Las Amnesias que Aparecieron
He aprendido a escucharte con el corazón, el sonido de cada pálpito rebota en las paredes de mi mente y va dibujándote como una ecografía en donde titila tu imagen. Permaneces y también te borras un poco cada vez que te pienso.
No se trata de que te esté olvidando, o quizás sí. No es que ya no sepa quien eras, pero al no saber dónde puedes estar, sí me pregunto quién podrías estar siendo ahora, sobre todo me cuestiono quienes seríamos tú y yo y dónde estaríamos.
Olvidarte es imposible, pero la mente extraña tanto tu tez y tu voz, que al no practicar o mirarte cotidianamente, va extraviando el sonido preciso de tu hablar, la mirada ecuánime de tus pupilas viéndome y, por su puesto, el retrato exacto de cómo te veías antes de marcharte.
He aprendido a recordarte con el corazón. Miro tus fotos y a mi cerebro no le es suficiente ver las mismas imágenes de siempre, se pone ambicioso de querer nuevas escenas que ya no se pueden repetir y en vez de coleccionar aquellos momentos brillantes, intenta recrear nuevas ilusiones donde estamos bailando, conversando y es allí que mi imaginación no tiene tanta elocuencia para mantener una visual coherente de ti.
Hay mucho de distorsión en tu voz, hay umbría en tu rostro y culpo a mi torpe creatividad al no poder recrearte tan vivazmente como en esas fotos que ya no me bastan. El problema es que mi imaginación no es digna de hacerte méritos de una mejor realidad que la de aquel almacén donde te guardo, dibujada por una cámara.
He aprendido a verte con el corazón, los latidos son ecografías que tiemblan en mis pensares y no se sostienen con una analogía que me permita vislumbrarte con la soltura que teníamos. Hay alguna clase de interferencia entre el cielo y la tierra que no me permite verte con total claridad y es allí cuando me sumo a la hipótesis de que, quizás, te estoy olvidando.
Es mentira que recuerdo todo como lo que miro de esa foto. Es sólo poesía decir que tengo la facultad de ver con minuciosos detalle todos nuestros recuerdos. La memoria falla, por su edad o porque es mezquina, y luego la autodefensa es aferrarme a decir que nunca podría olvidarme de aquel día, que jamás tendría el coraje de ya no recordarte, cuando mi torpe cabeza ya ha estado haciendo lo suyo al no ser capaz de renovar cada movimiento, cada gesto, cada suspiro y respiro, cada microsegundo que el cerebro no se encargó de guardar a largo plazo porque daba por hecho que tendría otra ocasión para coleccionarlo con más información que la que ahora tiene y, claro, es normal que no pueda regenerar lo que vivimos, porque no puse suficiente atención a guardarte como debía.
No te estoy olvidando, o quizás sí. Tal vez debí tomarme más tiempo en admirarte, en hablar contigo, en escuchar más regaños, en verte fijamente haciendo de todo, o no haciendo nada, justamente para que mi juicio no tenga este faltante que me tiene dilucidando cómo te veías, cómo te escuchabas, ahora que no poseo ni tu presencia y mucho menos tu voz.
Estoy aprendiendo a tocarte con el corazón y a pesar que no se nota, te estoy abrazando en estos momentos y besando tu foto. Esta es mi forma de combatir las amnesias que aparecieron por no verte bien.
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I have learned to listen to you with my heart, the sound of every beat bounces off the walls of my mind and draws you like an ultrasound where your image flickers. You remain and you also erase a little every time I think of you.
It is not that I am forgetting you, or maybe I am. I don't know who you were anymore, but not knowing where you might be, I do wonder who you might be right now, mostly I question who you and I would be and where we would be.
Forgetting you is impossible, but the mind misses your complexion and your voice so much, that by not practicing or looking at you daily, it misses the precise sound of your speech, the even gaze of your pupils seeing me and, of course, the exact portrait of how you looked before you left.
I have learned to remember you with my heart. I look at your photos and my brain is not enough to see the same images as always, it gets ambitious to want new scenes that can no longer be repeated and instead of collecting those brilliant moments, it tries to recreate new illusions where we are dancing, talking and it is there that my imagination does not have so much eloquence to maintain a coherent visual of you.
There's a lot of distortion in your voice, there's shadows on your face and I blame my clumsy creativity for not being able to recreate you as vividly as in those photos that are no longer enough for me. The problem is that my imagination is not worthy of doing you merits of a better reality than the one in that warehouse where I keep you, drawn by a camera.
I have learned to see you with my heart, the beats are ultrasounds that tremble in my thoughts and do not hold up to an analogy that allows me to glimpse you with the looseness we used to have. Some kind of interference between heaven and earth does not allow me to see you with total clarity and that is when I join the hypothesis that, perhaps, I am forgetting you.
It is lie that I remember everything as what I look at from that photo. It is only poetry to say that I have the faculty to see in minute detail all our memories. Memory fails, either because of its age or because it is petty, and then the self-defense is to cling to say that I could never forget that day, that I would never have the courage to no longer remember you, when my clumsy head has already been doing its thing by not being able to renew every movement, every gesture, every sigh and breath, every microsecond that the brain did not take care of saving in the long run because it took for granted that it would have another occasion to collect it with more information than the one it has now and, of course, it is normal that it cannot regenerate what we lived, because I did not pay enough attention to save you as I should have.
I'm not forgetting you, or maybe I am. Maybe I should have taken more time to admire you, to talk to you, to listen to more scolding, to stare at you doing everything, or doing nothing, precisely so that my judgment would not have this lacking that has me elucidating how you looked, how you sounded, now that I possess neither your presence, much less your voice.
I am learning to touch you with my heart and even though it does not show, I am hugging you right now and kissing your picture. This is my way of fighting the amnesias that appeared for not seeing you well.
Posted Using InLeo Alpha
La mujer de la foto se parece impresionantemente a mi fallecida madre, quede en shock, porque abrazo y beso la foto de mi madre todos los dias.
Vaya coincidencia esa, debió ser impresionante ver esa imagen y sentir nostalgia inmediata por al mirarla y más por el remate de tu comentario de que abrazas y besas la foto de tu señora madre y de lo que se trata el post, el cual es un homenaje y un reclamo a uno mismo
Una mujer elegante y hermosa. Dios la tenga en la máxima gloria
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Excelente, la memoria como tema literario siempre llama la atención. En mi caso las fotografías guardadas en un álbum superan mi memoria y a veces la alimentan, la imaginación hace el resto. Gracias, y siga adelante...
Sí, normalmente es lo que suele ocurrir, gracias a Dios, pero creo que a veces uno mira la foto y no recuerda con toda la precisión que desearía. Gracias por la visita y por comentar.