1914, Una Guerra y el Balón como parte de un “Milagro”

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El fútbol ha gozado de infinitas facetas como fenómeno social, cultural y político a lo largo de la historia, los acontecimientos que giran en torno a un balón son innumerables y traspasan, casi siempre, las barreras de lo meramente deportivo, en muchas ocasiones el fútbol y lo que el mismo despierta es mucho más complejo y profundo que el simple juego que involucra a dos equipos disputando un esférico.

Durante la Primera Guerra Mundial, para la época Navideña de 1914, tuvo lugar un acontecimiento sumamente peculiar; hubo una serie de ceses al fuego no oficiales que se extendieron a lo largo del Frente Occidental del conflicto armado. Una especie de tregua que llegaría 5 meses después iniciadas las hostilidades mientras los generales y oficiales al mando se planteaban los siguientes pasos a dar en el conflicto, ese parón tuvo como resultado que, para la semana previa al 25 de diciembre, soldados franceses, alemanes y británicos cruzaran sus trincheras para intercambiar saludos y charlas estacionales con “el enemigo”.

Los conflictos armados representan todo lo contrario al concepto social que hemos construido como “humanidad”, son el reflejo de la deshumanización de las masas sociales en torno a los intereses político-económicos de quienes comandan una nación; pero el hecho de que hayan existido esas treguas y ceses al fuego es un hecho significativamente extraordinario digno de resaltarse como un simbólico de paz y humanidad en medio de una de las guerras más violentas de la historia; y ahí el fútbol también tuvo sus momentos protagónicos.


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Pese a lo sanguinario que fue el conflicto que cobró la vida de 14 millones de personas aproximadamente, durante la Noche Buena de aquel año, los soldados cesaron el fuego en algunas partes del frente para poder, por lo menos, “disfrutar” -si cabe- de la Navidad, y ahí es donde nuestro tan querido balón entró en escena.

Mientras los altos mandos estudiaban diferentes estrategias para seguir adelante y salir victoriosos del conflicto armado, los soldados se empaparon de espíritu que inunda estas fechas, por lo que decidieron salir de las trincheras y compartir con el bando contrario.

Las tropas aprovecharon la Navidad para intercambiar cigarros, bebidas, saludos, prisioneros, cantar villancicos. Inclusive se dieron el tiempo para jugar partidos de fútbol; alemanes, ingleses y franceses fueron parte de aquella especie de “Milagro Navideño” en Ypres, Bélgica -y sus alrededores- en el que el balón fue protagonista esencial de un momento de paz y humanidad en medio de una de las más grandes carnicerías de la historia.

Y como en todo suceso de este tipo, existen quienes desacreditan el hecho y lo tachan de excesivamente romántico e irreal, pero personajes como el investigador, historiador y escritor galés Mike Dash afirman que "hay muchas pruebas de que el día de Navidad se jugó fútbol, principalmente por hombres de la misma nacionalidad, pero en el menos tres o cuatro lugares con tropas de los ejércitos rivales".

Y es precioso pensar que nuestro tan amado futbol, formó parte de aquel “Oasis” en medio del desierto de humanidad que representa aquella masacre, aunque también pasada la tregua futbolera, la hostilidad y la carnicería volverían, pero el balón abrió un espacio de entendimiento y fraternidad entre personas que estaban obligadas a odiarse irremediablemente.

¡Feliz Navidad a todos! ¡Un abrazo de gol!


✍🏼: Paco Andújar ⚽

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