Ser un niño sin saber cómo expresarse es igual que ser un adulto sin empleo, es encontrarse en la nada, sin saber a dónde ir o como ir, el día siguiente es igual al anterior, sin cambios drásticos que pueden afectar; para bien o para mal, la vida cotidiana del individuo. Ser un niño que quiere saber cómo expresarse es un viaje sin fin que puede encontrarse mucho tiempo después, allá a los treinta años, o incluso a las cincuenta.

En mi búsqueda de poder decir lo que siento o dejar ir todo lo que sentía, recurrí a varios medios. Empecé con la música, lugar hermoso si se te enseña de buena manera, donde descubres sonidos que no te habías dado cuenta con el tiempo, pero que, por azares del destino, tuve que abandonar con el tiempo. El ejercicio fue mi segundo método de relajación, mostrar mi ira cargando cosas, usando la rabia para poder lograr más, usando el enojo como mi mayor herramienta, pero aun así, seguía sin satisfacer mi necesidad de ser escuchado, no podía expresar mi tristeza o mi felicidad mientras cargaba una barra de veinte kilos con cuatro discos de veinte kilos cada uno, dos de cada lado, llevando mi ira a ser útil.

Fue entonces, donde cansado de mi día a día, empecé a leer. Mis recuerdos son borrosos cuando trato de recordar mi primer libro, porque después de ello empezó mi viaje de expresión, escribiendo historias que solo yo leía y que con el tiempo más personas llegaron a leer. Los libros me mostraron que había maneras diferentes de expresarse, cada escritor lo hacía diferente y eso no significaba que estuviese mal o fuese erróneo, significaba que esa era su manera de expresar sus sentimientos.

Los libros iluminaron más mi mente que lo que pudo hacer una guitarra en mis manos, las historias me hicieron drenar mis sentimientos mejor de lo que pudieron hacerlo las pesas en un gimnasio, los libros, después de tanto tiempo, me dieron una forma de desahogarme leyendo la historia de alguien más, que podría o no existir.

El camino aún no está recorrido por completo, aún falta por caminar y saber si este es el final o no, podría decir que mi relación con los libros es complicada en estos momentos, donde no tengo tiempo para leer como me gustaría, donde no encuentro algo que me atrape como solía hacerlo, aun así, logro hacerme escribir, cosa que puedo hacer en cualquier momento. Puede que termine siendo un doctor, un ingeniero o incluso un presidente que si sepa leer, puede que mi destino esté lejos de los libros, pero no cabe duda alguna, que mi historia empezó con uno.

Being a child without knowing how to express yourself is the same as being an adult without a job, it is finding yourself in nothing, not knowing where to go or how to go, the next day is the same as the previous one, without drastic changes that can affect; for better or for worse, the daily life of the individual. Being a child who wants to know how to express himself is a never-ending journey that can be found long after, back in his thirties, or even in his fifties.

In my quest to be able to say what I feel or let go of everything I felt, I turned to various mediums. I started with music, a beautiful place if you are taught in a good way, where you discover sounds that you had not realized over time, but that, by chance, I had to abandon over time. Exercise was my second method of relaxation, showing my anger by carrying things, using anger to achieve more, using anger as my greatest tool, but even so, it still didn't satisfy my need to be heard, I couldn't express my sadness or my happiness as I loaded a forty pound barbell with four forty pound discs, two on each side, taking my anger to be useful.

It was then, where tired of my day to day, I began to read. My memories are blurry when I try to remember my first book, because after that I began my journey of expression, writing stories that only I read and that over time more people came to read. The books showed me that there were different ways to express themselves, each writer did it differently and that didn't mean it was wrong, it meant that this was their way of expressing their feelings.

The books enlightened my mind more than a guitar could do in my hands, the stories made me drain my feelings better than weights in a gym could, the books, after so long, gave me a way to let off steam reading someone else's story, who may or may not exist.

The path has not yet been completely covered, there is still a long way to go and to know if this is the end or not, I could say that my relationship with books is complicated at the moment, where I do not have time to read as I would like, where I do not find something that grabs me like it used to, still manages to get me to write, which I can do anytime. I may end up being a doctor, an engineer or even a president who knows how to read, my destiny may be far from books, but there is no doubt that my story began with one.

Parte del concurso de literatos que pueden conseguir aquí espero que haya podido cumplir con todos los requisitos y lo haya hecho bien, sin más que decir, nos leemos luego.