Relato: En el banco... de nuevo
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Un día en el banco
Fotografía editada con Canva. Fuente de la imagen: Pexels
Heme aquí, otra vez en el banco, siete días después de haberme presentado a realizar un depósito y tratando de recuperar un ticket. Cuando me presenté ante un ejecutivo de entrada, éste me dijo que debía esperar un máximo de dos horas, pues el encargado del área de recuperación aún no había llegado.
Suspiré hondamente. No me molestaba esperar mientras esas dos horas no se volvieran cuatro, aunque por el horario y la cantidad de gente que había sentada en el establecimiento me di cuenta que posiblemente me pase toda la tarde ahí.
Por ambos lados noto a la gente entretenida con sus celulares, algunos con mensajes de WhatsApp, otros viendo videos y otros más habloteando de Dios sabrá qué. Y yo, sentada en esa algarabía, escribiendo estas líneas para matar el aburrimiento, dado que mi teléfono estaba más muerto que el señor Ackroyd de aquella novela de Agatha Christie. Apenas un 10% tenía de batería mientras revisaba los mensajes de la familia, y eso que estaba en modo de ahorro.
Pensé entonces que quizás utilizar mucho ChatGPT por entretenimiento chupaba más batería que Drácula en sus días de caza.
Levanto la mirada. Faltaban 7 personas para que pueda pasar con el ejecutivo de recuperación. Siete personas con la letra Y; yo era Y009. Bueno... Espero que el señor no tarde mucho o que alguna personita se haya ido tras tantas horas de estar calentando banca, pensé con un suspiro.
Mientras tanto, en la pantalla pasaban escenas de marketing, diciendo qué tan grandioso es el banco, qué tan original, qué tan protegido está tu dinero... Y hablando de marketing, mil ideas se me vinieron a la cabeza sobre el freelancing. Si bien he tenido un par de trabajos regulares como profesora, regresar a un campo cada vez más competitivo ante la alta probabilidad de no encontrar empleo debido a mi edad me hizo reconsiderar que quizás tenga que abandonar proyectos personales en los que sabía que podrían generar cierta seguridad económica, aunque a largo plazo.
Ser freelancer no es fácil, si me lo preguntan; tienes que andar eternamente de caza, buscando proyectos que se acomoden a tus horarios, protegerte de estafadores o de "cazadores" de talentos que te engañan ofreciéndote tal dinero y resulta que tienes que ir a una página web a pasar su examen. A ello se debe agregar que en ciertas plataformas te cobran comisiones altas, dejándote con apenas un 40% de tus ganancias.
Levanto la mirada. Descubro que van por la Y007; dos personas más y me atienden, ¡gracias a Dios!
Saco mi teléfono. Era la una de la tarde. Estuve sentada hora y media aproximadamente. Bueno, al menos la espera no se me hizo aburrida.
Cuando por fin llegó mi turno, fui con el ejecutivo y le presenté la carta de reclamación. La sorpresa fue grande cuando el ejecutivo me explica que aquella carta era solo un formato provisional, y que él levantaría una carta nueva, ya con número de folio. Yo estaba con cara de ¡me lleva los mil carajos! ¡¿Tanto tiempo para que me digas esto?! mientras que, con un suspiro, espero a que el caballero termine de redactar la carta en la que compromete al banco a reimprimir el ticket de depósito.
"Bueno... Supongo que la próxima semana me daré la última vuelta", dije al salir del banco.