Sueños en un mundo dividido [Es-En]
En un mundo separado entre pobres y ricos, las oportunidades se vuelven desiguales. Mientras algunos tienen muchas opciones, para otros, una oportunidad se vuelve un sueño.
Con apenas 9 años, Dylan se consideraba un niño feliz y afortunado, tenía a su mamá con vida, a su hermanita y una mente brillante. Su actitud positiva llenaba de alegría el hogar. Aunque su situación era muy dura.
Dylan vivía una realidad diferente a la de otros niños, su padre abandonó su hogar cuando él estaba muy pequeño, dejando un gran vacío y a una hermanita más pequeña. Su familia cayó en la pobreza extrema. Su madre hacia todo lo que podía para poder alimentar a sus hijos y él como un hijo preocupado sentía la necesidad de ayudar a su mamá.
Todos los días se levantaba muy tempranito para ayudar a buscar agua, conseguir leña y ayudar a cuidar a su hermanita, mientras su mamá preparaba la comida. Luego se iba a caminar a la comunidad más cercana pensando cómo producir un poco de dinero. Se ofrecía a limpiar el jardín de los vecinos, a ayudarlos con las compras, a pasear las mascotas; y de esta manera hacia su día de trabajo, para colaborar para la comida.
La mayoría de los vecinos se molestaban con él, solo decían ¿qué hace un niño trabajando en vez de estudiar? Ve a la escuela para que seas alguien en la vida. Y aunque era cierto, en realidad no entiendan su situación, solo criticaban y criticaban pero nadie se ofrecía a ayudar a su mamá. Y esas palabras quedaban dando vueltas en su cabeza ¿Cómo ser alguien?, parece que ser pobre es despreciable para las personas de estrato.
Cómo todo niño Dylan tenía un sueño; conseguir la oportunidad de estudiar y sacar a delante su familia, además, amaba las bicicletas y quería participar en el concurso anual de ciclistas Juniors. Ganar aquella competencia era el sueño de Dylan.
Un día, cuando regresaba a casa vio en la basura una bicicleta vieja, parece que estaba un poco averiada. Al verla Dylan lloro de la emoción, era la bicicleta más genial para él. Salió inmediatamente a su casa para mostrársela a su mamá. Pasó toda la noche reparándola con algunas piezas viejas, su mamá se desveló con él, ayudándolo. Estaba tan feliz de ver la alegría de su hijo.
Al día siguiente, salió a montar bicicleta. Pero un momento, ¡Dylan no sabía manejar bicicleta! Así que después de muchas caídas y ver cómo lo hacían otros niños, aprendió. En algunas semanas ya se había vuelto hábil, tenía su mente puesta en la meta, y eso lo ayudo a tener convicción.
Entreno muy duró. Todos los días desde temprano hacia su ruta, cada vez planteándose nuevos retos. Y solo faltaban días para la competencia.
Algunos niños vieron a Dylan entrenando, y comenzaron a preocuparse. ¿Cómo iba a participar el niño pobre en una competencia de ricos?, sus padres le prohibieron ayudar a Dylan, que ni siquiera se les ocurriera acercarse a ese niño que no era de clase.
Sin embargo, los malos comentarios no detuvieron a Dylan, seguía entrenando todos los días.
Tras una larga espera, el día de la competencia por fin llegó, y aquel niño alegre se puso su mejor ropa para ir tras sus sueños. Su madre también se levantó muy temprano y arreglo a la niña, todos estaban listos para ir a la competencia. La alegría no cabía en el corazón de aquel niño y los nervios comenzaron a sentirse.
Al llegar a la mesa de inscripción su mamá le dice al recepcionista, vengo a inscribir a mi hijo en la competencia, y el recepcionista con una risa sarcástica le dice, son 100$ dólares la inscripción, si no lo tienen pueden retirarse.
A la competencia solo asistían niños con dinero, aquella cantidad podría significar días de comida para su familia. Así que, con una lágrima en el rostro, Dylan le dijo a su mamá, no te preocupes mamita, para el otro año reuniremos el dinero.
Aún rodaba la lágrima por su mejilla cuando su mamá saco de su mochila una bolsita de monedas y se las dio al recepcionista. Aquellas moneditas era todo el dinero que Dylan había reunido trabajando por algunos meses y que su mamá nunca gastó.
Su mamá le limpio las lágrimas y le dijo ¡prepárate hijo, ya va a comenzar la competencia! Con miradas de desprecio a su alrededor, aquella madre se sentía la más orgullosa del mundo, viendo a su hijo ir tras su sueño.
Y así comenzó la competencia; todos comenzaron a avanzar, su bicicleta vieja hacia su mayor esfuerzo mientras el resto de las bicicletas se adelantaban con facilidad. Dylan pedaleaba con todas sus fuerzas pero la competencia no era nada fácil. Ya para la tercera vuelta se sentía un poco cansado pero el rostro de su madre le daba aguante.
Los otros niños intentaron hacerlo caer, mientras Dylan hacia todo lo posible por mantenerse ruta. Se acercaba la última vuelta y él casi se posicionaba en segundo lugar, en ese momento vio a su madre gritando de emoción y la sonrisa de su hermanita le dio la energía que necesitaba.
Con diferencia de segundos Dylan toco la meta de primer lugar. Al darse cuenta, se bajó de la bicicleta y corriendo abraza a su madre diciéndole "¡mami gané, gané!".
En ese momento comienzan a nombrar los ganadores. Tercer lugar: MARCOS, segundo lugar: DAVID y primer lugar: MATEO.
