Muchas han sido las invasiones, guerras, guerrillas y confrontaciones acaecidas en el planeta, después del uso por parte de los norteamericanos de la bomba nuclear en agosto de 1945 en las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaky, acelerando la culminación de la segunda guerra mundial. Para conocer sobre la letalidad y fuerza destructiva de estas dos pequeñas bombas sólo basta un poco de curiosidad y navegar en internet. Hoy a más de tres cuartos de siglo del uso militar de las primeras bombas atómicas, la exclusividad de posesión de tan letal tecnología bélica ya no existe, hoy según la ONU hay 13.400 armas nucleares de las cuales es mejor no hablar sobre la potencia destructiva que tienen, comparada con los pequeños 20 megatones de las primera bombas usadas contra Japón. La posesión la encabeza Rusia, seguido de estados Unidos, China, Francia, Reino Unido, India, Pakistán sin contar que algunos países ocultan la información sobre su desarrollo nuclear bélico. Con todo este arsenal esparcido por el mundo, considerando que China, Rusia y Estados Unidos poseen misiles balísticos intercontinentales hipersónicos, capaces de desarrollar una velocidad de superior a 5 veces la del sonido y recorrer 6.000 kilómetros en una hora, sobre el alcance de estos hay diferentes versiones pero no es difícil imaginar que no debe existir distancias inalcanzables, lo cierto es que los 8.900 kilómetros o los 11.700 que separan a Rusia o China respectivamente de estados Unidos puede ser recorrido en dos horas o menos, sin contar que pueden ser lanzados fácilmente desde un submarino y según los expertos son prácticamente indetectables por los radares.

Los datos anteriores nos dibujan un panorama apocalíptico para la humanidad y todos los seres vivientes de la tierra, si se llegara a desencadenar una tercera guerra mundial, porque sólo bastaría la decisión de un país de lanzar uno de estos misiles con una ojiva nuclear para dar inicio al fin. Esto coloca a la sociedad humana y a la vida en general en un estado de fragilidad sin parangón.

En estos días oscuros que vive la humanidad, urge la racionalidad, el amor por la vida y los más nobles sentimientos entre los seres humanos. Cada imperio quiere mantener su hegemonía a toda costa, controlar su territorio y aprovechar sus recursos, para generar riqueza y bienestar para sus habitantes. La época de las invasiones y expoliación de recursos ya no se aplica de manera descarada e inescrupulosa, aunque dio muy buenos resultados en siglos pasados porque mantuvo e impulso el desarrollo de muchos de los países que hoy dominan el planeta, el nuevo orden mundial hasta ahora ha permitido que cada país declare su independencia y autodeterminación. Pero en el horizonte se visualiza un retroceso, quizá la geopolítica mundial este sentando unas ”nuevas bases” y aunque sea aventurero decirlo, con la anexión de Ucrania a Rusia, tal vez se ha iniciado una nueva repartición del mundo, en donde la nación potencia controle sus países satélites, al mejor estilo ruso en el pasado, al estilo de los Estados Unidos en América con su destino manifiesto y doctrina Monroe, como lo viene haciendo la milenaria China, en fin todo sea por restablecer el equilibrio de fuerzas entre potencias que tienen el poder de acabar con todo. Pero en mi pensamiento e ignorancia me asalta una duda y qué hacer con países como Corea del Norte, Pakistán, India, Israel que tienen también desarrollo nuclear bélico, a que imperio se anexan en la futura repartición del mundo, como negociar con ellos. Definitivamente nuestra barbarie e irracionalidad cada día parece incrementar la fragilidad de la vida en el planeta. Amanecerá y veremos.