"Escucha, Cossette: Si yo fuera la heroína trágica de La Casa de la Alegría, no habría buscado el suicidio. Habría buscado una vida nueva, empezado desde cero, o quizás buscar el modo de limpiar mi nombre", dijo una anciana mientras se sentaba frente a la chimenea junto a Cossette La Rue, nieta suya, en una mañana de primavera de 1925.

Cossette, quien recién había cumplido los 20 años, la miró con una mezcla de estupefacción y admiración. Su abuela Agatha tenía 80 años y un amplio acervo de conocimientos que, en sus palabras, la vida le había dado desde su más tierna juventud. Por esa razón a ella le contaba todo, quizás más que a su madre Elaine.

Y cuando se decía todo, incluía los asuntos amorosos. Todos sus consejos sobre el amor, los hombres y las relaciones le habían salvado de cometer graves errores que pudieron haberle costado su reputación y su propio corazón. Incluso le aconsejaba que, si llegaba a casarse con un hombre que no la respetase, que se divorciara en el acto y aprendiera un oficio que le permita vivir con dignidad.

De vez en cuando opinaba sobre los libros que leían juntas, siendo aquella novela de Edith Wharthon la de más reciente lectura.

"Lily Bart me pareció muy estúpida, si te soy franca. No sabía nada, ni siquiera coser un botón; siempre elige el peor momento para llevar a cabo algún plan", le dijo la joven.

"Yo diría que era ingenua. Tenía muy sólidos preceptos morales, aunque su sentido absurdo de superioridad, la falta de buenos consejos por parte de su tía y esa idea muy estúpida que le metió su madre en la cabeza sobre la belleza la han llevado a una situación precaria. Esa ingenuidad se curaba con educación y experiencia; el consejo de su madre sería desechado de inmediato al darse cuenta de que era lo peor que le puedes decirle a una hija o a una nieta. La belleza será tu mejor arma, pero es tan efímera como la vida misma. En cambio, la inteligencia, la astucia y el ingenio te pueden ayudar a sobrevivir sin problemas, siempre y cuando sepas utilizarlo en el momento adecuado. De otro modo, ¿cómo Bertha Dorset podía sobrevivir en ese entorno?"

"Bertha era bella y maliciosa, pero muy inteligente".

"Exacto. Porque Bertha fue educada basándose en el uso de la inteligencia, mientras que Lily fue educada basándose en el valor de la belleza. Bertha de seguro fue aconsejada muy bien por sus padres, mientras que Lily no recibió nada de eso. Ciertamente fue educada para casarse con el primer gañán con dinero que se le pusiera enfrente, pero un poco de buen consejo no le habría sentado mal".

Cossette sonrió mientras que su abuela añadía: "Cuando te cases, mi niña, recuerda una cosa: nunca seas como Lily Bart. De ser posible, aprende un oficio antes de contraer semejante compromiso; así, si tu marido te pone el cuerno, al menos tendrás algo con qué sostenerte en medio de las penurias".

Cossette asintió. La anciana, sonriente, añadió: "Ahora, querida, ven conmigo a tomar el té antes de que se enfríe".