El arte de restaurar las grietas.
Y una mañana lavando la loza, después del desayuno, ocurrió un incidente; el más común de todos, con la solución jabonosa un hermoso plato blanco cobro vida y en un intento fallido por escapar se fragmentó en pedazos. Apenado le dije a mi hija: ¨ocurrió un incidente, solo existen dos opciones para el plato roto; opción A, tirarlo. Opción B, darle una oportunidad y crear con él un recuerdo. ¨Ella escogió la opción B.
El plato roto es ahora una pieza contemplativa en el salón de mi hija Orlena, evidenciando en oro sus múltiples cicatrices, así como una pequeña rana enjoyada, el apodo amoroso que doy a mi amada hija desde pequeña. El plato roto un objeto que pudo parar en la basura se convirtió en un objeto de extraordinario valor sentimental, un símbolo de nuestra conexión, un recordatorio de nuestro amor y complicidad.


