Creative nonfiction: Path to Carayaca (Eng/Esp)

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Taking paths that seem to lead nowhere can be a fun experience, but inexperienced events can also occur.

My father liked to go for a ride on paths or off the beaten path. He used to say that it was more exciting to go aimlessly and stop wherever we wanted. That way you get to know each other better. His daughters loved that way of walking, it was quite an adventure.

One Saturday morning we went for a ride with my father in his blue jeep with a canvas roof, which he had inherited from his father. It was a car of which I do not remember the year, but by its characteristics and appearance, it was quite old. An old model. In the back the seats were made of metal, one on each side, my two younger sisters and I, who was fifteen years old at the time, with our dog Mishka, a shepherd mongrel with white hair curled like a sheep. My mother was of course next to my father. He was an excellent driver with many years of experience as a bus driver.

We took the road from Caracas to El Junquito, a mountain town about an hour from the city, very popular for its famous sales of cachapas with butter or cream, queso de mano and fried pork. When we got there, my dad asked us.

"Who is hungry?"

We all raised our arms and shouted in unison... "I am!"

We got out of the jeep and sat down at a table at the roadside diner.

Likewise, we had breakfast there and even Mishka gladly ate a piece of pork.

The weather was very pleasant, it was cold, and the mist was coming down from the top of the mountains.

"And now, where are we going, dad," I asked him.

"I think there is a road that goes to the coast, passing through the town of Carayaca. I made this route many years ago with some friends when I was young, and I would like you to know about it.

"That was many years ago, Rafael, are you sure you remember?" My mother smiled and looked at us.

"Don't make fun, Carmen, you'll see we'll get there"

So without wasting any more time, we took a paved road that would take us to the coast. We drove for a few minutes and my dad decided to take an alternate route, a dirt road that went into the mountains.

"This is the path to Carayaca".

The scenery was beautiful, lush green vegetation, where every now, and then you could see a trickle of water falling down the mountain walls. We were all admiring what we saw and listening to the sound of the birds.


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The road got lonelier and lonelier, with more and more curves, and there were no signs to indicate where we were going. Butexcept forf my mom, we were all carefree. We rode and rode for more than an hour, until my mom couldn't take it anymore.

"Rafael!, I think we are lost, we can't get to any Carayaca this way. Why don't we turn back. Besides, the sky is getting dark, it looks like it is going to rain".

"But Carmen!, stop being nervous. We are not going back. If it's not the road to Carayaca, we'll get somewhere. What do you think, daughters?"

"Let's go on, Dad, maybe we'll get to the beach". My sister was eager to see the sea.

We kept on rolling and started to go down and just as mom had said, it started to rain, thick drops started to hit the roof and to make matters worse, the tarp had some holes in the back, where we were riding. The water began to fall like a shower.

"Dad, water is coming in!," my younger sister shouted. "And Mishka is getting wet!"

The water was falling in the middle of the back of the jeep. We had to put our legs up on the seat to keep from getting wet.

"Pass me Mishka to put her up here in the front". My mom grabbed Mishka by the back and put her under the seat.

My dad kept driving down that road that had turned into a muddy mess, and at one point he couldn't see anything and had to stop. When he could see something he kept driving, it was dangerous to stay there, the brown water was coming down the hillside.

We arrived at an agricultural area. There were some houses next to the crops and that's where my dad headed.

The rain had already subsided.

A farmer with a hat and a thick coat was sitting in front of his house.

"Good afternoon, excuse me, sir, we are lost. Where is the path to Carayaca?"

"Oh sir!, to get to Carayaca with the rains these days is not possible! The road fell down in one section and they haven't fixed it".

"But isn't there another way?" My father insisted.

"No, sir, I recommend that you go back, or better yet, continue down this road until you reach Catia la Mar. It is possible that it will continue raining, and then you will not be able to get out of here".

My dad went back to the car and told us what the farmer had told him. And that is what we did.

At the end we arrived at a paved road that led us to the town of Catia la mar, in front of the sea.

"Well, daughters, we didn't make it to Carayaca, but we can take a bath at the beach and eat fish in front of the sea". -I loved my father's attitude of not being overcome by obstacles and enjoying the moment. The road had taken us this far, but the journey was an unforgettable adventure.

