Short Story "Historia corta" | Doménico
Doménico observaba el fuego de la chimenea la cual bañaba el gran salón con su fulgor, parecía sentirse reconfortado de estar de nuevo en casa. Aun no era tarde, esta vez podíamos estar a tiempo.
"Debes descansar"
Charlot, su amada, entraba a la habitación, envolviéndole entre sus brazos, haciéndole suspirar al sentir su dulce fragancia tras de si.
"¿Qué mas descanso que estar contigo?"
Él se dio la vuelta y tomo la cintura de su amada, fundiéndose en un dulce beso lleno de pasión y amor. Entregando aquello que no pudo darle durante aquellos dos largos años en el ejercito, envolviéndose en una telaraña de deseo desenfrenado y allí ante la claridad discordante de la chimenea, consumieron su amor.
La noche marcho de prisa, tras de si, el amanecer. Doménico despertó observando como los hilos de luz entraban a través de las finas cortinas de seda, estiro el brazo y sintió que algo faltaba, Charlot no estaba allí.
"¿Charlot?"
Nadie le respondió, solo silencio en la habitación, y tras de si la puerta abierta dejaba correr una suave brisa a su interior.
Doménico se levantó, tomo una bata y fue en su búsqueda, pero a medida que avanzaba, habitación por habitación, ella no estaba allí.
"¡¿Charlot?!"
La desesperación crecía en su interior, Uriel observaba y susurraba a su oído palabras de calma. Nosotros sabíamos lo que pasaba, y estábamos aquí para evitar que él, volviera a causar una tragedia. Sus almas no podían caer al eterno vacío.
"Tranquilo... no llores..."
Apenas audible, Doménico escucho una suave voz, era la voz de Charlot viendo desde el fondo de aquel lugar, en el cual, una luz tenue salía desde una puerta entreabierta frente a si. Doménico sintió una alegría y alivio, avanzo rápidamente pero de un momento a otro se detuvo. Un llanto se hizo eco, una voz desconocida le inundo y allí, con miedo, se acerco a la puerta y lentamente la abrió.
"¿Charlot?"
La joven mujer le observó, las lagrimas corrían de su rostro y una alegría mezclada con tristeza le invadió al observarla con aquello que llevaba en sus brazos.
"Doménico... yo... esto..."
"¿Qué has hecho Charlot? ¿En mi ausencia...? ¿tu?"
El bebé volvía a llorar, Charlot intentaba calmarlo, pero en el fondo sabia que todo esto, estaba mal.
"Charlot... yo... que no hice más que amarte."
Doménico lloraba mientras algo dentro de si se quebraba. Uriel susurraba palabras de consuelo, aun había tiempo de salvarles, Belial no estaba allí, ningún caído estaba allí, no aun, podíamos lograrlo.
"Te e amado lo suficiente Doménico... lo que siento por ti no puede apagarse aunque partieras por mil años... pero esto... este bebé... es mío aunque no haya sido producto de el más puro amor... pero también quiero que sea tuyo... podemos..."
El hombre le abrazó sin si quiera dejarla terminar sus palabras. Uriel observaba esperanzado.
"Yo... siempre te e amado..."
Doménico respiraba calmadamente, sintiendo el calor de su amada, mirando de reojo el producto de un acto del que no fue participe que le causaba odio y temor.
"Doménico... per...do..."
El abrazo de aquel hombre se hacia cada vez más fuerte, sus músculos apretaban el frágil cuerpo de Charlot con una energía descomunal, el odio nacía en su interior y la rabia mezclada con tristeza le hacían delirar de dolor. Quise interferir, quise hacer algo, Uriel nos pedía auxilio a gritos. Éramos participes de un momento más, de otra alma descarriada que se encomendaba a la oscuridad.
"Siempre te voy a amar."
Pudimos oír el crujido de sus huesos, y de un momento a otro, solo el silencio. Él seguía sin soltarle, apretado a su cuerpo que aun cargaba el peso del bebé en sus brazos. Lentamente la colocó en el suelo, acto seguido, lo observó. Uriel, que lloraba en un rincón de aquel lugar veía horrorizado el espectáculo siniestro frente a si.
"Ven pequeño... todo estará bien."
El hombre, tomó al bebe y lo tuvo entre sus brazos, continuó observándolo mientras abandonaba la habitación, luego, cruzó los pasillos y llego junto a la chimenea de su propia habitación.
La mirada de Uriel no podía entender que estaba pasando, mientras que aquel hombre se perdía en los pequeños ojos grises de aquel hermoso bebé fruto de otro amor.
"¿Qué hice...?"
Allí, frente a los ojos del dios de los hombres y de toda la creación, Doménico sintió compasión y amor. Pero algo le observaba desde otro rincón. Belial hacia acto de presencia, reclamando lo que ahora por derecho le pertenecía.
