[ESP/ENG] Mensaje diario de 5 minutos: Fuera del auto // Daily 5-minute message: Out of the car

(https://unsplash.com/photos/OVs44OObk_I)

Metí la quinta marcha a 90 km/hora. Aún me quedaban unos diez minutos por aquella carretera. Iba sola hacia aquel monasterio en el que descansar de mi familia durante un par de días. Lo necesitaba. A veces la familia se puede convertir en un auténtico agobio, por mucho que se les quiera.
Terminé aquel camino y torcí a la derecha por una carretera comarcal. Descendí la velocidad y entonces le vi. Era un muchacho rubio y despeluchado. Guapo, muy guapo, requeteguapo. Con una planta espectacular, alto y de espaldas anchas. Era más joven que yo, se veía de lejos. Cargaba con una mochila llena a rebosar y decorada por fuera con objetos que supongo no le cabían dentro: las playeras, la cantimplora, una esterilla y una gorra marrón. Era claramente un viajero – mochilero.
Mientras le analizaba recordé mi época dorada en la que disfrutaba de la libertad y economía necesarias para poder permitirme viajar tranquilamente, y sin darme cuenta resultó que había parado a recoger a aquel autostopista.
En un pestañeo aquel rubio despampanante estaba ahí sentado a mi derecha liándose un canuto de una marihuana que olía estupendamente.
¿En qué momento ha sucedido todo esto?, me preguntaba a mí misma.
Al cabo de una hora y dos porros de aquellos ya habíamos parado en una cuneta a escuchar la música que sonaba en la radio y disfrutar del colocón. Estaba reviviendo mis años de juventud y rebeldía junto a aquel viajero bohemio con el coche parado en medio de aquel descampado.
De repente nos entró un hambre voraz, consecuencias de estar fumado. Iba a arrancar de nuevo para poner rumbo a alguna tienda de alimentos, cuando el joven se hizo un lío y abusó de mi confianza. Puse la mano en la palanca de cambios para meter primera y empezar el camino, y aquel tío puso la suya encima de la mía. Le miré arrugando el entrecejo como preguntándole sin palabras que qué pretendía, pero no lo debió de entender pues comenzó a subir la mano por mi muslo.
¿Aquel pedazo de hombre estaba intentando ligar conmigo, una madre de familia que como mínimo le doblaba la edad? Imposible.
En ese momento el muchacho se abalanzó sobre mí y me robó un beso en los labios. Yo tenía la boca y el cerebro tan secos a causa de los porros que no pude reaccionar. Además estaba casada, y me sentía mal por ello. Pero ese chaval despertaba algo en mí, y encima nadie tenía porque enterarse. Pero no, no estaría bien, ¿o sí?

Mierda!no puedo pensar con claridad.

De repente el mochilero se desabrochó la bragueta del pantalón, me agarró la mano y la puso en su entrepierna. Me sentí más violenta que excitada, así es que la retiré. Él repitió la jugada agarrándome con más fuerza. Entones desperté de mi letargo marihuanero. Abrí la ventana y lancé su pesada mochila hacia fuera con brusquedad.
Él me miró violento y antes de que pudiera abrir la boca le dije: “Fuera del auto. Si te quito la mano creo que es obvio que no quiero ¿no?. Así aprenderás”, y le empujé de una patada hacia afuera. Arranqué y seguí mi camino hacia el monasterio relajante.

ENGLISH VERSION

(https://unsplash.com/photos/OVs44OObk_I)

I shifted into fifth gear at 90 km/hour. I still had about ten minutes left on that road. I was going alone to that monastery where I could rest from my family for a couple of days. I needed it. Sometimes family can become a real burden, no matter how much you love them.
I finished that road and turned right onto a country road. I slowed down and then I saw him. It was a blond and hairless boy. Handsome, very handsome, very handsome. With a spectacular plant, tall and with broad shoulders. He was younger than me, I could tell from a distance. He was carrying a backpack full to overflowing and decorated on the outside with objects that I guess did not fit inside: the t-shirts, the water bottle, a mat and a brown cap. He was clearly a traveler - backpacker.
As I analyzed him I remembered my golden age when I enjoyed the freedom and economy necessary to be able to travel at ease, and without realizing it, it turned out that I had stopped to pick up that hitchhiker.
In the blink of an eye that stunning blond was sitting there to my right rolling a joint of marijuana that smelled great.
At what point did all this happen, I wondered to myself.
After an hour and two of those joints we had stopped in a ditch to listen to the music playing on the radio and enjoy the high. I was reliving my years of youth and rebellion with that bohemian traveler with the car stopped in the middle of that wasteland.
Suddenly we felt a voracious hunger, the consequences of being stoned. I was about to start off again to head for a grocery store, when the young man made a mess and abused my trust. I put my hand on the gearshift to put it in first gear and start on the road, and the guy put his hand on top of mine. I looked at him with a furrowed brow as if to ask him without words what he was trying to do, but he must not have understood because he started to run his hand up my thigh.
Was that hunk of a man trying to hit on me, a mother of a family at least twice his age? No way.
At that moment the boy pounced on me and stole a kiss on my lips. My mouth and brain were so dry from the joints that I couldn't react. Besides, I was married, and I felt bad about it. But that boy awakened something in me, and on top of that, no one had to know about it. But no, it wouldn't be right, would it?

Shit! I can't think straight.

Suddenly the backpacker unbuttoned his pants fly, grabbed my hand and put it on his crotch. I felt more violent than aroused, so I pulled it away. He repeated the move by grabbing me harder. Then I woke up from my stoner lethargy. I opened the window and threw his heavy backpack out roughly.
He looked at me violently and before he could open his mouth I said, "Get out of the car. If I take your hand away I think it's obvious I don't want to, don't you. That'll teach you," and I kicked him out. I started up and continued on my way to the soothing monastery.

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