Qué incómodo es salir de los problemas con tanta dificultad que, el cuerpo y la mente quedan desgastados a tal punto de alcanzar altos niveles de estrés, ansiedad y cansancio que poco a poco van deteriorando la voluntad de seguir adelante, para que luego por culpa de la desconsideración e irresponsabilidad, las agallas y aprovechamiento de otras personas se generen nuevos problemas que nos van consumiendo de a poco. Cosa que me genera una inquietud emocional muy grave con respecto a mi tranquilidad, es que por culpa de otras personas yo tenga que ganarme problemas que no me busco, y personas ajenas a mis responsabilidades o intereses, es decir, que no me importan para nada porque no tengo una cadena moral que me ate a ellos como por ejemplo mis padres, mis hijos o mi pareja.

Es una difícil situación cuando intentamos ser personas empáticos, pero otras buscan de aprovecharse de esa cualidad para liberarse de sus problemas; es muy fácil tirarle a otro la bolsa de basura para que no hayan moscas en nuestra casa. La molestia que puedo guardar actualmente, y por eso es que escribo sobre esto, es la falta de consideración que pueden tener los demás con el esfuerzo que hace alguien por mantener a su familia y cubrir sus necesidades, que en la situación económica en la que se vive actualmente en Venezuela y en el mundo es un gran logro, pero realmente es frustrante que uno no termina de solucionar un problema cuando aparece otro más porque simplemente a nadie le importa lo que representa una familia dentro de la vida de los hijos.

No entiendo como alguien puede lavarse la cara en el sufrimiento de otros, porque el hecho de tener una responsabilidad tan grande como la formación de una familia en un país tercermundista es un sufrimiento terrible, y más cuando no has tenido las oportunidades académicas que faciliten un poco las cosas, porque tampoco es que los profesionales viven cómodamente. La molestia surge de la necesidad de otros es resolver sus problemas a costa de la tranquilidad de quien es empático, siempre sucede que las personas que buscan el bien para todos son las que más son aprovechadas por aquellos que como parásitos succionan toda la bondad de su esencia hasta que no queda nada, material o espiritual o emocional, y destruyen lo que una vez fue esa persona quedando una luz menos en la noche oscura.

Es triste cuando una persona es empujada hasta los bordes de sus límites, y la colocan en una situación realmente incómoda en la que tiene que decidir entre dejarse empujar al vacío o sacar fuerzas de donde no tiene para lanzar al vacío a los parásitos que le empujan. Sucede más que todo cuando una persona goza de beneficios que otros no, pero que le interesan como dinero, un hogar, una familia, y demás cosas que por naturaleza humana nos causan envidia, pero que hay algunos seres que no controlan sus emociones y se dejan llevar por este sentimiento insano hasta el punto que aniquilan lo que otro puede haber logrado con esfuerzo. Por ejemplo, alguien con dinero que se tome el atrevimiento de resolverle los problemas a otros puede ser visto como un grifo de agua en medio del desierto al cual todo el que le mira va a intentar sacar algo de él, hasta que la llave se rompe o el agua se agota, todos se marchan y el grifo queda ahí varado y solo en medio del desierto. También podríamos pensar en una persona con un hogar, un techo donde pasar sus noches, el cual es visto por otros como un afortunado por tener ese espacio mientras que ellos tienen que compartir hasta una cama con otra persona; por lo que en ocasiones hasta he visto cómo se han destrozado familias por la comodidad de invadir un espacio que le pertenece a otro, sólo por tener algo que nunca será propio pero que es mejor que la realidad misma, como por ejemplo una persona que viva en una casa con múltiples conjuntos familiares en donde el descanso, la privacidad y el respeto no es apreciado, y busque de cierta forma invadir el espacio de un conocido con cualquier pretexto con el propósito de mejorar su situación (Ese pretexto puede ser cualquiera, desde el más inocente hasta el más mal intencionado; dentro de este mundo hemos visto cosas increíbles, y las que nos faltan por conocer).

No tengo recomendaciones para estos casos, no hay una persona que sea tan sabia para hablar sobre los problemas de otros, pero en mi caso en particular sería guardar una paciencia vigilante, como cuando los depredadores no están en caza pero si alertas para defender sus territorios de las garras de otros depredadores que quieren perturbar su tranquilidad. En el reino animal es muy fácil determinar quienes son depredadores y quienes son presas, pero en el reino de los animales con ropa, es casi imposible determinar quienes son depredadores porque todos estamos usando máscaras que nos confunden de lo que en realidad somos, pero siempre la experiencia me ha enseñado que aquellos con la cara más tierna y las acciones más notables son los que guardan las garras más filosas y mortales.