«Sois ustedes participes del pecado de este hombre.»
Uriel le observó con desprecio, sabíamos que tenia razón, pero en el fondo, sus susurros de temor, odio y desesperanza fueron los causante de toda esta situación.
Abandonamos aquel lugar esa mañana. Belial se quedo en la habitación. Ángeles lloraron aquel día, una vida más perdía su esplendor.
Domenico watched the fire in the fireplace which bathed the large living room with its glow, he seemed to feel comforted to be home again. It wasn't late yet, this time we could be on time.
"You must rest."
Charlot, his beloved, was entering the room, wrapping him in her arms, making him sigh as he felt her sweet fragrance behind him.
"What more rest than to be with you?"
He turned around and took his beloved's waist, melting in a sweet kiss full of passion and love. Surrendering what he could not give her during those two long years in the army, they wrapped themselves in a web of unbridled desire, and there before the discordant brightness of the fireplace, they consummated their love.
The night left in haste, and behind it, the dawn. Domenico woke up observing how the threads of light entered through the fine silk curtains, he stretched his arm and felt that something was missing, Charlot was not there.
"Charlot?"
No one answered him, only silence in the room, and behind him, the open door let a soft breeze flow inside.
Domenico got up, grabbed a robe, and went in search of her, but as he went, room by room, she wasn't there.
"Charlott!"
Desperation grew within him, Uriel watched and whispered words of calm in his ear. We knew what was happening, and we were here to prevent him from causing a tragedy again. Their souls could not fall into the eternal void.
"Calm down... don't cry..."
Barely audible, Domenico heard a soft voice, it was Charlot's voice watching from the back of that place, in which, a dim light was coming from a half-open door in front of him. Domenico felt joy and relief, he advanced quickly but from one moment to another he stopped. A cry echoed, an unfamiliar voice flooded him and there, in fear, he approached the door and slowly opened it.
"Charlotte?"
The young woman watched him, tears running down her face and joy mixed with sadness came over him as he watched her with that which she carried in her arms.
"Domenico... I... this..."
"What have you done Charlot, in my absence... you?"
The baby was crying again, Charlot was trying to calm him down, but deep down he knew that all this was wrong.
"Charlot... I... that I did nothing but love you."
Domenico was crying while something inside him was breaking. Uriel whispered words of comfort, there was still time to save them, Belial was not there, no fallen was there, not yet, we could make it.
"I have loved you enough Domenico... what I feel for you cannot be extinguished even if you left for a thousand years... but this... this baby... is mine even if it was not the product of the purest love... but I also want it to be yours... we can..."
The man hugged her without even letting her finish her words. Uriel watched hopefully.
"I... I have always loved you..."
Domenico breathed calmly, feeling the warmth of his beloved, looking sideways at the product of an act he was not a part of that caused him hatred and fear.
"Domenico... per...do..."
The embrace of that man became stronger and stronger, his muscles squeezed Charlot's fragile body with enormous energy, the hatred was born inside him and the rage mixed with sadness made him delirious with pain. I wanted to interfere, I wanted to do something, and Uriel was screaming for help. We were participants in one more moment, of another misguided soul entrusted to the darkness.
"I will always love you."
We could hear the creaking of his bones, and from one moment to the next, only silence. He still wouldn't let go, tight to her body that still carried the weight of the baby in his arms. Slowly he placed her on the floor, then looked down at him. Uriel, who was crying in a corner of that place, watched in horror the sinister spectacle in front of him.
"Come little one... everything will be all right."
The man took the baby and held him in his arms, continued to watch him as he left the room, then crossed the corridors and arrived at the fireplace in his own room.
Uriel's gaze could not understand what was happening, while that man was lost in the small gray eyes of that beautiful baby, the fruit of another love.
"What did I do...?"
There, in front of the eyes of the god of men and of all creation, Domenico felt compassion and love. But something was watching him from another corner. Belial was making his presence known, claiming what now rightfully belonged to him.
"You are sharers in this man's sin."
Uriel watched him with contempt, we knew he was right, but deep down, his whispers of fear, hatred, and despair were the cause of this whole situation.
We left that place that morning. Belial stayed in the room. Angels wept that day, one more life lost its splendor.
Un gran ejemplo de lo que un hombre traicionado podía hacer. El dolor de su corazón le hizo perder su alma, pero tal vez tambien su amada tambien la había perdido.
Frente a una traicion nadie sabe la reaccion, hay que estar en la situacion. Asi de simple, saludos @zaxan.
Fue muy interesante y entretenido este relato controversial sobre el amor y sus manifestaciones con consecuencias sorprendentes. Muchas gracias por compartirlo en nuestra comunidad.