✨N I M B A R✨D E✨L U C I É R N A G A✨ Poesía Erótica

El deseo es una luciérnaga en la oscuridad, se nota cuando la llama está encendida y cuando deja de estarlo.

Ella es así, igual de fosforescente y me corteja la vista cada cuando se aparece. Es bien sabido que si la luz del cocuyo no permanece luminiscente, no podemos seguirle del todo.

Mi calma se endurece en su expectativa y aquella ansiedad es idéntica al vuelo de una luciérnaga en las noches, es imposible predecir a dónde se dirige.



Foto de mi autoría


Esta vez, la presiento cerca. Sus ojos tienen una luz que hipnotiza donde destella y el incauto sigue el rastro de la excitación, porque la mirada queda ilusionada del evidente fuego.

Hay que poner atención para adivinar el próximo paso del insecto, y de ella también...

Allí está uno, cautivado, morboso, obsesivo, viendo que las voraces ansias tienen aspiración de que aquella lumbre se alumbre con la siguiente pista del incendio premeditado y seductor del cuerpo que estás vigilando.



Foto de mi autoría


El apetito tiene ganas
de la danza fogosa
que ocurre entre las partículas
del buen polvo jadeante del aire
que perdemos cuando nos falta.

El calor combustiona
en ella y en mí,
que miro por la ventana
anhelando señales
de su rotativa hoguera.


Pero sucede que, a veces y a voces, el vuelo del deseo se agota, o se oculta tanto tiempo que la expectación también se apaga. Uno deja, entonces, de buscar a la fugaz luciérnaga, debido a que la oscuridad fue más solemne con el baile sedoso del cuerpo que divinamente flotaba.


Estoy viendo
hacia la nada,
agitado y nervioso,
clamando infernalmente
por el apetito
de cualquier
cúmulo de brasa
y el resplandor
se hace presente.

Allí está ella
otra vez, vestida
sólo con su nimbar
de luciérnaga.


Se me acerca y llega a mis dedos, donde se posa y calienta a mis dactilares huellas. Mi boca va acariciándola, mientras ella desnuda a todo lo que sea corriente.



Foto de mi autoría


Se prende y yo también me enciendo. Ambos estamos asidos por la urgencia de una expectación que finalmente se arrodilla ante un encuentro interruptus.

Abre sus alas y esta vez
sí se queda sobre mí
y yo soy el que se estanca.

Ella merodea
mis brazos y mis hombros
hasta llegar a los pómulos
donde vuelve a arder
con su figura de fuego
que ruboriza a cada calor
y llena repleto a mi vigor
con la magia que prepara
en su meloso óvulo.

Sigue latiendo y mora
en los labios que otrora
estaban secos y sin aliento,
porque las horas fueron largas
para vernos sin otra mañana
perdida en nuestros ojos.

El fuego se enciende,
palpita y centellea,
mientras suben
y luego bajan
las siluetas
que como estrellas
van cambiando de lugares.

Se despiertan las miradas
que angustiadas y lascivas
van acumulando las salivas
que fluyen y gotean de desespero.

Ella vibra emitiendo
perceptible y domable
aquel fugitivo deseo
y yo permito que prosiga
todos los recorridos
previos al corrido
que nos dejará
fluidos en luces
que titilan y se esfuman
de nuestros cuerpos.

La centella penetra
las pieles y aguanta,
aguanta y aguanta
hasta que la mecha
eyacula toda su chispa
y brotamos nuestra escarcha
hacia el oscurecido cielo.

Algunos lo llaman
apareamiento y solo
se trata de la danza
de la luciérnaga.



Foto de mi autoría


Ella es una criatura única que va y viene, dejándome ignorante de saber que yo también estoy fulgurando con unos apetitos que brillan y se apagan en medio de voraces crepúsculos que suceden cuando el deseo reaparece, revoloteando, cuando cae la noche y es más fácil ver que el clímax es más perceptible cuando finalmente llega, acaba y se vuelve a perder un tiempo.

Vuela libre, doncella.
No te pierdas tanto
tan demasiado que no
te vea más brillar.

