Feliz noche, encantada de encontrarme esta semana con ustedes en el rincón terapéutico de "Programándonos para el bienestar"

Qué importa cuantos años tengo

Había una vez una flor que se sentía perdida, sin motivos para seguir erguida. Se sentía marchita, apagada, descolorida.
Su aroma había perdido, así como la cuenta de las veces que había renacido. Sus espinas de afiladas y fuertes pasaron a redondeadas y débiles.

Ada era la flor de más edad en el jardín. Se sentía agobiada por la edad que tenía.
Con las bellas y jóvenes flores ella se comparaba. Pensaba que en su facha y en su energía nada bueno le deparaba.

Cruzaba sus ramas y cerraba los ojos, mientras pedía el deseo de que el jardinero de una vez la cortara. Así pasaron 10 años, donde día a día se lamentaba por pisar los "ticinco" y tanto, sin conectar de nuevo con sus anteriores encantos.

Un día hacia un lado volteó la mirada y como ella captó a otra flor mucho más calva.Tenía una belleza inesperada, sin dejar de verse mayor armonía y belleza su cuerpo expresaba.

¿Por qué sonríes si estas medio calva y medio despeinada?, no me digas que no te importa tener más años que el alba, ¿acaso no te sientes vieja? le dijo Ada enfadada.

Y la flor media calva y despeinada contestó: Mientras mi corazón lata y allí habiten mis deseos, mientras de pié continúe y haciendo lo que deseo, mientras pueda expresar lo que pienso, mientras yo valore la experiencias de mis días vividos, mientras siga en positivo recordando y creando todo lo bueno, ¿a quién le mortifica cuantos años tengo?

Es una realidad que nuestra fisionomía con el tiempo va cambiando, también nuestra energía, nuestra manera de pensar. También es otra realidad que hay mujeres admirables que deciden aceptar los cambios de las estaciones sin sentir que el mundo de se va a acabar.

Entienden que cada edad y cada mujer tiene su encanto particular, y deciden aprovechar su alquimia singular , para dejar huellas en los jardines que les corresponda danzar.

Llenan sus días de sueños, anhelos como si el cuento nunca fuera a acabar. Contagian hasta a la mas joven de un no se qué especial que no tiene cronología.

Deciden empezar cada día dignamente con la ilusión de un adolescente y la experiencia de una maestra. Saben que la edad es un número, no su motor, aprenden a enfocarse en lo que les agrega valor y hace de sus días un buen cielo.

Me conseguí escribiendo esta metáfora luego de recibir en mi rincón terapéutico a una bella mujer que se había auto abandonado a causa de su creencia de que las mayores lloran y las jóvenes son las que facturan.

Cuántas mujeres han dejado huellas positivas en nuestra historia personal, hasta su último momento a edad avanzada su diva interna ha brillado sin complejos ni remordimientos, al contrario con mucho garbo han sido ejemplos de constante renacimiento.

Feliz primavera! cada estación tiene su encanto.

Happy evening, I am delighted to meet you this week in the therapeutic corner of "Programming ourselves for wellness".

What does it matter how old I am

Once upon a time there was a flower that felt lost, with no reason to stand upright. It felt withered, dull, faded.
Its scent was lost, as well as the number of times it had been reborn. Its thorns had gone from sharp and strong to rounded and weak.

Ada was the oldest flower in the garden. She felt burdened by her age.
She compared herself to the beautiful young flowers. She thought that in her looks and energy nothing good was in store for her.

She crossed her branches and closed her eyes, while she wished that the gardener would cut it at once. Ten years went by, and day after day she lamented stepping into the "golden years, without reconnecting with her former charms.

One day to one side she turned her gaze and as she did she caught another flower much more bald.she had an unexpected beauty, without ceasing to look more harmony and beauty her body expressed.

Why are you smiling if you are half bald and half disheveled, don't tell me you don't mind being older than dawn, don't you feel old? said Ada angrily.

And the half bald and disheveled flower answered: As long as my heart beats and my desires dwell there, as long as I continue standing and doing what I wish, as long as I can express what I think, as long as I value the experiences of my lived days, as long as I continue in a positive way remembering and creating all the good things, who is bothered by how old I am?

It is a reality that our physiognomy changes with time, as well as our energy and our way of thinking. It is also a reality that there are admirable women who decide to accept the changes of the seasons without feeling that the world is going to end.

They understand that every age and every woman has her own particular charm, and they decide to take advantage of their unique alchemy to leave traces in the gardens where it is up to them to dance.

They fill their days with dreams and longings as if the story would never end. They infect even the youngest with a special something that has no chronology.

They decide to start each day with the illusion of an adolescent and the experience of a teacher. They know that age is a number, not their driving force, they learn to focus on what adds value to them and makes their days a good sky.

got myself writing this metaphor after receiving in my therapeutic corner a beautiful woman who had abandoned herself because of her belief that the older ones cry and the young ones are the ones who bill.

How many women have left positive traces in our personal history, until their last moment at an advanced age, their inner diva has shone without complexes or regrets, on the contrary, with much panache they have been examples of constant rebirth.

Happy spring! every season has its charm.

Translated with www.DeepL.com/Translator (free version)

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