[RELATO] No me digan que los médicos se fueron...
Hola Literatos, hace mucho que no publicaba nada por acá, pero eso pronto va a cambiar, quiero volver a mis tertulias literarias y sobre todo a escribir y publicar en esta maravillosa comunidad.
Así que para comenzar con el pie derecho hoy les traigo un cuento que tiene mucho que ver precisamente con eso: Los pies.
Espero que les guste.
No me digan que los médicos se fueron...
Te levantas, sientes un terrible dolor de barriga. Vas al baño pero no consigues evacuar, te preocupas y como buen temeroso de las enfermedades decides ir al hospital.
Imagínate que llevas una hora en la parada esperando el ómnibus, el calor insoportable de julio, el resplandor de la calle que te cocina la piel, la parada sin techo, la única sombra la de un poste, una minúscula veta de fresco en este Infierno. El dolor que no soportas, la vieja, ¿la vieja? Si, la vieja que llega y te dice:
–Impedida.
Y piensas que sólo son dos, ¿qué más da que sea impedida?
Te enseña el carné e insiste:
–Impedida.
–Sí, señora, está bien, usted es el uno.
No quieres pelear, ¿recuerdas el dolor? Bien, llega el ómnibus, te adelantas a la señora que te aguanta por el hombro y añade:
–Impedida.
–Pase, señora.
Entras y no alcanzas asiento, te toca ir de pie, con el dolor aún más fuerte. Hay un tipo a tu lado, con una buena fetidez bajo los brazos. Piensas que él podría desmayar un bisonte con sus sobacos. Y técnicamente ahora eres tú ese bisontillo asustadizo que puede desfallecer en cualquier momento.
Media hora de viaje y te preguntas por qué no aceptaste aquella permuta para el centro.
Llegas al hospital, imagínalo. Falto de pintura, paredes carcomidas, ¿el falso techo?, un tablero de ajedrez, casillas blancas, casillas negras (o ausencia de casillas). El vestíbulo con toda su fauna endémica, el portero fumando y leyendo el periódico, la conserje te advierte con la mirada, sabes que si pisas la raya húmeda va a armarte un escándalo, que no le importará la señora sedada que acaba de perder a su esposo.
En una maniobra arriesgada te recuestas a la pared y te deslizas por el pasillo hasta el cuerpo de guardia. No hay nadie, tomas asiento y tu dolor sigue martillándote dos horas en espera de un médico.
–Si hubiera sido de urgencia ya no estarías con vida.–
Un murmullo en el pasillo «… el paciente de anoche falleció, dicen que fue el anestesista que estaba borracho y se pasó en la dosis».
–Buenos días, compañero, ¿qué se siente?
Muestras la barriga, no dices nada.
–Bien, vamos a hacerle una radiografía, venga conmigo.
El equipo que no funciona. Al quinto intento enciende, te acuestas en la camilla. A duras penas, y golpeando de vez en cuando el equipo, sale el resultado.
–Mire aquí –el médico te señala una mancha negra en la placa. Y tú no sabes nada de medicina y preguntas qué es lo que pasa.
Te dice que parece cáncer, así con toda la tranquilidad del mundo. Que parece muy avanzado y te da un turno para realizarte unos estudios la próxima semana.
Sales desorientado por el pasillo y alcanzas el vestíbulo. Has pisado la línea húmeda y la conserje te dirige la cantidad de improperios que se le ocurren en el momento. Son muchos, tantos que te aturdes y te abalanzas sobre el portero, al cual le rompes el periódico y te empuja y comienza a gritarte también, muy alto. Te tapas los oídos y corres a la calle.
Imagínate que hay una guagua cargando personal en la acera de enfrente, escuchas lejana una discusión en la puerta del ómnibus, distingues que ahí está la que hace algunas horas fue tu compañera de viaje, alzando el carné y exigiendo sus derechos:
–¡Impedida, Impedida!
Y piensas que el impedido eres tú, que quizá no llegues a mañana con vida.
