[[ESP/ENG]] 5 DÍAS FUERA: LA ACTITUD ANTE EL MUNDO (PARTE III) // 5 DAYS OUT: ATTITUDE TO THE WORLD (PART III)

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Hospital psiquiátrico abandonado // Abandoned psychiatric hospital. Fuente/Source: https://destinoinfinito.com/hospital-psiquiatrico-abandonado-hagedorn/

CASTELLANO

Con esta parte termino de relatar las experiencias que modificaron una parte de mi percepción ante el mundo sobre la actitud de las personas que tienen en determinados momentos, donde afectan tanto a ellos mismos como a las personas que les rodean. Posterior a la historia que continúo en las siguientes líneas, me tocaba reintegrarme del trabajo después de unas largas y muy merecidas vacaciones, pero claro, estaba el problema que me había doblado el tobillo y no podía caminar largas distancias, y para mayor colmo trabajo en un sitio alejado de mi zona de residencia, prácticamente en otro estado, y era muy difícil que yo con un tobillo hinchado y adolorido atravesara toda la ciudad para ir a verme al servicio médico de mi trabajo y que me dijeran que no estaba apto para trabajar aún, y así atravesar nuevamente la ciudad hasta mi casa de regreso soportando los castigos que sufrimos los condenados a viajar en el transporte público. No me pagan lo suficiente para soportar tantas penas.

El problema era que necesitaba una justificación médica porque para mayor intensidad el día de mi reintegro era un viernes, y ningún jefe en el mundo iba a creer que un trabajador no iba a entrar a trabajar de sus vacaciones por un pie doblado un día viernes —¡QUE CASUALIDAD!— yo fuese jefe y tampoco lo creería. Por eso tuve que aventurarme al hospital más cercano y elegí sufrir la ineptitud y los malos tratos de los empleados de la salud pública, a cambio de sufrir las incapacidades técnicas del personal del transporte público y la bestialidad colectiva del vulgo en las calles. ¿Qué hubieses elegido tú? Me gustaría saber tu respuesta.

Caminé como pude hasta la entrada del hospital cuyo nombre no voy a mencionar acá por respeto a las pocas personas que aún en crisis hacen su trabajo por vocación, y sería injusto que la opinión del vulgo los incluyera a ellos también en sus desaciertos argumentales; pregunté dónde quedaba traumatología y los vigilantes me indicaron que en el piso 6. Ya por ahí empezamos mal, porque tuve que subir 6 pisos con un tobillo doblado y a medio caminar para que me viera el traumatólogo ¿A quién se le ocurre poner traumatología en un piso sexto? Todavía en el segundo piso, pero en una edificación donde sólo un ascensor funcionaba es algo como muy ilógico y planificado por gente que apenas y sabe leer. Por suerte he entrenado mi paciencia durante muchos años en el sistema Metro de Caracas y puedo soportar muchos tipos de situaciones adversas, como por ejemplo que el traumatólogo de turno que me atendió al parecer tenía cosas mejores que hacer porque la velocidad con la que redactó la orden de Rayos X para una placa fue impresionante, a pesar de lo poco que había hablado yo sobre mi incidente. Al parecer los doctores cuando atienden en una entidad pública usan poderes mentales para saber qué es lo que tiene el paciente sin que este hable sobre sus problemas, hay muy poca atención hacia los enfermos la verdad.

Luego tuve que bajar con mi orden al segundo piso donde quedaba el departamento de Rayos X, mientras miraba como había dentro de un hospital basura regada y papeleras desbordadas de desechos. Quise tomarle una foto y mostrarla acá pero iba lo más rápido posible para no perder el posible chance que me atendieran. Cuando llegué al sitio vi una cola moderada, pregunté quien era el último y me senté a ver toda la mañana como entraban y salían personas conocidas por los trabajadores del departamento mientras los otros pacientes estábamos admirando los beneficios de conocer a alguien en un hospital público. Casi al medio día fue que salió una señora para decirnos que teníamos que hacer una cola en la entrada para poder tener un puesto para entrar a Rayos X porque sólo entraban 15 pacientes por turno, es decir, 15 pacientes en la mañana y 15 en la tarde debido que la máquina con el constante uso se cargaba de trabajo y no funcionaba correctamente después de 15 personas. Una cifra bastante exacta que imagino que con la cotidianidad según varios estudios científicos habían determinado que ese era el número tope de personas para atender por día.

