#7 REPORTAJE - JUDAS PRIEST SIN HALFORD, MENOS DIOSES (REVISTA HEAVY ROCK AÑO 2003) ESPECIAL.
Si una banda tuviera que haber compuesto alguna vez una canción llamada “Metal Gods” esos son Judas Priest. Desde sus en rockerizados inicios allá por los 70 siempre fueron un paso más allá con la dureza de su música. Pronto adoptaron el cuero y los remaches metálicos a su indumentaria, desde entonces imagen siempre relacionada con los heavies. Sus primeros trabajos mostraban una incipiente banda con maneras de maestro. La voz de Halford se agudizaba alcanzando registros humanamente incomprensibles. Siempre a su lado, Tipton y Downing, tal vez la pareja de hachas metalicos mas mitica.
Pese a dejar himnos como “The Ripper” o “Victim Of Changes” en aquellos LP’s, es con “Sin After Sin”, “Stained Class” y “Killing Machine”, cuando cobran su verdadera dimensión como estandartes del sonido al que dieron forma. El público ya se había hecho eco de sus proezas, y eran alabados alla a donde iban, como se puede apreciar en el enfervorizado calor con que los fans les recibieron en Japon, donde grabaron el directo “Unleashed In The East”. Con la entrada en los 80, “British Steel” efectivamente muestra lo mejor del acero británico. Trallazos incandescentes y piezas carne de hit single tal que “United” y sus grandes himnos “Living After Midnight” y “Breaking The Law”, les llevarían al escenario de Donington en la primera edición del Monsters Of Rock.
El atrayente mercado USA estaba a tiro, y el asalto llego con “Point Of Entry”, que sin embargo dejo frios a unos fans que esperaban mas dureza, como la de “Screaming For Vengeance”, trabajo redondo en el que el heavy metal cobra una nueva dimensión y trasciende los limites físicos de aquel plástico, prendiendo fuego a los bafles a través de las ya de por si ardientes guitarras de un duo antológico. Mas duros todavía si cabe se mostraron en “Defenders Of The Faith”, que les llevo al Live Aid Festival del 85, pero en “Turbo” decidieron experimentar mostrando nuevas sendas en el genero.
Pese a todo, guitarras sintetizadas no era precisamente lo que los fans querían escuchar, y “Ram It Down” les devolvió la crudeza avasalladora de los Judas de siempre. Los altibajos estilísticos repercutieron en sus ventas, que en estos dos últimos trabajos no alcanzaron las cifras acostumbradas. Con la entrada en los 90, el metal iba a dar un nuevo vuelco, alcanzando los niveles de corrosión y velocidad legados por el thrash. Judas dieron su contestación en forma de “Painkiller” un paso mas hacia una dureza que parecía ilimitada favorecida por el fichaje del batería Scott Travis.
La acogida del disco fue excelente y la gira todo un éxito, pasando por el escenario de la segunda edición del Rock In Rio. Pero las cosas no andaban bien de puertas para adentro, y Halford decidió marcharse a experimentar nuevos terrenos musicales. Judas buscaron un sustituto. El elegido, Tim Owens, un joven que cantaba en un grupo tributo a los propios Priest y que como homenaje a la banda de sus amores había añadido a su nombre el titulo de una de sus canciones “Ripper”. Sus virtudes vocales resultaron extraordinarias, y en “Jugulator”, vuelta discográfica tras siete años de paron, dejo constancia de ello.
Su sonido era ahora menos vertiginoso pero mas contundente aun que en “Painkiller”. Con el tiempo se cuestionaria demasiado este regreso, y mas cuando el hijo prodigo, Halford, volvió al clásico sonido de su antigua banda con un proyecto que llevaba su nombre. Las voces de los fans claman por su regreso, y de hecho, el rechazo hacia los “nuevos” va en aumento, “Demolition” no ha sido un abrumador éxito que digamos. Para mas inri, “Crucible”, lo ultimo de Rob, queda por debajo de lo esperado… Quizás este cerca el sueño de muchos aficionados a esta música y se confirme la reunión. Tal vez los dioses del metal vuelvan a tomar integridad física en los cuerpos de Halford, Tipton, Downing, Hill y Travis.