueño del barco de madera

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Imagen editada con Canva. Fuente de la imagen: Pexels

Caminaba por las calles de Paseo de Montejo, cerca del hotel Fiesta Americana, convertido ahora en una especie de puerto de barcos. Ahí se encontraba anclado un barco antiguo, pero bien conservado del siglo XVIII, al que me trepé. Mi tía me había avisado que iba a estar ahí, en un evento.

Ignoraba qué clase de evento era ese. La verdad no me interesaba en absoluto hasta que noté que se trataba de una boda, pues los invitados bailaban y se divertían. Gente que no conozco ni visto en mi vida.

Un tanto aburrida, fui en busca de mi tía para decirle que iba a retirarme a casa. La encontré cortando retazos de tela con una mujer, a la cual reconocí enseguida como una estrella del Internet.

Despidiéndome de ella, paseé por los vestíbulos del barco, buscando la salida. Me reuní con una muchacha, cuyo rostro me pareció haber visto hace unos días en la Plaza Grande, mientras platicaba con una amiga mía sobre cosas de la vida en un banquillo; la muchacha también quería marcharse del barco porque el evento se había tornado aburrido y tenía otros asuntos qué hacer.

De forma repentina se acercó a nosotras otra mujer. La muchacha me la presentó como amiga suya. Al saludarla de beso y abrazo, la mujer me dijo: “Portas una energía repulsiva, pero no es tuya, sino de la pareja de una pariente mía”.

La miré con extrañeza mientras escuchaba la lluvia caer torrencialmente.

¿Por qué me dijo eso? ¿Qué significaban esas palabras? No escuché su explicación, pues cuando abrí los ojos, ya estaba amaneciendo y con una suerte de escalofrío recorriendo mi espalda.

Sentándome en la hamaca, me puse a pensar en el sueño. ¿Será una suerte de revoltura de los eventos de este fin de semana pasado, que incluyeron una salida a beber un café en donde se habló de todo, combinado con el fallecimiento de la mascota de mi tía? ¿O es una advertencia de eventos por venir? No lo sé.

Con trabajo me levanté. Eran las 5:45 de la mañana. El sol empezaba a salir. No hace menos de una hora me había levantado para orinar, y ahora me estaban dando las ganas de hacer del número dos.

Mil ideas se me vino a la mente, pero al final decidí consultar con el Internet. Dicen que soñar con barcos simbolizan la vida y los cambios, las cosas que se deben dejar ir para zarpar y aventurarse en lo desconocido. Soñar con gente que ni conoces tiene múltiples interpretaciones; quizás sean representaciones de los miedos a la vida. Pero esa frase… Joder, ¿qué significa eso? ¿Quizás sea algún conflicto interno relacionado con mis propios miedos?, ¿quizás en mi sueño me advierten que ya llegó el momento de dejar todo atrás?

El sonido de los pericos interrumpió mis pensamientos. Con un suspiro, decidí interpretar el sueño como un símbolo de una transición en proceso, y que aquella frase no hiciera referencia a una persona en concreto, sino a las cosas que ya debo soltar, esos miedos que me hacen sentir insegura, esa parte de mí que quiere aventurarse en el mundo de las afueras, liberarse de todo ambiente tóxico que lleva años instalado.



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