Relato: Varda y Vasilisa en la biblioteca
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Vasilisa bebía un poco de té en la tranquilidad de la biblioteca real. Era una noche de otoño; los extraños árboles plutonianos florecían, liberando olores exquisitos que le recordaban mucho a su hogar en la Tierra, olores que en cierto modo la relajaban.
Pensó que era un buen momento para leer, sobre todo porque su marido, el general plutoniano Varda Sparta, estaba en los confines del reino atendiendo asuntos importantes.
De repente la puerta de la biblioteca se abrió, dando paso a un hombre de piel pálida, cabellera oscura y de elegantes atavíos militares. Vasilisa, sorprendida al verlo, exclamó: "¡Varda! No esperaba que estuvieras de vuelta tan pronto".
"Surgieron problemas. ¿Qué estás leyendo ahora?", respondió Varda con un dejo de curiosidad.
"Uhmmm... Es un libro de tradición oral plutoniana... No sé, me recuerda mucho a los relatos que solía escuchar cuando era niña", dijo Vasilisa con nostalgia. "Historia de serpientes en grutas, de dioses peleando contra monstruos... De lugares que siempre he querido visitar".
"Supongo que tu planeta tiene lugares hermosos"
"Oh, sí, los tiene... Solo que la mano humana muchas veces destruye lo que toca. No importa si son bosques, selvas o desiertos; a veces sobrevive, a veces perece. Supongo que es una cuestión de la vida".
Varda miró a Vasilisa con comprensión. No podía negar la verdad en su palabras; la ambición, el poder y el amor al dinero son fuerzas que, de no controlarlas, podrían tener efectos devastadores en las personas. Lo había visto de primera mano con sus padres; su matrimonio era arreglado, con el objetivo de fortalecer la alianza entre familias. Los amoríos e infidelidades de ambos cónyuges no pasaban desapercibidos por la sociedad, la cual se hacía tonta; el poder y la posición que ostentaban eran más importantes que los sentimientos que pudieran tener al respecto.
Con Vasilisa la cosa era distinta; no era plutoniana, ni mucho menos provenía de una familia adinerada. Ella solo había sido víctima de las circunstancias, alguien que solo estuvo en el lugar y momento erróneos, obligada a permanecer a su lado en un intento de desviar los afectos que sentía por la favorita del rey Pank VIII, Ganya.
Reconoció que había sido duro con ella, quien no tenía culpa alguna de la situación en la que se encontraba. Por desgracia, no podía divorciarse de ella; el rey había emitido un edicto en el que el divorcio entre los nobles y los militares estaba prohibido, relegándolo a un privilegio de las clases baja y media.
No le quedaba de otra que llevarse bien, tratar de resolver sus diferencias y, ¿quién sabe?, quizás dejar que las cosas fluyeran.
Interesante. Me gustó. Prometedor. Lo veo no como un relato sino como "el primer capítulo". Me agradaría que continuara. Éxito.
¡Hola, @carmencitavdc ! Muchas gracias por tu comentario. Me da gusto saber que el relato fue de tu agrado. De hecho, en estos días he de publicar otros relatos relacionados con estos personajes; hay uno ya en planeación, solo que necesitaría pulirlo un poco antes de publicarlo por aquí 😊. ¡Saludos y que tengas un bonito día!
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