Horizontes paralelos
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Horizontes paralelos
Trayectos distintos cada milésima de segundo, que pasan cada mil años en ese páramo de tiempo pausado en lo absurdo, en un mar rojizo con la luna plasmada en el centro del cielo en las tempranas mañas de mi yo indeciso y mis ventanas corrompidas, rotas por el pensamiento paradójico del cemento.
Mis venas tornando ese color intenso, la presión de cierta forma se ha trasmutado en pensamientos ligeros, simples que, con profundidad, te explota la cabeza si llegas a querer dar carrera a otras mentes que intentan alejar sus malos credos, donando el abrazo necesario y proyectando un camino neutral, donde procesen lo natural y así logren encontrar esa verdadera paz.
No es dejar ir pasar las cosas nada más, es entender que con calma deja de constatar aquel martirio compuesto únicamente por tí, desplazando el estrés y solucionando simplemente con querer y no es poder, es hacer y tener en mente que con los intentos es un paso a resolver.
Es evolución, una traducción de lo que siempre tenemos adentro, pero que a los malos ojos no comprendemos, que, al hacerlo, deseas con simpleza ir más allá de tu cabeza y mantenerla abierta de forma que deje los paramos limpios y corras con el tiempo, pensando en crecer y entendiendo que no todo a tu alrededor tiene que manchar tu espíritu.
Desgraciadamente mi ventana se ha cerrado, la luz de la luna distorsionada y con ella en la obscuridad las costumbres del guerrero se han olvidado y mi voluntad ígnea indebidamente resignada. Pero los colores son variados, cada pedazo transcendido es apreciado, llevándome al pensar si verdaderamente he olvidado y el recorrido, hasta los momentos, me lo está recordando.