Micro-cuento de misterio "Fátima"/Short mystery story "Fátima" (ESP/ENG)

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(Edited)

“Yo sé cuán dura es la verdad, de las historias que no se cuentan: Fátima…”

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Fátima…

Después de mi llegada a la congregación como visitante, no habia transcurrido 15 minutos cuando, lenta y con dificultad, se presentó la mujer.

Su mirada perdida inquietaba, y más aún su caminar. Cada paso era una eternidad, acompañado de múltiples temblores. Allí fue cuando entendí que ella sufre de una enfermedad motora que afecta también su forma de hablar. La dificultad que tenía para comunicarse la solventaba con los ojos, los cuales manipulaba de tal forma que trataba de hablar con ellos.

Un delgado bastón hecho de roble, artesanalmente rústico, es lo único que la acompaña. Se aferra a él como si fuera un miembro más de su cuerpo.

La veo cansada, sudada y sin aliento, con un cabello corto totalmente sin forma.

Corro hasta alcanzarla, lo mismo que han hecho otros de los presentes, José y Ángela quienes me invitaron a este lugar.

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La acomodamos en una silla, frente al ventilador. Es ahí donde la puedo apreciar realmente. La sensación que tuve sobre un posible accidente se borró de mi memoria. El calor agobiante por las callejuelas sin arbustos es escenario de muchas situaciones parecidas a la vivida por ella.

Adquirí hace tiempo las enseñanzas de Reiki, que no es más que realizar imposición de manos para transferir energía sanadora. Por lo que puse mi experiencia en la mujer. Pasan los segundos. Su cuerpo se ve relajado hasta quedar en una especie de trance, dormida totalmente. Termino y dispongo retirarme de la congregación, dejando a José y su hermana a su cuidado.

Ya en la puerta me volteo y pregunto cómo se llama. Ambos hermanos en coro zumbaron -Fátima- desde el otro lado del recinto. Ese nombre, desde este momento, no lo olvidaré jamás.

Salgo de viaje por razones de trabajo a otra ciudad. Fue una semana larga y agotadora.

De regreso, cerca de casa, comienzan los gritos y el correr de los vecinos. Les comento que mi corazón se alteró. No sabía qué ocurría. Pregunto, un tanto angustiado:

-¿qué pasa?- miro hacia donde las personas se aglomeran.

-Es Fátima, estaba desaparecida y la encontraron muerta - quedo consumido por la devastadora noticia.

Escucho que su hijo llegó desde lejos y reconoció el cadáver. -Lamentable -pienso.

Su cuerpo descompuesto tiene que recibir cristiana sepultura.

Se movilizaron, por medio de algunos contactos para conseguir el ataúd y, sin perder tiempo al tenerlo, la llevaron al cementerio.

¿Cómo es posible que todo pasara en una semana, en mi ausencia? Sigo sin creerlo.

Es tarde, descansaré y mañana pasaré por la congregación para enterarme sobre lo ocurrido.

He tenido pesadillas, pero gracias a Dios amaneció rápido.

Casi es mediodía, voy llegando a la congregación. Todo está en silencio. La puerta principal permanece cerrada. La toco tímidamente. En momentos sale José.

-¿Cómo estás? -saludo mirándolo de pie a cabeza; se muestra apacible. Me responde invitándome a pasar.

-Estamos almorzando bajo el tinglado trasero, ¿si gusta? -qué sensación tan extraña siento; sigo sus pasos.

Al cruzar la puerta, casi me desmayo por el susto. Con dificultad, Fátima come un puñado de arroz con pollo.

-¡Santa presencia! -expreso con asombro.

¡Fátima, ayer te enterramos! -todos me miraron como si estuviese loco; hasta veo una sonrisa burlona en los labios de Ángela. No entiendo lo ocurrido. Lo que sí sé es que me da mucho gusto haber enterrado a alguien que lo necesitaba y hoy estoy agradecido de ver a una humilde mujer que quizás le cambiaron de nombre, porque Fátima yace escrito en una lápida en lo último del cementerio.