Years later, my father gave the old jeep to a friend who had helped him out of a jam. When the man went to pick it up and my mother gave him the keys, I felt sad because in it, we had shared pleasant family trips to different places, it was an important part of the family that I did not want to let go.


Thank you for reading


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Camino a Carayaca

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Tomar caminos que parecieran no llevar a ninguna parte, puede llegar a ser una experiencia divertida, pero también pueden ocurrir sucesos inexperados.

A mi padre le gustaba salir a pasear por carreteras o vías poco transitadas. Él solía decir que era más emocionante ir sin un rumbo fijo y detenernos donde quisiéramos. Así se conoce mejor. A sus hijas nos encantaba esa manera de pasear, era toda una aventura.

Un sábado en la mañana salimos a pasear con mi padre en su jeep azul con techo de lona, que él había heredado de su padre. Era un carro del cual no recuerdo el año, pero por sus características y aspecto, tenía bastante tiempo. Un modelo viejo. En la parte trasera los asientos eran de metal, uno a cada lado.Allí ibamos mis dos hermanas menores y yo que en ese entonces tendría quince años, con nuestra perra Mishka, una mestiza de pastor con el pelo blanco y ensortijado como una oveja. Mi madre iba por supuesto al lado de mi padre. Él era un excelente conductor con muchos años de experiencia como chofer de autobuses.

Tomamos la vía para ir desde Caracas hasta El Jun quito, una población de montaña como a una hora de la ciudad, muy concurrida por sus famosas ventas de cachapas con mantequilla o nata, queso de mano y cochino frito. Al llegar allí, mi papá nos preguntó.

—¿Quién tiene hambre?

Todas levantamos los brazos y gritamos al unísono... ¡yo!.

Nos bajamos del jeep y nos sentamos en una mesa del local a la orilla de la carretera. Allí desayunamos y hasta Mishka se comió con gusto un pedazo de cochino.

El clima estaba muy agradable, hacía frío y la neblina bajaba de la cima de las montañas.

—¿Y ahora? ¿para dónde vamos papá?, — le pregunté.

—Creo que hay una vía que llega al litoral pasando por el pueblo de Carayaca. Yo hice este recorrido hace muchos años con unos amigos cuando estaba joven y quisiera que ustedes lo conocieran.

—Eso hace muchos años, Rafael, ¿estás seguro de que te acuerdas? —Mi mamá se sonreia mirandonos a nosotras.

—No te burles, Carmen, ya vas a ver que vamos a llegar.

Así que sin perder más tiempo, tomamos una vía pavimentada que nos llevara al litoral. Rodamos unos minutos y mi papá decidió tomar una vía alterna. una carretera de tierra que se metia en la montaña.

—Por aquí llegamos a Carayaca.

El paisaje era hermoso, una vegetación exuberante y verde, donde de vez en cuando se veía un hilo de agua cayendo por las paredes de la montaña. Todos ibamos admirando lo que veíamos y escuchando el sonido de las aves.

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La carretera se fue haciendo cada vez más solitaria y con más curvas, no se veía ningún aviso que indicara por donde íbamos. Pero con la excepción de mi mamá, todos íbamos despreocupados. Rodamos y rodamos por más de una hora, hasta que mi mamá no aguantó más.

—Rafael, yo creo que estamos perdidos, por aquí no llegamos a ninguna Carayaca. Por que mejor no nos regresemos. Además el cielo se está poniendo oscuro, parece que va a llover.

—¡Pero Carmen deja los nervios!. No nos vamos a regresar. Si no es la vía para Carayaca a algún lugar llegamos. Ustedes qué opinan, hijas.

—Sigamos papá, a lo mejor llegamos a la playa. —Mi hermana estaba deseosa de ver el mar.

Seguimos rodando y empezamos a bajar y tal como había dicho mamá, empezó a llover, gruesos goterones empezaron a golpear el techo y para colmo la lona tenía unos huecos en la parte trasera, donde ibamos nosotras. El agua comenzó a caer como una regadera.

—¡Papá, está entrando agua!, —gritó mi hermana más pequeña. —¡Y Mishka se está mojando!

El agua caía en el medio de la parte trasera del jeep. Tuvimos que subir las piernas al asiento para no mojarnos.