Te llenas de ira. Eres apacible, un buenagente, pero esta vez no te da la gana, quieres discutir, gritar, decirle a la vieja que se joda, que esta vez te vas a montar primero. Quieres joder a alguien antes de que te jodas tú, porque te das cuenta de que no hiciste nada en la vida, que no tienes mujer, ni hijos, que te pasaste la vida entera con miedo de las enfermedades, corriendo de hospital en hospital, de chequeo en chequeo. Estas harto de ser el infeliz, el que nunca busca problemas con nadie. Quieres matar a esa vieja y matar también al portero, a la conserje y al médico desgraciado que te diagnosticó el cáncer. Los quieres matar a todos, total si tú estás muerto ya.
Corres hacia donde está la vieja.
Imagínate que doblando la esquina aparece una ambulancia, esa que una vez se rompió en el camino cuando te remitieron para operarte del apéndice, pero ahora ya no está rota, ya no le falla la caja de velocidades. Viene rápido, muy rápido, seguro que trae una urgencia y tú en el medio de la calle, del océano, tratando de ganar la orilla.
El tirón, la sacudida, las piernas debajo de las gomas. El portero, la conserje y los que vinieron a ayudar cargándote en una camilla, guiándote por el pasillo, rápido, corriendo. ¡Al Quirófano!, tu compañera de viaje a tu lado, en una mano lleva la bolsa de O- que prende de tus venas, en la otra el carné de impedidos que ya forma parte de sus extremidades.
La oscuridad.
Te has pasado dos semanas inconsciente. Hoy, al fin abres los ojos, lo ves todo nublado.
–Nos tenía preocupados –reconoces la voz del médico que te atendió antes–. Ya estás fuera de peligro.
Tratas de sonreír pero no consigues las fuerzas.
–Hay buenas noticias –te dice–, durante la operación descubrimos que usted no tiene cáncer. Fue un error del equipo de Rayos X.
Bueno, no todo va mal, ¿eh?
En serio te gustaría sonreír e incluso tratas de incorporarte. Cuando el médico pone la mano en tu pecho haciéndote retroceder y adviertes las vendas humedecidas cubriendo lo que alguna vez fueron tus piernas.
Poema Liturgias (tres) del cuaderno #Laminarios, Ediciones La Luz, 2019
Autor: @noakmilo, inédito.
Portada: Generada con IA Click debajo para ver el prompt.
! [Prompt inteligencia artificial] Create an evocative illustration capturing the character's perspective in a hospital waiting room. Portray a mix of anticipation, discomfort, and anxiety through atmospheric lighting, somber tones, and subtle details. Showcase the worn-out surroundings, faded walls, worn-out chairs, and dim lighting. Depict the character's interaction with other patients, portraying emotions through body language and facial expressions. Maintain a sense of uncertainty and emotional turmoil without revealing specific plot developments. Incorporate elements of realism and emotional depth, resembling a poignant scene from a graphic novel..
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Me tuviste en vilo, actívaste mi respiración pectoral -corta y jadeante- para querer acabar con todo como si estuviera en la piel del protagonista.
Muy bien logrado y con un narrativa cruda que pone los pelos de punta...
🥂Salud !!!
Muchas gracias Sarita!! Abrazos
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Desde el principio me imaginé que no tenía cáncer, pero tampoco me espere el final que le diste! Vaya, que me resultó chocante, imagino que eso querías lograr, así que muy buena historia! 👏
Muchísimas gracias amiga, sí, no todos los finales tienen que ser totalmente felices 😅
Es raro encontrarse con una historia escrita en segunda persona y que esto no suponga una traba, pues la lectura atrapa desde el principio. El final es devastador. Excelente relato.
Muchas gracias amigo!
Es tannnn gratificante leerte!!!! Siempre lo es, sobre todo porque es una etapa muy especial de la vida de Kamilo Noa y es un gusto que decidas retomarlo, todavía recuerdo la Letra de K, así que seria un bálsamo tener por estos lares al poeta aguzado, al escritor que eres!!!! Gracias por este post...lo he disfrutado mucho!!!