Poemas

Comparto diversos poemas que he escrito para mí musa Adriana.

Elegancia en una sonrisa, grandeza en sus pasos. Y es solo la imagen lo que pueden percibir los testigos en la distancia. No está el alcance de los neófitos la esencia de tu rostro, no les es permitido al desconocido entender los pasos del recorrido. Solo ven las hermosas dunas cobrando vida por el viento. Y es que tu luz es propia, la noche no tiene mayor influencia sobre ti sino servir de pasarela para tu galanura. Yo, celebro verte sonreír, que el espejo revele la verdad a tus sentidos. No eres colibrí ni gaviota, eres un Albatros sobrevolando las olas de destino.

Busco palabras elegantes para describir lo que muchos llaman belleza, consciente de que tú nombre es sinónimo de elegancia, divago entre pensamientos. No debo buscar palabras, solo debo leer en las suaves líneas de tu presencia. Y son tantas y fructíferas como las hebras de tu cabello. Peino las frases, percibo el reposo de la delicada cubierta de ébano. Quién soy yo para describir lo que no sé? Quién soy yo? me he perdido en tus ojos, en tus pasos, en el poderoso rojo que te viste. Y hay alegría, transparente corazón que late con fuerza y grandeza

Escrito en la crisálida, esperando el renacimiento. El momento donde las alas reclaman la libertad del vuelo. Vibrando con la armonía de tus colores. Renacida, saltas de flor en flor, el jardín es tu sala de baile, zona mágica que te llena de amor y alegría. Las rosas y tulipanes te reciben con esmero. Quieren saber de ti, leer sobre tu arte de amar, pues tú obra la escribes con actos de bondad, el polen es tu tinta, semilla de una fructífera reflexión interna. Dulce néctar es tu voz, armónica compañera de tu trabajo. Íntimo es el fruto de tus deseos, secretos para tus ojos de mariposa y nadie más...

Te miro y observó una estrella. Y no te solo imagino correr junto a tí, es un deseo y quizá un recuerdo. Quiero volar en tu sonrisa, oír el canto de tu corazón. Correr por alegría, alegrarte por correr. En la plenitud de un otoño colorido, en la orilla del mar, chapoteando en el romper de las olas, en un ambiente urbano donde tus pasos embellecen el concreto. Allí, allá, quiero correr, caminar, andar. Recorrer una vida digna de vivirse.