Mensaje diario de 5 minutos: CÓMICS // 5 minutes message: COMICS

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keren-fedida-FrhG7ogEMCY-unsplash.jpg(https://unsplash.com/photos/FrhG7ogEMCY)

ES

Dedicado a mi primo Adri.

Él sí fue un auténtico lector de tebeos. Cuando éramos pequeños, los días que no había colegio, nada más despertarse, aún con las legañas en los ojos, se arrastraba por encima de la cama hasta el borde y se estiraba como un gusanillo para llegar con el brazo a la estantería. El plan era no salir de debajo de la sábana para conservar el calorcito que había generado durante la noche a base de sudor y pedos.
Cuando lo alcanzaba, volvía hacia atrás como un muelle. Se tapaba y sacaba los brazitos lo justo para sujetar el cómic que acababa de elegir. En esa posición podía pasarse horas y horas, hasta que se le dormían las piernas. Cuando eso pasaba, aparcaba el libro sobre la mesa, desayunaba y volvía a continuar su lectura sentado en la mesa, en el sofá, o en cualquier otro lugar que no viera ocupado por algún otro habitante de la casa.
Él leía desde Black Phanter hasta Asterix y Obelix, pasando Súper López, Zipi & Zape, Venom o la japonesa escrita de arriba abajo Arale. No tenía problema con la procedencia o el estilo. Casi todo le gustaba, pero sin duda su preferido era Tintín. De hecho, el día de su comunión le regalaron una perrita negra a la que llamó Milú.
Yo le imitaba y a veces también cogía un tebeo. Me divertía, y las historias me gustaban, pero al cabo de un rato necesitaba cambiar de actividad. Él sin embargo podía mantenerse horas y horas. A mí me daba una envidia enorme y sana ver cómo conseguía abstraerse de esa manera con algo así. Y no solo eso, si no que cuando terminaba las lecturas también dibujaba. Hacía bocetos, diseñaba personajes e historias, y le quedaban genial.
Juntos creábamos fuertes con los cojines del salón, recreábamos escenarios en algún punto de la casa, entrábamos saltando por la ventana o protegíamos a nuestro abuelo como superhéroes con una toalla atada al cuello como si fuera una capa. Y así pasábamos los ratos libres cuando no estábamos jugando con amigos en el patio, vendiendo limonada a los vecinos a precio de oro o saltando una y otra vez a la piscina.



keren-fedida-FrhG7ogEMCY-unsplash.jpg(https://unsplash.com/photos/FrhG7ogEMCY)

EN

Dedicated to my cousin Adri.

He was a real comic book reader. When we were little, on days when there was no school, as soon as he woke up, still with his eyelashes in his eyes, he would crawl over the comforter to the edge of the bed and stretch out like a little worm to reach the bookshelf with his arm. The plan was not to get out from under the sheet to conserve the warmth he had generated during the night by sweating and farting.
When she reached it, she'd spring back like a spring. He would cover himself and put his arms out just enough to hold the comic book. In that position he could spend hours and hours, until his legs fell asleep. When that happened, he would park the book on the table, eat his breakfast and go back to continue his reading sitting at the table, on the sofa, or in any other place he didn't see occupied by another inhabitant of the house.
He would read from Black Phanter to Asterix and Obelix, passing through Super Lopez, Zipi & Zape, Venom or the Japanese top-down Arale. He had no problem with provenance or style. He liked almost everything, but without a doubt his favorite was Tintin. In fact, on the day of his communion he was given a little black dog he called Milú.
I imitated him and sometimes I also picked up a comic book. I also had fun, and I liked the stories, but after a while I needed to change activities. He, however, could keep going for hours and hours. It made me envious to see how he managed to be so absorbed with something like that. And not only that, but when he finished reading, he also drew. He made sketches, designed characters and stories, and he was great at it.
Together we would create forts with the living room cushions, recreate scenarios somewhere in the house, jump through the window or protect our grandfather with a towel tied around his neck as if it were a cape. And that's how we spent our free time when we weren't playing with friends in the backyard, selling lemonade to the neighbors for the price of gold or jumping over and over again into the pool.

Texto propio
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!PIZZA

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Jajajajaja pedos d corazón??? Q molón!!!

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por lo de las noches de sudor y pedos 😅

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Jajajajaja qué guay q lo hayas leído :)

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