Un escrito en Freewrite. ESP-ENG

almost 2 years ago

En el medio de la selva amazónica, existía una aldea muy culta que valoraba la naturaleza como parte de un todo. Estaban convencidos de que, todo lo que les rodeaba, tenía vida propia y que, además, todo era uno con ellos.

Oneray, un niño de 10 años, siempre procuraba salir a explorar la selva, pero por ser tan pequeño, no le daban permiso por desconocer los misterios y los peligros que esta encerraba.

Un día, mientras revisaba en la choza que funcionaba como biblioteca, subió a la parte más alta a tomar un libro que le llamó mucho la atención.

El libro tenía una cubierta de cuero que lo hacía parecer muy antiguo y estaba polvoriento por estar en la parte superior de la repisa donde se encontraba. Tenía un título escrito con letras doradas que decía: Los Secretos de la Selva.

Después de tomarlo, lo sopló para quitarle un poco el polvo, busco una silla y se sentó en el lugar más iluminado de la choza. Abrió el libro, y entre las líneas, pudo observar fantásticas criaturas misteriosas y algo escrito a mano en la parte superior derecha de la primera página que, por más gastada que estaba, se podía leer claramente la siguiente línea: El Secreto más Grande de la Selva está en el apéndice.

Su corazón comenzó a latir más rápido y dijo dentro de sí

— Esto es lo que yo necesitaba para aprender qué hay en los alrededores de la aldea sin necesidad de salir de ella.

Comenzó a buscar en el apéndice del libro, pero no encontró nada inusual; Solo algunas palabras subrayadas que podían pasar desapercibidas, sin embargo, las palabras subrayadas resaltaron ante los ojos del niño Oneray, y busco leer cada palabra subrayada por separado, encontrando el siguiente mensaje secreto: Al final del libro, hallarás el mapa que necesitas para explorar la selva a salvo

Esto le dio el valor para desafiar cualquier advertencia y preparar una mochila con algunos víveres y adentrarse en la selva para encontrar ese secreto que tanto anhelaba conocer.

Caminó por horas, alejándose cada vez más del ruido de la aldea y envolviéndose en el silencio de la selva, de los cantos de los pájaros y el crujir de las ramas que pisaba en su camino.

Guiado por el mapa que encontró en el libro, llegó hasta un frondoso árbol con una figura muy extraña y lleno de símbolos y marcas antiguas. Rodeó el tronco del árbol lentamente, pensando en la frase Está en el apéndice.

No era tan sencillo rodear el árbol, pues sus frondosas raíces, que sobresalían del suelo, le hacían pensar que estaba escalando. Era como si la tierra que estaba entre las raíces, por alguna extraña razón se había ido.

De repente, vio debajo del árbol una pequeña luz que subía y bajaba, como si una luciérnaga lo estuviese invitando a seguirla. Guiado por su instinto, se introdujo más entre las raíces y descubrió una entraba que no se ve a simple vista; La luz entró allí y él la siguió.

Durante unos minutos siguió esa luz por un pasaje subterráneo hasta que llegó a una especie de sala donde un duende que mostraba una edad muy avanzada lo esperaba sonriente. Sus grandes ojos lo miraban fijamente y su boca se abrió para decirle:

— Eres el primero, después de muchas generaciones, de encontrar el camino hacia este lugar secreto, pues solo los elegidos pueden hacerlo.

Con la mano señalo una piedra cuya parte superior era plana, y encima, un pergamino enrollado. El duende quería que lo tomara.

— Ese pergamino, mi querido Oneray, contiene la clave para proteger los misterios y la sabiduría de la selva, y también explica lo que hay que hacer para impedir que otros quieran destruir sus riquezas naturales. Si prometes que lo estudiaras para convertirte en el nuevo guardián, dejaré que te lo lleves. Lo que no entiendas, solo tienes que venir y yo te lo explicaré.