Abajo en la entrada del hospital pregunté quien era la última persona para Rayos X y me contestó una muchacha con un bebé en brazos, y al poco tiempo los vigilantes salieron para enumerarnos porque sólamente entraban 15 personas y yo resulté ser la número 9 ¡Jamás había tenido tanta suerte en el día! Podía estar un poco más tranquilo porque tenía la certeza de que me iban a atender ese día y no iba a tener inconvenientes en el trabajo con el bendito justificativo. Al poco tiempo llegó un muchacho preguntando por el último para ir a Rayos X, yo le indiqué que era yo, a lo que me solicitó un favor para que le cuidara el puesto porque tenía que irse su casa a comer porque llevaba toda la mañana en la calle; y yo con ganas de contestarle que estábamos en las mismas condiciones pero que era más importante para mí un puesto para atenderse en Rayos X de la medicina pública de un país en crisis que comer, pues necesitaba el justificativo que me iba a recetar el médico para que me creyeran en el trabajo que falté un viernes de reintegrarme de vacaciones por eso.

Como ese muchacho llegaron algunas personas más que me vieron cara de cuidador de puestos porque preguntaron por el último y se desaparecieron, pero a la única que le voy a dar relevancia es a una señora que llegó mucho después que yo y fue atendida mucho antes porque al momento en que salieron los vigilantes para subirnos a Rayos X comenzaron a salir fantasmas de donde no habían, y esta señora se puso al frente de la fila y obtuvo uno de los primeros números. Yo por el contrario tuve el número 14, y el muchacho que fue a comer a su casa llegó justo a tiempo para ser el último número de ese viernes catastrófico. Salieron cinco personas del anonimato para saltarse su turno y atenderse primero que quienes estábamos ahí plantados como unos cedros, por poco quedo por fuera, y lo que me molesta es que quienes le quitaron el turno a otras personas eran dos muchachos mentes de pollo y dos ancianas que se aprovecharon de su condición de tercera edad para ser más "audaces" que los demás. Yo estaba en un punto que no iba a pelear con unas viejas y menos darle unos golpes a unos muchachos con las mangas meadas, pero ganas no me iban a faltar si quedaba por fuera en la cola por su culpa.

Volví pues al sitio donde pasé toda la mañana a pasar la mitad de la tarde, hasta que tuve el grandioso privilegio de pasar a la sala de Rayos X a esperar la otra mitad de la tarde viendo como los trabajadores atendían a las personas al ritmo que las telenovelas les permitían. El cambio positivo que tuve en ese momento fue que donde me encontraba anteriormente los asientos eran de concreto y no había ventilación de ningún tipo, y ahora en la sala de espera de Rayos X los asientos eran de metal y diseñados para que las personas se sentaran, y había aire acondicionado, un sitio mucho más cómodo para mirar cómo las personas, que hasta el día de hoy les guardo rencor por haberse metido en el lugar que no les correspondía y haber dejado a otros por fuera con su misma necesidad por flojera de hacer una cola, pasaban a hacerse sus placas y se iban antes que yo. En ese momento imaginaba formas de cómo podía volverme un empleado público poderoso, o familiar de uno para poder denunciar todas las irregularidades que había visto en el sistema en un sólo día que estuve, que imagino que cuando los alcaldes o ministros van nunca miran o les ocultan, pero sería bueno que uno de ellos fuera sin avisar y disfrazado para que se diera cuenta de la realidad que viven muchas personas, pero claro también es voluntad de la persona que está en el cargo de poder querer realizar las cosas bien y mejorar el sistema. Escuché una vez que si los políticos usaran los servicios públicos, estos no tendrían tantas carencias; sería interesante que los ministros no se atendieran en clínicas privadas, que los alcaldes no se transportaran en camionetas del año, y que los presidentes hicieran mercado con el sueldo mínimo de una persona, así todo sería mejor para todos en igual cantidad.

El hecho es que después que pasó todo el mundo, hasta el muchacho que iba detrás mío porque conocía a los trabajadores de Rayos X y pasó antes que yo, me atendieron, me sacaron mi placa, la cual tuve que tomarle una foto con mi teléfono inteligente porque no había insumos para darle la placa a las personas, es decir, que si vas a la medicina pública sin teléfono inteligente es mejor que te mueras en tu casa para que no pases pena en el hospital por no poder contar con la tecnología necesaria para cubrir las irresponsabilidades de quienes manejan el poder, y no pierdas todo el día para nada porque llegado a ese punto iba a ser una pérdida total de tiempo que no tuviese una persona un teléfono para tomarle una foto a una placa en una pantalla de un computador. Por fin pude subir al piso 6 a verme con el traumatólogo a eso de las seis de la tarde, que ironía, pero al ver rápidamente la foto de la placa me dijo que no tenía nada, y que qué quería, yo le respondí que necesitaba un justificativo para enviarlo a mi trabajo porque me tocaba reintegrarme de vacaciones, pero me interrumpió antes que terminara mi explicación para decirme que el reposo que podía entregar era sólamente de tres días.

