Martes 13 (1/2) || Tuesday 13th (1/2) #Chronos

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(Edited)

Hay fechas que adquieren determinada fama y nadie sabe por qué, ni a qué se le puede atribuir.

Tal es el caso de los martes 13, que para los países hispanohablantes, es el equivalente al viernes 13 para los anglosajones.

Pero tales estigmas, no suelen tener el mismo impacto en todas las personas y en mi caso en particular y para toda nuestra familia, los martes 13 se convirtieron en fechas memorables y siempre por razones positivas. Así que voy a compartir con ustedes dos de estas vivencias y hacerlos partícipes de lo que fueron estas para nosotros.

There are dates that acquire a certain fame and no one knows why, nor to what it can be attributed.

Such is the case of Tuesday the 13th, which for Spanish-speaking countries is the equivalent of Friday the 13th for Anglo-Saxons.

But such stigmas do not usually have the same impact on all people and in my case in particular and for all our family, Tuesday the 13th became memorable dates and always for positive reasons. So I am going to share with you two of these experiences and share with you what they were for us.


English version below!


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Martes 13, día considerado de mala suerte para mucha gente supersticiosa, equivalente al viernes 13 para los angloparlantes.

Martes 13 de mayo de 1969, me vistieron con mi mejor traje. Un niño de ocho años, con semejante traje de corbata y demás, transmitía una dulzura muy particular, aunque no le cuadrara con su espíritu. Pero la ocasión lo ameritaba.

Toda la familia se había juntado y aquello era una corredera de gente, unos iban y venían, subían y bajaban las escaleras que conducían a nuestro apartamento de El Silencio. Llevaban bolsos y maletas, algunos hacían chistes, otros hablaban de que iban a poner a llorar.

Sobre mi todo mi papá había acostumbrado a todos a los viajes internacionales, pues a cada rato andaba por el mundo, de un avión a otro, de un país a otro. Pero esta ocasión era muy distinta, por eso los estados de ánimo eran muy especiales.

Yo debo confesar que no entendía mucho, para mi corta edad, todo aquello me sonaba normal (al menos eso es lo que recuerdo ahora). Sin embargo, el ambiente contagiaba la emoción y yo no escapé a eso.

Finalmente, mi papá dio la orden y todos empezamos a salir del apartamento. Había algunas tías que no nos acompañarían y empezaron a darnos besos y abrazos como locas, mientras lloraban. Mi tío Machuma sería el conductor del carro de mi papá, que ahora pasaba a ser nuevamente de él. Por alguna extraña razón, mi papá y él vivían vendiéndose el mismo carro uno al otro. Ahora que nos íbamos, l tocaba el turno a mi tío de ser su dueño.

Arrancamos en el carro y detrás de nosotros iba una caravana completa de carros de amigos y familiares que querían acompañarnos hasta el último momento. Esa caravana tomó la ruta de la avenida Urdaneta, para luego cruzar a la derecha y enrumbarse por la autopista hacia el norte, hacia La Guaira y concretamente a Maiquetía, sede del aeropuerto que desde hace décadas presta el servicio a la ciudad de Caracas, es por ende el aeropuerto internacional que da entrada o salida al país.

Pero en aquella época no era la actual sede grande y moderna. No, el Aeropuerto Internacional Simón Bolívar, fue hasta ese año, donde está hoy en día el aeropuerto de carga. Un lugar de aspecto pueblerino y donde una de las grandes atracciones de la gente, era ir a su terraza a ver salir y aterrizar aviones.

Allí se armó un festín en el restaurante y corrían las botellas y abundaban los brindis y palabras. Hasta que, a la hora indicada por mi padre, anunció la partida. Al igual que antes, en el apartamento, empezaron los besos y abrazos, entre llantos y chistes, entre la tristeza de la despedida y la alegría de una nueva aventura.

Era martes 13 y algunos más supersticiosos, se preocupaban, mientras otros hacía chistes al respecto. Todos en la familia se habían acostumbrado a los viajes internacionales de mi papá, pero esto era distinto, mi papá, quien de alguna manera era el eje central entre sus hermanas, se iba en esta ocasión por tiempo indefinido con su familia más cercana, su esposa e hijos, al otro lado del océano.

La emoción de aquellos abrazos, la cambiamos pronto por la emoción de bajar a la pista, luego subir al avión y empezar, justamente un martes 13, una de las más hermosas vivencias, siete años de experiencias y de una vida llena de idiomas y culturas, que pasaron a ser parte de nuestro más profundo ser y dejaron una huella profunda en que como seres humanos, somos los mismos en todas partes del mundo.