En ese instante, Fátima levanta la vista, su mirada oscura y vacía se clava en mí, y con una voz balbuciente que no había usado antes, dice:

-¿Me ayudaste a descansar, verdad? Porque ella... ella sigue aquí, dentro de mí...

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Jorge Rodríguez Medina(@siondaba)


Gracias por leer. Hasta la próxima.


English Version

“I know how harsh the truth is, of the stories that are not told: Fátima…”

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Fátima…

After my arrival at the congregation as a visitor, no more than 15 minutes had passed when, slowly and with difficulty, the woman appeared.

Her lost gaze was unsettling, and even more so her walk. Each step was an eternity, accompanied by multiple tremors. That was when I understood that she suffers from a motor disease that also affects her ability to speak. The difficulty she had in communicating was compensated by her eyes, which she manipulated in such a way that she tried to speak with them.

A thin cane made of oak, rustic and handmade, is the only thing that accompanies her. She clings to it as if it were another limb of her body.

I see her tired, sweaty, and breathless, with short, shapeless hair.

I run to reach her, just as others present have done, José and Ángela, who invited me to this place.

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We settle her in a chair, in front of the fan. It is there that I can truly appreciate her. The sensation I had about a possible accident was erased from my memory. The overwhelming heat through the shrubless alleyways is the setting for many situations similar to the one she experienced.

I acquired Reiki teachings some time ago, which is nothing more than laying on of hands to transfer healing energy. So, I used my experience on the woman. Seconds pass. Her body seems relaxed until she falls into a sort of trance, completely asleep. I finish and prepare to leave the congregation, leaving her in the care of José and his siste.

At the door, I turn and ask her name. Both siblings buzzed in chorus - Fátima - from the other side of the room. That name, from this moment, I will never forget.

I go on a work trip to another city. It was a long and exhausting week.

Upon my return, near home, the shouts and running of the neighbors begin. I tell them that my heart skipped a beat. I didn't know what was happening. I ask, somewhat anxious:

-¿What's happening?- I look toward where people are gathering.

-It's Fátima, she was missing and was found dead - I am consumed by the devastating news.

I hear that her son arrived from afar and identified the body. -Regrettable - I think.

Her decomposed body needs a Christian burial.

They mobilized through some contacts to get the coffin and, wasting no time upon receiving it, took her to the cemetery.

¿How is it possible that everything happened in a week, in my absence? I still can't believe it.

It's late, I'll rest, and tomorrow I'll go to the congregation to find out what happened.

I've had nightmares, but thank God it dawned quickly.

Almost midday, I'm arriving at the congregation. Everything is silent. The main door remains closed. I knock timidly. In moments, José comes out.

-¿How are you? -I greet him, looking him up and down; he seems calm. He responds by inviting me to enter.

-We are having lunch under the rear canopy, would you like to join? -What a strange feeling I have; I follow his steps.

As I cross the door, I almost faint from the shock. With difficulty, Fátima is eating a handful of rice with chicken.

-¡Holy presence! -I exclaim in astonishment.

¡Fátima, we buried you yesterday! -Everyone looked at me as if I were crazy; I even see a mocking smile on Ángela's lips. I don't understand what happened. What I do know is that I am very pleased to have buried someone who needed it and today I am grateful to see a humble woman who perhaps was renamed, because Fátima is inscribed on a tombstone at the far end of the cemetery.

At that moment, Fátima looks up, her dark and empty gaze piercing into me, and with a faltering voice she had not used before, says:

-¿You helped me rest, right? Because she... she is still here, inside me...

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Jorge Rodríguez Medina(@siondaba)



Thank you for reading. Until next time.



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¡Wao! Me encantó, ¿cuántas veces tenemos que matar partes de nosotros? Los demás las ven escurrirse ante sus ojos y hasta nos entierran, para luego vernos otra vez a los días o meses, en un nuevo renacer. Sé que el cuento es de misterio, pero así lo interpreté 😅. Excelente, @siondaba 🙌, saludos.

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Saludos @vezo. Gracias por leer y opinar, sobre tu interpretación para mí es valedera. No me importa que todos los se encuentren con esta lectura sientan algo y lo expresen, eso para mí es suficiente. Abrazos.

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