En los confines de mi pensamiento surgió la respuesta más odiosa y agresiva que a alguien que le han hecho perder un día de su vida soportando la mala actitud de otras personas se le haya podido ocurrir: "¿y en qué parte de las palabras que salieron de mi boca te dije que yo quería reposo? ¿Eres un maldito retrasado o no entiendes que necesito es un justificativo de que estuve aquí? ¡Claro! Pero si no dejas que las personas terminen de hablar cuando ya estas respondiendo que vas a entender. Eso fue lo que de momento se me cruzó por la mente pero mi respuesta con una sonrisa condescendiente que expresaba la incomprensión de mi caso fue: No, lo que necesito es un justificativo. A lo que el médico me mandó a comprar una hoja de informe médico y tres hojas blancas porque en el hospital no habían insumos, pero que me apurara porque cerraban pronto.

Bajé tan rápido como pude los condenados seis pisos hasta donde vendían las hojas para llevarme la sorpresa de que ya había cerrado. El cuerpo por inercia creo yo, caminó hasta mi casa sin mirar hacia los lados y mucho menos atrás, pero con un dolor en el estómago de la ira por haber perdido un día de mi vida para nada; un día que pude pasar descansando el pie pero que en vez de eso se me puso peor de hinchado a como lo tenía, todo para que me dieran la oportunidad de tomarle una foto a los huesos de mi cuerpo ¡Yupi!. Cuando llegué a mi casa, me acosté a descansar y ponerme hielo para que se bajara la inflamación y pensé: ¿Qué pasó hoy?

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ENGLISH

With this part I finish relating the experiences that modified a part of my perception of the world about the attitude people have at certain times, where they affect both themselves and the people around them. After the story that I continue in the following lines, I had to return to work after a long and well deserved vacation, but of course, there was the problem that I had bent my ankle and could not walk long distances, and to make matters worse, I work in a place far from my area of residence, practically in another state, and it was very difficult for me with a swollen and sore ankle to cross the whole city to go to the medical service of my job and be told that I was not fit to work yet, and thus cross the city again to my house on the way back, enduring the punishments that those of us condemned to travel on public transportation suffer. They don't pay me enough to endure so many penalties.

The problem was that I needed a medical justification because the day of my return was a Friday, and no boss in the world would believe that a worker would not come to work from his vacation because of a bent foot on a Friday -what a coincidence- I was a boss and I would not believe it either. So I had to venture to the nearest hospital and chose to suffer the ineptitude and mistreatment of the public health employees, in exchange for suffering the technical incapacities of the public transport staff and the collective bestiality of the vulgar in the streets. What would you have chosen? I would like to know your answer.

I walked as I could to the entrance of the hospital whose name I will not mention here out of respect for the few people who, even in crisis, do their work by vocation, and it would be unfair for the opinion of the vulgar to include them also in their argumentative blunders; I asked where traumatology was and the guards told me that it was on the sixth floor. Still on the second floor, but in a building where only one elevator worked, it is something very illogical and planned by people who barely know how to read. Luckily I have trained my patience for many years in the Caracas Metro system and I can endure many types of adverse situations, such as the traumatologist on duty who attended me apparently had better things to do because the speed with which he wrote the X-ray order for an x-ray was impressive, despite how little I had spoken about my incident. Apparently the doctors when attending in a public entity use mental powers to know what the patient has without the patient talking about their problems, there is very little attention to the sick really.

Then I had to go down with my order to the second floor where the X-Ray department was located, while I looked at the garbage strewn inside the hospital and the garbage cans overflowing with waste. I wanted to take a picture and show it here but I was going as fast as I could so as not to lose my chance to be attended. When I arrived at the site I saw a moderate queue, I asked who was the last one and sat there all morning watching as people known to the department workers came and went while the other patients were admiring the benefits of meeting someone in a public hospital. It was almost noon when a lady came out to tell us that we had to line up at the entrance to get a place to enter the X-Ray because only 15 patients per shift, that is, 15 patients in the morning and 15 in the afternoon because the machine with the constant use was overloaded with work and did not work properly after 15 people. A fairly accurate figure that I imagine that with the daily routine according to several scientific studies had determined that this was the maximum number of people to attend per day.

