Relato: Ceren y Hanis
Nota de la autora: El presente relato introduce a personajes que solamente son mencionados en Una terrícola en Titán, historia que publico de manera periódica en este mismo espacio.
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Las sombras de la noche cubrían los pasillos del palacio imperial saturnino, con la luz de sus tres lunas como la única luz que iluminaba los amplios pasillos del edificio.
Detrás de una de las tantas puertas del palacio, una luz tenue se filtraba en la parte inferior de la puerta de color mármol. En su interior, una pareja discutía en silencio un asunto de gran importancia para ambos. Uno de ellos, un hombre de cabellera oscura y fríos ojos azules, vestido con atavíos militares oscuros, se encontraba de pie frente a la ventana, contemplando el paisaje de los jardines imperiales. Tras él, una mujer sentada en una de las sillas del escritorio le miraba con expectativa.
Hanis sabía que Ceren no podía quedarse en la corte, menos con la noticia que acababa de darle. Un año ha pasado desde que contrajo matrimonio con aquella mujer de naturaleza tímida pero intrépida; nadie se atrevía a acercarse a preguntar cómo iban las cosas entre él y Ceren. Nadie quería estar en el radar del jefe del servicio secreto imperial por meter sus narices en asuntos que no eran de su incumbencia, en especial si se trata de los hijos.
"Te liberaré, Ceren. Te liberaré y te regresaré a la Tierra", determinó con franqueza Bey mientras se volvía hacia su esposa.
La mirada de Ceren fue de sorpresa absoluta. No esperaba aquella respuesta de su esposo, quien siempre la había protegido en la corte. No esperaba que reaccionara así, tan tranquilo, calmado... Y preocupado.
"Hanis, nuestro bebé no podrá sobrevivir a la Tierra", dijo Ceren, preocupada.
"Yo creo lo contrario. Nuestro bebé será fuerte. Estará bien".
"¿Cómo puedes estar tan seguro de esto?"
Hanis se acercó a Ceren. Poniéndose de rodillas, el general le dijo: "Lo sé porque lo percibo. El bebé estará bien; quizás padezca de asma dado que el lugar de donde provienes es muy húmedo, pero confío en la diosa y en tu Dios que todo saldrá bien".
Ceren le miró con duda, como si quisiera preguntarle algo, pero Hanis se le adelantó diciéndole: "Jerjes podrá morir en cualquier momento, Ceren. Sospecho un envenenamiento, pero no puedo estar seguro de quien podría estar detrás. No puedo ponerlos en peligro..."
Acariciando el rostro de Hanis, Ceren le dijo: "Hanis, hemos enfrentado cosas peores..."
"Pero sin un bebé de por medio, querida mía", dijo Hanis con pesar.
Ceren desvió la mirada. "¿Y qué harás cuando vean que ya no estoy a tu lado?"
"La ley permite que yo, como tu supuesto dueño, pueda liberarte. Jerjes no se opondrá y nadie hará preguntas. Además, he pensado que la familia Bey terminará conmigo de forma oficial. No volveré a contraer matrimonio; no veo beneficio alguno en perpetuar un sistema que lastima a mujeres e infantes indefensos".
Ceren asintió en señal de comprensión. Hanis añadió: "Mañana partiremos por la tarde. Avisaré al emperador de mi ausencia por unos meses".