Entrada al Concurso de cuento navideño de Literatos / Magia y Chocolate

Al pequeño Ricardo le gustaba ir a casa de la abuela porque pasaban cosas mágicas...

Era la mañana del 24 y Ricardo se fue en bicicleta hasta la urbanización donde vive Carmen, su abuela, ella se sorprendió al verlo llegar porque lo esperaba más tarde. Pero lo recibió con un abrazo, le sirvió chocolate, cosa que le encantaba.

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En un descuido de la abuela, Ricardo revisó debajo del árbol de navidad, veía muchos regalos, sacudía cada caja, pero ninguno parecía lo que él esperaba.

Suspiró, y dijo en voz baja:
_Aquí no hay ningún cachorrito.

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En eso el arbolito se movió, sintió una brisa en su cara, percibió un olor a chocolate, chocaron dos bambalinas y vio una luz tenue entre ellas, entonces el niño sonrió y se marchó a casa.

Al final del día, Ricardo fue con sus padres y su hermanita a la Cena de Navidad a casa de su abuela, él se sentía feliz porque pensaba que en el arbolito encontraría al pequeño cachorro que tanto deseaba, además estaba convencido de que ahí sucedían cosas mágicas.

Sarita, su hermana le preguntó:

_¿Ricardo por qué estás tan feliz?

Y él le dijo en secreto: _hoy llega mi cachorrito.

Entonces Sarita se rió de forma incrédula, _Pero si mi mamá no quiere que tengamos un perro!

A lo que el niño respondió:

_Ya lo verás!

Y volvió a sentir la brisa suave, el olor a chocolate, el arbolito se movió y chocaron las bambalinas de nuevo.

¡Es una noche mágica! exclamó.

Después de la cena, y al ver que ya eran las 12, Ricardo estaba bien despierto, pero el cachorrito no llegó...

Esa noche se quedaron en casa de la abuela, Ricardo se acostó desilusionado...

En la mañana de Navidad repartieron los regalos, Sarita estaba feliz con la casa de muñecas que tanto quería, y a pesar de que a Ricardo le gustó la tablet, no estaba del todo feliz...

Luego de desayunar, se despidieron y en el estacionamiento algo mágico pasó...

Ricardo volvió a sentir la brisa suave de antes y el olor a chocolate, en eso un cachorro de pelaje amarillo de la nada apareció, su mamá al verlo la enterneció y lo abrazó.

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Todos quedaron sorprendidos con su actitud, Sara miró a Ricardo y él con gran felicidad y espléndida sonrisa le guiñó el ojo y exclamó:

_¡Te dije que era una noche mágica!

Todos abrazaron al cachorrito, de pronto llegó el vecino, estaba apenado porque arequipe, así se llamaba el cachorro, se había salido de la casa y él no se había dado cuenta. Entonces Ricardo, al ver que el Sr. Juan tomó al cachorro enmudeció de tristeza.

El Sr. Juan dijo: _he estado buscando un hogar para chocolate.

Todos exclamaron: _¿Quién es chocolate?

_Es el hermano de arequipe, dijo Juan, y continuó, _mi nieta es la dueña de arequipe, pero no podemos cuidar de otro perrito.

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Entonces, la mamá de Ricardo sonrió.

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