La Primera Medalla de Oro de mi Karateca

Cada victoria es combustible que motoriza nuestros sueños y nos lleva al éxito. Syllem

Llegó el día de un nuevo campeonato de Karate-Do en el que participaría mi hijo. Todo estaba dispuesto para su asistencia, mi esposo y él partieron temprano, ya que era en Anaco, una ciudad a una hora de nuestro lugar de residencia. Yo no pude ir esta vez, porque la cervical me ha estado molestando y debía descansar. Ellos llegaron temprano al lugar donde se daría el torneo: la cancha de un colegio. Estaban felices y nerviosos, mi esposo me iba contando lo que iba aconteciendo.

Mi hijo y mi esposo antes de comenzar el torneo.

Un poco antes de iniciar el torneo hubo una pequeña sesión de fotos en la cancha. En la siguiente imagen está mi hijo con su Sensei, quien con sólo 16 años, ha logrado un avance notable en sus atletas, a fuerza de dedicación y voluntad.

Mi hijo y su Sensei antes de iniciar el torneo.

Poco después empezó la ceremonia de apertura del campeonato, en la que entregaron algunos reconocimientos a colaboradores.

Ceremonia de inicio

Mi esposo me llamó justo cuando nuestro hijo iba a entrar en combate, para que estuviera atenta. Mi hija y yo, comenzamos a orar para que tuviera éxito, sabemos que se ha esforzado y que es algo muy importante para él. Creo que cada pequeña victoria, le da la motivación que necesita para esforzarse más y subir de nivel.

En combate

Mi esposo me escribió "Oro" y yo comencé a llorar de la emoción... ¿Oro? no me lo esperaba. Estaba tan feliz, porque sé que mi hijo estaba feliz. Como madre, lo amo gane o no gane medallas, pero sé que él necesita señales de que va por buen camino y de que todo esfuerzo, tarde o temprano, tiene su recompensa.

Mi esposo me cuenta, que luego de ganar, él posó en la siguiente fotografía para mí.

¡Ya ganador! Una foto para mamá

Luego fue la premiación, no puedo imaginar cómo estaba su corazoncito por estar allí, en el lugar más alto del podio, por primera vez, con el honor de haber alcanzado ese primer lugar.

Con su medalla

Al terminar el torneo, su próximo destino fue la casa de su abuelita Francia, quien lo esperaba con su almuerzo listo y me cuentan que lloró tanto como yo, por la emoción de saberlo ganador. Finalmente llegó a mis brazos, se bañó en casa de su abue, para que poder abrazarme al llegar a nuestro hogar. Él tiene tantos detalles conmigo que me conmueven y me hacen sentir pequeña ante tanto amor.

Agradezco a Dios por cada día de vida junto a mis seres amados, por la gracia de poderlos apoyar para que sigan sus sueños y por verlos sanos y felices.

La vida desde el agradecimiento, es una vida llena de bendiciones.

Gracias a todos ustedes por tanto...

_{Las fotografías mostradas me las envió mi esposo por WhatsApp.
Ediciones en PowerPoint.
Emojis hechos con Bitmoji.
Separador elaborado en PowerPoint.}