Downstairs at the entrance of the hospital I asked who was the last person for X-rays and a girl with a baby in her arms answered me, and soon after the guards came out to number us because there were only 15 people coming in and I turned out to be number 9! I could be a little calmer because I was sure that I was going to be attended that day and I was not going to have any inconvenience at work with the blessed excuse. Soon after, a guy arrived asking for the last one to go to X-Ray, I told him it was me, to which he asked me a favor to take care of his post because he had to go home to eat because he had been on the street all morning; And I wanted to answer him that we were in the same conditions but that it was more important for me to have a position in the X-Ray of the public medicine of a country in crisis than to eat, because I needed the justification that the doctor was going to prescribe me so that they would believe me at work that I had missed a Friday to return from vacation because of that.

Like that guy came some other people who saw my face as a stall keeper because they asked for the last one and disappeared, but the only one I am going to give relevance to is a lady who arrived much later than me and was attended much earlier because at the moment when the security guards left to take us up to X-Ray, ghosts began to come out from where there were none, and this lady stood at the front of the line and got one of the first numbers. I on the other hand got number 14, and the boy who went home for lunch arrived just in time to be the last number of that catastrophic Friday. Five people came out of anonymity to skip their turn and take care of themselves before those of us who were standing there like cedars, I was almost left out, and what bothers me is that those who took other people's turns were two boys with chicken minds and two old ladies who took advantage of their senior status to be "bolder" than the others. I was at a point that I was not going to fight with some old ladies and even less to give a few punches to some guys with pissed sleeves, but I was not going to miss if I was left out in the queue because of them.

I went back to the place where I spent the whole morning to spend half of the afternoon, until I had the great privilege of going to the X-Ray room to wait for the other half of the afternoon watching how the workers attended the people at the pace that the soap operas allowed them. The positive change I had at that moment was that where I was before the seats were made of concrete and there was no ventilation of any kind, and now in the X-Ray waiting room the seats were made of metal and designed for people to sit on, and there was air conditioning, a much more comfortable place to watch how people, who to this day I resent them for having gotten into the wrong place and leaving others outside with the same need because of their laziness to wait in line, went to get their x-rays and left before me. At that time I imagined ways of how I could become a powerful public employee, or a relative of one to be able to denounce all the irregularities I had seen in the system in just one day that I was there, which I imagine that when mayors or ministers go they never look or hide them, but it would be good if one of them went without warning and disguised so that they would realize the reality that many people live, but of course it is also the will of the person who is in office to want to do things right and improve the system. I once heard that if politicians used public services, they would not be so lacking; it would be interesting if ministers did not go to private clinics, if mayors did not travel in vans of the year, and if presidents did the market with the minimum salary of a person, so everything would be better for everyone in equal amount.

The fact is that after everyone passed, even the boy who was behind me because he knew the X-Ray workers and passed before me, they attended me, they took my badge, which I had to take a picture with my smart phone because there were no supplies to give the badge to people, ie, If you go to public medicine without a smart phone, it is better that you die at home so that you don't spend your time in the hospital because you don't have the necessary technology to cover the irresponsibilities of those in power, and don't waste the whole day for nothing because at that point it was going to be a total waste of time that a person didn't have a phone to take a picture of a badge on a computer screen. Finally I was able to go up to the 6th floor to see the traumatologist at about six o'clock in the afternoon, what irony, but when I quickly saw the picture of the plate he told me that I had nothing, and what did I want, I answered that I needed a justification to send it to my work because I had to return from vacation, but he interrupted me before I finished my explanation to tell me that the rest I could deliver was only for three days.

In the confines of my thoughts came the most hateful and aggressive response that someone who has wasted a day of his life putting up with the bad attitude of other people could ever think of: "and where in the words that came out of my mouth did I tell you that I wanted rest? Are you a fucking retard or don't you understand that I need a justification that I was here? Sure! But if you don't let people finish talking when you are already answering that you are going to understand. That was what crossed my mind at the moment but my answer with a condescending smile that expressed the incomprehension of my case was: No, what I need is a justification. To which the doctor sent me to buy a medical report sheet and three white sheets because there were no supplies at the hospital, but to hurry because they were closing soon.

I went down the damned six floors as fast as I could to where they sold the sheets only to be surprised to find that they had already closed. The body by inertia I think, walked to my house without looking to the sides and much less back, but with a pain in my stomach of anger for having lost a day of my life for nothing; a day that I could spend resting my foot but instead it got worse swollen than I had it, all so they would give me the opportunity to take a picture of the bones of my body Yay! When I got home, I lay down to rest and put some ice on it so that the swelling would go down and I thought: What happened today?

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Todo el contenido es completamente original y propiedad intelectual del creador de este post. Para contacto puede consultar al correo electrónico: [email protected]
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