Sesgo de confirmación. Una historia ficticia

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Estas espigas, una vez que se las dobla, pudieran interpretarse como el cabello de una señorita. Pero para sentir está escena, primero hay que imaginarla. Cara delgada, mirada cansada, tez blanca como la de una chica de unos 25 años que está en el último semestre de su licenciatura, en fin, toda estresada.Todo esto se encuentra solo en la imaginación y carece totalmente de fundamento porque realmente estoy exagerando.

Por otro lado, si observamos las mismas espigas tal y como se dan en la naturaleza pensaríamos cosas completamente diferentes. En la vida a veces hay circunstancias que nos hacen creer y por consiguiente actuar de diversas formas...


Una vez, un joven como de 50 años, decidió estudiar una licenciatura sin más afán que obtener un nuevo conocimiento y tal vez con el tiempo lograr un ascenso. Después de todo lo más lógico es darle primero la oportunidad al que ya trabaja en la empresa, No creen?

Desafortunadamente no siempre las cosas pasan como se supone y es que, en lugar de ser valorado, su jefe empezó a buscar pretextos para despedirlo. En este punto quisiera pensar qué, dado que él solo tenía la preparatoria, su propio puesto podría estar en peligro. Así es que más valía deshacerse lo más rápidamente de la competencia, pero para su suerte descubrió que el joven de 50 años, a quien llamaremos Juan, estaba en realidad buscando trabajo en otra empresa o al menos eso es lo que quería hacerles creer. La situación de la empresa estaba cada vez peor porque el gobierno dejó de dar los incentivos que le estaba dando y quería deshacerse de la mayor cantidad de sus trabajadores para contratar otros con menor sueldo. Cuando Luis, el jefe de Juan, se enteró de esto, quiso ganarse algunos puntos logrando que Juan renunciara.

Lo que él no sabía Es que su percepción de la realidad estaba siendo alterada. Juan sabía que querían despedirlo, pero para evitar que lo hicieran empezó a buscar trabajo en otro lado. Cómo es esto? se preguntarán. Pues muy sencillo. En su trabajo no decía nada, pero enviaba solicitudes de empleo a empresas que ya sabía que tenían contacto con su jefe o con alguien ha llegado a la empresa. Estos, al pensar que solo se iría, quisieron ahorrarse la indemnización, esperando a que se fuera solo, pues habían estado pidiendo referencias de él en recursos humanos. Así pasó un año y Juan no se iba. Entonces Luis le preguntó directamente si estaba buscando trabajo lo cuál Juan negó rotundamente. Sin embargo seguía enviando solicitudes de trabajo y autorizando para que pidieran referencias de él. El jefe de recursos humanos ya lo hubiera despedido hacia un año, pero por esperar a que se fuera solo, le había contestado más dinero a la empresa del que le hubieran dado desde un principio, pues habían dejado de recibir proyectos y la mayor parte del tiempo, era tiempo muerto. Llegó un momento en que al menos una vez por semana pedían informes de Juan y Luis con el afán de que se fuera, daba las mejores referencias. Juan no se iba, ya habían pasado dos años más, hasta que por fin decidieron despedirlo con la compensación correspondiente. Mientras tanto Juan ya había terminado la licenciatura y tenía muy buenas recomendaciones de su jefe.

Es fácil sacar deducciones con poca información y construir con ellas historias que nos favorescan. Creo que lo llaman sesgo de confirmación.

En cuanto a la historia, deberán saber que es ficticia, después de todo, lo que yo escribo son cuentos.


Historia corta y fotografía

@saulos



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4 comments
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Je, je, je, ese «joven de 50 años» se las trae en tu historia…

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Joven de 50 años, me gusta pensar que a esa edad empieza un crecimiento exponencial.

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Emocionante historia, pero sobre una base lógica. Saludos

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Esas cosas en realidad pasan aunque este sea un cuento. Saludos

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