—Pásenme a Mishka para ponerla aquí adelante. —Mi mamá agarró a Mishka por el lomo y la sentó abajo del asiento.

Mi papá siguió manejando por aquella carretera que se había convertido en un lodazal y llegó un momento en que no se veía nada y tuvo que detenerse.

Cuando pudo ver algo siguio manejando, era peligroso quedarnos allí, el agua de color marrón bajaba por la ladera del cerro. Llegamos a una zona agrícola. Había unas casas al lado de los cultivos y hacia allá se dirigió mi papá.

La lluvia ya había amainado.

Un agricultor con un sombrero y un abrigo grueso, estaba sentado enfrente de su casa.

—¡Buenas tardes!, disculpe, señor, estamos perdidos. ¿Dónde es la vía para Carayaca?.

—¡Ay señor, para llegar a Carayaca con las lluvias de estos días no es posible! La carretera se cayó en un tramo y no la han arreglado.

—¿Pero no hay otra forma?. Mi papá insistía.

—No, señor, yo le recomiendo que más bien se regrese o mejor aún, continúe bajando por esta carretera hasta llegar a Catia la mar. Mire que es posible que siga lloviendo y entonces no van a poder salir de aquí.

Mi papá regreso al carro y nos contó lo que el agricultor le había dicho. Y eso fue lo que hicimos.

Al final llegamos a una via asfaltada que nos condujo al pueblo de Catia la mar, frente al mar.

—Bueno hijas no llegamos a Carayaca pero nos podemos dar un baño de playa y comer pescado frente al mar. —Adoraba esa actitud de mi padre de no dejarse vencer por los problemas y disfrutar del momento. El camino nos había llevado hasta acá pero el recorrido fue una aventura inolvidable.

Años despues mi padre regalo el viejo jeep a un amigo que lo había ayudado a salir de un apuro. Cuando el hombre fue a buscarlo y mi madre le entrego las llaves, senti tristeza porque en él habíamos compartido en familia agradables viajes a diferentes lugares, era una parte importante de la familia que no quería dejar ir.


Muchas gracias por leer

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La traducción al inglés lo realicé en www.deepl.com



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It's an awesome memory you had with your parents. A great adventure it was and you got to learn a lot drom yiur father's actions.

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Hello dear @balikis95
So it was. Thank you so much for reading and commenting on my post.
Happy night ✨️

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I am delighted with your story, my friend. It reminded me of my father and his habit of taking us for a walk to “where the road ends”, so he used to say. Many times we got lost, but always, without GPS, we came home, thank God. I think our parents were a marvel. Thanks for sharing your story. Regards

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Hello @nancybriti1
I'm so glad you liked the story and that it reminded you of your travels with your father. Likewise “where the road ends”
Wonderful parents😘
I really appreciate your comment.
Hugs and blessings

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Hola @popurri, me encantó tu historia.
Sabes, subía mucho por esa vía, ya que apoyé en un proyecto que se estaba haciendo en una comunidad agrícola que se llama la Macanilla y queda en esa vía.
Y realmente, ese viaje siempre me encantó.
Aunque sigue siendo un problema la carretera en la época de lluvias.
El post, me trajo, muy buenos recuerdos, gracias por la historia.


Hi @potpourri, I loved your story.
You know, I used to go up that way a lot, since I supported a project that was being done in an agricultural community called La Macanilla and it's on that road.
And really, I always loved that trip.
Although the road is still a problem in the rainy season.
The post, brought back, very good memories, thanks for the story.


!LOL

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Hola @osomar357, me alegra que mi relato te haya traido esos recuerdos. Me hubiera gustado volver a esa zona, no lo he hecho en tanto tiempo.
Que interesante que hayas trabajado con las comunidades agrícolas. La agricultura fue mi área de trabajo por muchos años.
La vialidad en epoca de lluvia sigue siendo una limitacion para los productores.
Agradecida por tu comentario y apoyo.
Feliz noche


Hello @osomar357, I'm glad my story brought back those memories for you. I would have loved to go back to that area, I haven't done it in so long.
How interesting that you worked with the farming communities. Farming was my area of work for many years.
Roads in the rainy season are still a constraint for the farmers.
Thank you for your comment and support.
Happy evening to you.

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