El valor de H y D

Buenas tardes amigos. Hace algunos días me pareció ver una flor de maracuyá, paro como por estos parajes esa fruta no se da, supuse que se trataba de alguna enredadera silvestre, y es que algunas veces tiendo a ver oportunidades de tomar una foto interesante mientras me preparo para escribir la siguiente historia. Bueno, la del día de hoy tal vez les parezca algo peculiar. Espero les agrade

En un planeta muy muy lejano cuya superficie está completamente cubierta de agua, había una especie dominante que basaba su influencia en dos valores, el valor H era la capacidad de de influencia que tenían en el gobierno y que constantemente fluctuaba de acuerdo a muchas situaciones en este pequeño tratado no alcanzaré a discutir. El valor de D en cambio gozaba de una mayor estabilidad, Aunque últimamente, debo decir, también fluctuaba un poco. Así es que los habitantes se la pasaban negociando entre estos dos valores de acuerdo a sus necesidades.

A diferencia de otros planetas en este el valor de H estaba más o menos representado en horas de trabajo. Por cada hora de trabajo recibían ocho H, de los cuales una parte cambiaban por D, otra parte la usaban para tener poder de voto en el gobierno y otra parte la usaban para sus necesidades.

En esta sociedad había cuatro clases de individuos, los aprendices, la clase X que tenía un poder de voto de 5000, la clase XX que tenía un poder devoto de 50,000 y la clase XXX Tenían un poder superior a los 500,000. Cuenta la leyenda había otra clase llamada 4x la cual tenía un poder arriba de los 5 millones, para la mayoría de los mortales eso eran solo teorías, cosas que les contaban a los niños.

Un día un sujeto llamado José Lizardhard se planteó la meta de convertirse en XX publicando contenido de su propia inspiración de vez en cuando. En aquellos tiempos el valor de H estaba alrededor de .32 por D, de improviso bajó a .29 lo que le hizo pensar que era una buena idea para invertir esos 100 D que estaba guardando esperando esta oportunidad. Estaba feliz de su decisión pues unos días después el valor de H subió de nuevo a .32

Los días pasaron, el clima cambió drásticamente pero más aún los acontecimientos mundiales que lo llevaron a creer el precio de H bajaría, pero como estaba ocupado en otras cosas, no se dio el tiempo de cambiarlos a D, lo cual lamentó más tarde cuando se dio cuenta de que ahora el valor era de tan solo .17 Fue entonces cuando decidió Buscar la ayuda de un amigo que era economista, el profesor César Lacebra, quién le recomendó invertir semanalmente en H porque lo más probable es que pronto recuperaría su valor original...