Desde aquel entonces, Oneray le visitó frecuentemente para aprender esos secretos, llegándose a convertir en el protector de la selva y en el maestro más joven y sabio de la aldea. La frase, Está en el apéndice, se convirtió en un recordatorio para mostrar que los secretos más fascinantes, se pueden encontrar en los lugares menos inesperados y menos buscado.

VERSIÓN EN INGLÉS

Source: Pixabay

In the middle of the Amazon jungle, there was a highly educated village that valued nature as part of a whole. They were convinced that everything around them had a life of its own and that, furthermore, everything was one with them.

Oneray, a 10-year-old boy, always tried to go out and explore the jungle, but because he was so young, he was not given permission because he was unaware of the mysteries and dangers it contained.

One day, while checking out the hut that served as a library, he went up to the top to take a book that caught his attention.

The book had a leather cover that made it look very old and was dusty from sitting on top of the shelf where it stood. It had a title written in gold letters that said: The Secrets of the Jungle.

After taking it, he blew on it to remove some of the dust, looked for a chair, and sat in the brightest place in the hut. He opened the book, and between the lines, he could see fantastic mysterious creatures and something written by hand in the upper right part of the first page that, no matter how worn it was, the following line could be clearly read: The Biggest Secret of the Jungle is in the appendix.

His heart began to beat faster, and he said to himself

— This is what I needed to learn what is around the village without having to leave it.

He started looking in the book's appendix, but found nothing unusual; Only some underlined words that could go unnoticed, however, the underlined words stood out before the eyes of the Oneray boy, and he seeks to read each underlined word separately, finding the following secret message: At the end of the book, you will find the map you need to explore the jungle safely

This gave him the courage to defy any warning and pack a backpack with some groceries and head into the jungle to find that secret he so longed to know.

He walked for hours, getting further and further away from the noise of the village and wrapping himself in the silence of the jungle, the songs of the birds, and the crunch of the branches that he stepped on his way.

Guided by the map he found in the book, he came to a leafy tree with a very strange figure full of ancient symbols and markings. He circled the tree trunk slowly, thinking of the phrase It's in the appendix.

It was not so easy to go around the tree, because its leafy roots, which protruded from the ground, made him think that he was climbing. It was as if the earth that was between the roots, for some strange reason, had gone.

Suddenly, he saw under the tree a small light that went up and down, as if a firefly was inviting him to follow it. Guided by his instinct, he went deeper into the roots and discovered an opening that cannot be seen with the naked eye; The light entered there, and he followed it.

For a few minutes, he followed that light through an underground passage until he reached a kind of room where a goblin who showed a very advanced age was waiting for him, smiling. His wide eyes stared at him and his mouth opened to tell her:

— You are the first, after many generations, to find the way to this secret place, because only the chosen ones can do it.

With his hand, she pointed to a stone whose top was flat, and on top of it, a rolled parchment. The goblin wanted me to take it.

— That parchment, my dear Oneray, contains the key to protect the mysteries and the wisdom of the jungle, and also explains what must be done to prevent others from wanting to destroy its natural wealth. If you promise to study it to become the new guardian, I'll let you take it. If you don't understand, you just have to come, and I'll explain it to you.

Since then, Oneray visited him frequently to learn these secrets, becoming the protector of the jungle and the youngest and wisest teacher in the village. The phrase, It's in the appendix, became a reminder to show that the most fascinating secrets can be found in the least unexpected and least sought after places.

Imagen tomada de la publicación original de @latino.romano

Image taken from the original post powered by
Marianne West

Check the @freewritehouse for fun contests.

Spanish and English contests at the Freewrite House thanks to @latino.romano, @wakeupkitty, and @felt.buzz. Consult them if you want to participate

_{Este separador es propiedad de @thealliance. Su uso está autorizado para sus miembros en sus publicaciones │ This separator is property of @thealliance. Its use is authorized for its members in their publications.}