Instagram: @fotosymedia
Modelo: María Bande


PRESS HERE FOR ENGLISH VERSION

The desire is a firefly in the dark, you can tell when the flame is lit and when it is no longer lit.

She is like that, just as phosphorescent and she courts my eyes every time she appears. It is well known that if the light of the cocuyo does not remain luminescent, we cannot follow it at all.

My calm hardens in its expectation and that anxiety is identical to the flight of a firefly at night, it is impossible to predict where it is going.



Photo of my authorship


This time, I sense her near. Her eyes have a light that hypnotizes where it flashes and the unwary follow the trail of excitement, because the gaze remains illusioned from the evident fire.

You have to pay attention to guess the insect's next step, and hers too....

There you are, captivated, morbid, obsessive, seeing that the voracious cravings have aspiration for that fire to light up with the next clue of the premeditated and seductive fire of the body you are watching.



Photo of my authorship


The appetite craves
for the fiery dance
that takes place between the particles
of the good dust gasping for air
that we lose when we lack it.

The heat combusts
on her and on me,
that I look out of the window
longing for signs
of her rotating bonfire.


However, it happens that, sometimes and loudly, the flight of desire is exhausted, or it hides so long that the expectation is also extinguished. One ceases, then, to seek the fleeting firefly, because the darkness was more solemn with the silken dance of the body that divinely floated.


I am looking
towards nothingness,
agitated and nervous,
clamoring hellishly
for the appetite
of any
ember cluster
and the glow
is present.

There she is
again, dressed
only with her nimbar
of firefly.


She comes near me and reaches my fingers, where she rests and warms to my fingerprints. My mouth goes caressing her, while she undresses to all that is ordinary.



Photo of my authorship


She turns on and I turn on as well. Both of us are gripped by the urgency of an expectation that finally kneels before an encounter interruptus.

She spreads her wings and this time
she does stay above me
and I am the one who stalls.

She prowls
my arms and my shoulders
until she reaches my cheekbones
where she burns again
with her figure of fire
that blushes at every heat
and fills my vigor with the magic
with the magic it prepares
in its honeyed ovum.

It still beats and dwells
in the lips that once
were dry and breathless,
because the hours were long
to see us without another morning
lost in our eyes.

The fire is lit,
it throbs and flickers,
as they rise
and then descend
the silhouettes
that like stars
change places.

The glances are awakened
that anguished and lascivious
are accumulating the saliva
flowing and dripping with despair.

She vibrates emitting
perceptible and tameable
that fugitive desire
and I allow it to continue
all the routes
previos al corrido
que nos dejará
fluidos en luces
que titilan y se esfuman
de nuestros cuerpos.

The sparkle penetrates
the skins and endures,
hangs on and hangs on
until the wick
ejaculates all its flame
and we sprout our frost
towards the darkened sky.

Some call it
mating and it's just
it is only the dance
of the firefly.



Photo of my authorship


She is a unique creature that comes and goes, leaving me ignorant to know that I too am glowing with appetites that glow and fade amidst voracious twilights that happen when desire reappears, fluttering, when night falls and it is easier to see that the climax is more perceptible when it finally comes, ends and a time is lost again.

Fly free, maiden.
Do not lose yourself so much
so much that I will no longer
see you shine no more.

Posted Using InLeo Alpha



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Sugestivo juego metafórico y erótico entre el nimbo de la luciérnaga y el de la mujer deseada, entre ese ir y venir que es la luz y el placer. Saludos, @miguelmederico.

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gracias, esta es una versión de esa expectación cuando nos sorprendemos por el brillo de la luciérnaga cuando es de noche y tratamos de adivinar dónde volverá a brillar y uno quiere predecir ese movimiento para no perdérselo. El contraste es esa mujer que actúa igual desde el punto de vista del deseo.

Muchas gracias por pasar y comentar. Tenía tiempo que no leía sus geniales comentarios. Son la única comunidad que hace un trabajo muy diferenciado en esa materia. Abrazos y bendiciones

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