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English version

Tuesday the 13th, a day considered unlucky for many superstitious people, equivalent to Friday the 13th for English speakers.

Tuesday, May 13, 1969, I was dressed in my best suit. An eight year old boy, with such a suit, tie and all, conveyed a very particular sweetness, even if it didn't fit his spirit. But the occasion called for it.

The whole family had come together and the place was a mad rush of people coming and going, up and down the stairs that led to our apartment in El Silencio. They were carrying bags and suitcases, some were making jokes, others were talking about how they were going to cry.

Above all, my dad had accustomed everyone to international travel, since he was always going around the world, from one plane to another, from one country to another. But this occasion was very different, so the moods were very special.

I must confess that I did not understand much, for my young age, everything sounded normal to me (at least that is what I remember now). However, the atmosphere was contagious and I did not escape that.

Finally, my dad gave the order and we all started to leave the apartment. There were some aunts who would not be accompanying us and they started giving us hugs and kisses like crazy, while crying. My uncle Machuma would be the driver of my dad's car, which now became his again. For some strange reason, he and my dad lived by selling the same car to each other. Now that we were leaving, it was my uncle's turn to own it.

We started in the car and behind us was a whole caravan of cars of friends and relatives who wanted to accompany us until the last moment. That caravan took the route of Urdaneta Avenue, and then crossed to the right and headed north along the highway, towards La Guaira and specifically to Maiquetia, home of the airport that for decades has served the city of Caracas, and is therefore the international airport that gives entry or exit to the country.

But at that time it was not the current large and modern airport. No, the Simón Bolívar International Airport was, until that year, where the cargo airport is today. A place with a small-town appearance and where one of the great attractions of the people was to go to its terrace to watch airplanes depart and land.

There was a feast in the restaurant and bottles were flowing and toasts and words abounded. Until, at the time indicated by my father, he announced the departure. As before, in the apartment, the kisses and hugs began, between tears and jokes, between the sadness of saying goodbye and the joy of a new adventure.

It was Tuesday the 13th and some of the more superstitious ones, worried, while others made jokes about it. Everyone in the family had become accustomed to my dad's international trips, but this was different, my dad, who in a way was the central axis among his sisters, was leaving this time for an indefinite period of time with his closest family, his wife and children, on the other side of the ocean.

The emotion of those hugs was soon changed by the emotion of going down to the runway, then getting on the plane and starting, precisely on a Tuesday the 13th, one of the most beautiful memories, seven years of experiences and a life full of languages and cultures, which became part of our deepest being and left a deep mark that as human beings, we are the same in all parts of the world.


Fuente de las imágenes || Image sources [1] | [2]


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Noviembre, un aniversario / November, an anniversary (37)
Una fiesta rural de 1940 / A 1940's rural party (36)
Un asesino que no mata / A killer who does not kill (35)
Gritos en El Silencio / Shouting in El Silencio (34)
El Silencio se mueve / El Silencio is moving (33)
El Silencio y la barbería / El Silencio and the barbershop (32)
Mi tía Isbelia / My aunt Isbelia (31)
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Teatro, viajes y un nombre / Theater, trips and a name (2)
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Ylich El Ruso

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Que maravilla el martes 13 @ylich, me gusta la referencia del cambio de carro de tu papá con tu tío.
Fantástico.

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Jajaja, sí. Esa sola historia sería digna de un capítulo... ¡De esas cosas de la vida!

¡Gracias por comentar!

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Me gustó tanto leer esta crónica. Ver como se aprecian los momentos en el tiempo.

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¡Me alegra que así fuera Amelia! Todos tenemos nuestros recuerdos y vivencias, la cosa está en echar el cuento y tratar de hacerlo de manera que resulte grata al lector. ¡Así que me siento feliz por tu comentario!

¡Muchas gracias! 🤗

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Aplaudo esta visión y estuve metida en la historia hasta el final, viviendo la inocencia suya como un niño que no entendía entonces de despedidas. Sin embargo el final es el mejor cierre para esa historia porque desbarata el mito y nos habla de una gran verdad. Un saludo afectuoso.

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¡Completamente de acuerdo contigo! Te invito a leer también la segunda parte que profundiza ese mismo planteamiento 😉

¡Muchísimas gracias por leer y comentar!

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