¡Qué difícil es concentrarse con el dolor! Mis últimas tres publicaciones explican un poco el extravío que he tenido de #Hive momentáneamente, pues sufrí una lesión en el tobillo a consecuencia de jugar baloncesto lo que generó un esguince de segundo grado del cual aún me estoy recuperando. Ya el miércoles cumplo dos semanas del incidente, pero aún me incomoda mucho el dolor que siento en la pierna cuando la sangre se acumula mientras estoy de pie o sentado, pero ¿Qué tiene que ver esto con algo importante? Pues, no soy de las personas que piensan que su vida personal merece ser conocida por todos como una especie de celebridad, y mucho menos que tendrá algo de relevancia para alguien porque al fin y al cabo no sufro de esos delirios demenciales que puedan tener algunos usuarios de la plataforma en contar su vida como si marcara un hito en la historia contemporánea.

El punto es que mediante esta experiencia surgió la idea de expresar la frustración que podemos sentir muchas veces al estar incapacitados de hacer algo que realmente nos gusta, en mi caso el poder jugar baloncesto y escribir para Hive, porque al estar sentado mucho tiempo la circulación de la sangre hace que me den dolores fuertes en la pierna y me sea difícil concentrarme en el tema que estoy escribiendo. Por eso es que me he perdido algún tiempo no tan largo de la plataforma, pero hoy me sentí mejor para sentarme a escribir sobre ese sentimiento que muchas veces no podemos controlar, y nos invade imaginando formas imposibles para remediar las cosas.

Cuando no podemos hacer ciertas cosas, o nos son limitadas en cierta forma, comienza a aparecer en nosotros el sentimiento de la frustración que podía entenderse como una forma de desesperación progresiva que va cambiando de intensidad según la fortaleza mental que tenga cada individuo, y que nos hace pensar que nuestros esfuerzos para realizar una determinada acción son en vano; claro que también nos sentimos ansiosos por alcanzar nuestros objetivos lo antes posible pero cuando llega el momento en el que creemos habernos esforzado lo suficiente para lograr algo en específico, y no lo logramos, comienza a crecer la frustración dentro de nosotros.

Es una emoción que nos degrada lentamente a medida que pasa el tiempo y nos esforzamos en vano, por ejemplo, yo que llevo dos semanas seguidas llevando al pie de la letra las indicaciones del médico y aún así la pierna no sanó en el tiempo que yo esperaba, lo que me frustró un poco porque tenía realizar algunas actividades que me planteé hacerlas cuando mejorara, como por ejemplo escribir para Hive. La frustración de mi problema es que me incapacito para hacer algo que me gusta y que me beneficia para sortear los problemas económicos que atravieso, y que próximamente enfrentaré en los venideros días, lo que retrasa aún más mis planes y coarta mis posibilidades económicas. Lo mismo sucede con otros tipos de frustración en los que una persona se traza un plan —que muchas veces llega a ser subjetivo— y cuando llega el momento para cosechar el fruto del esfuerzo no se obtienen los resultados deseados, podríamos decir que la persona se decepciona de sí misma y se frustra de sus capacidades.

Lo importante sería seguir el consejo de todos los coaches de superación personal que te dicen que no pierdas las esperanzas, que luches por tus sueños y sigas adelante a pesar de la tormenta; pero es sabio también entender que muchas veces hay problemas que no tienen solución y se debe buscar otra alternativa para no enfrascarse en algo que jamás va a suceder. Para ejemplificar esto podríamos suponer que una persona que haya invertido todo su dinero en una empresa que quebró repentinamente, no puede vivir con esa experiencia porque el dinero invertido se fue y no volverá si nos quedamos pensando en la empresa que quebró; en cambio si buscamos otras alternativas a esa podremos recuperar lo perdido, más allá de buscar la solución a los problemas es sin embargo darle la vuelta a la situación.