Un concurso arreglado con dinero. Rompiendo los sueños de un niño que lucho con todas sus fuerzas para ser visto, y por no tener dinero su presencia fue ignorada.
En ese momento su mama lo abrazo con todas sus fuerzas y le dijo. ¡Eres muy valiente hijo!, ¡Tu corazón te hace más grande que todos ellos! ¡Haz hecho un gran trabajo, y me has hecho la madre más feliz de este mundo!
Aquellas palabras consolaron a Dylan, quien regreso feliz a su casa, a pesar de aquellos resultados. No tenía que demostrarle al mundo ser alguien en la vida. ¡Él ya era alguien! En algún momento, personas de buen corazón serian justas y se fijarían en la clase social más baja en sentido económico y en la más alta de corazón, valores y humildad.
English Publication
Dreams in a divided world
In a world separated between rich and poor, opportunities become unequal. While some have many options, for others, opportunity becomes a dream.
At just 9 years old, Dylan considered himself a happy-go-lucky child, with his mom alive, his little sister and a brilliant mind. His positive attitude filled his home with joy. Although his situation was very tough.
Dylan lived a different reality than other children, his father left home when he was very young, leaving a big void and a younger sister. His family fell into extreme poverty. His mother did everything she could to feed her children and as a concerned son he felt the need to help his mother.
Every day he would get up very early to help fetch water, get firewood and help take care of his little sister, while his mother prepared food. Then he would go for a walk to the nearest community and figure out how to make a little money. She would offer to clean the neighbors' garden, help them with shopping, walk the pets; and in this way she would do her day's work, to help with the food.
Most of the neighbors were annoyed with him, they just said, "What is a kid doing working instead of studying? Go to school so you can be somebody in life. And although it was true, they didn't really understand his situation, they only criticized and criticized but no one offered to help his mother. And those words kept going round and round in his head, how to be somebody, it seems that being poor is despicable for people of strata.
Like every child Dylan had a dream; to get the opportunity to study and raise his family, besides, he loved bicycles and wanted to participate in the annual competition of junior cyclists. Winning that competition was Dylan's dream.
One day, on his way home, he saw an old bicycle in the garbage, it seemed to be a little broken. When Dylan saw it, he cried with emotion, it was the coolest bike for him. He immediately went home to show it to his mom. He spent all night repairing it with some old parts, his mom stayed up all night with him, helping him. She was so happy to see her son's joy.
The next day, he went out to ride a bike. But wait a minute, Dylan didn't know how to ride a bike! So after many falls and watching other kids do it, he learned. In a few weeks he had become proficient, had his mind set on the goal, and that helped him have conviction.
He trained very hard. Every day from early in the morning he went on his route, each time setting himself new challenges. And the competition was only days away.
Some children saw Dylan training, and began to worry: how could the poor kid participate in a competition for the rich, his parents forbade him to help Dylan, not to even think of going near this kid who was not from their class.
However, the bad comments did not stop Dylan, he continued to train every day.
After a long wait, the day of the competition finally arrived, and that cheerful boy put on his best clothes to go after his dreams. His mother also got up very early and groomed the girl, everyone was ready to go to the competition. The joy did not fit in the heart of that child and the nerves began to be felt.
Upon arriving at the registration desk his mother said to the receptionist, I am here to register my son in the competition, and the receptionist with a sarcastic laugh said, it is $100 dollars the registration fee, if you don't have it you can leave.
The competition was only attended by children with money, that amount could mean days of food for his family. So, with a tear on his face, Dylan told his mom, don't worry mommy, next year we will raise the money.
The tear was still rolling down his cheek when his mom pulled out a bag of coins from her backpack and handed them to the receptionist. Those little coins were all the money Dylan had collected by working for a few months and his mom never spent.
His mom wiped away his tears and said, "Get ready son, the competition is about to start! With looks of contempt all around her, that mother felt the proudest in the world, watching her son go after his dream.
And so the competition began; everyone started to move forward, his old bike doing its best while the rest of the bikes were easily overtaking him. Dylan was pedaling with all his strength but the competition was not easy. By the third lap he was feeling a little tired, but his mother's face gave him endurance.
The other kids tried to make him fall, while Dylan did his best to stay on the road. The last lap was approaching and he was almost in second place, at that moment he saw his mother screaming with excitement and the smile of his little sister gave him the energy he needed.
With a difference of seconds Dylan touched the finish line in first place. When he realized it, he got off the bike and ran hugging his mother saying "Mommy I won, I won!
At that moment they begin to name the winners. Third place: MARCOS, second place: DAVID and first place: MATEO.
A contest fixed with money. Breaking the dreams of a boy who fought with all his strength to be seen, and because he had no money his presence was ignored.
At that moment his mother hugged him with all her strength and told him: "You are very brave son! You are very brave son, your heart makes you bigger than all of them! You have done a great job, and you have made me the happiest mother in the world!
Those words comforted Dylan, who returned home happy, despite those results. He didn't have to prove to the world that he was somebody in life - he was already somebody! At some point, kind-hearted people would be fair and would look at the lowest social class in economic sense and the highest in heart, values and humility.
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Editores: / Editors: Canva, PowerPoint.
Muy lindo tu relato amiga me conmovió, que bonita actitud la de Dylan y su familia.🤗
Gracias amiga, me alegra que te haya gustado.
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La perseverancia vale mucho.
Asi es, gracias por tu comentario.
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