Ella me mentía con besos y parecía bendita aquella gracia, pero en verdad, malversaba sus sentimientos al acariciarme con los labios. Otro de sus gestos pendencieros fueron los abrazos, cruzaba las manos en mi espalda dejando pistas evidentes de desapego en la duración de la sujeción de mi dorso.

Vaya manía esa, mentir con besos que eran falacia de fidelidad. Allí estaba el deseo cuando ocurría, el problema era que aquella boca también elegía la de otro ser que no era yo y que éramos tres donde sólo bastábamos dos.

¿Cómo podía besarme tan bien si antes, o después, cometía el mismo deseo con otra persona? A alguien le estaban mintiendo, porque nadie podría fingir tan eficazmente que un beso tan lúcido estaba siendo desdoblado.

Fue más grave lo que hizo con sus abrazos, pues un apretón de cuerpos es más íntimo que el saludo que cometen los labios. Los abrazos se dan en ocasiones especiales, porque significan preocupaciones, ansias, recuerdos y sentires acumulados.

Hay mucho de traición cuando el alma elige cocerse no sólo a otro cuerpo, sino que repite la dosis con seres que no se han enterado que también están confundidos ante el engaño de quien usa las fauces como una embocadura por donde entran y salen cómplices que no están al tanto de que están en una fila.

¿Puede el hocico hacer tanta bulla para amar a dos? ¿O debería callarse el querer, la excitación y el deseo cuando no le basta el silencio ni la saciedad? Me temo que no me sé las contestaciones a estas inquietudes y que sigo leyendo los entre líneas de las caricias que alguna vez llegaron a mi alma fracturada en tres.

Ese querer mutuo que incluye a más gente descuidada me parece una mentira, porque tiene caricias a gusto de quien no sabe prever la falacia que dice la boca cuando susurra besos residuales que van tornándose en falsos gestos de un sentimiento que tiene la boca parcialmente cerrada cuando el beso es la única lengua y existen, al menos, tres.

She would lie to me with kisses and that grace seemed blessed, but in truth, she misused her feelings by caressing me with her lips. Another of her quarrelsome gestures were the hugs, she would cross her hands on my back leaving evident clues of detachment in the duration of the hold on my back.

What a mania that was, lying with kisses that were fallacy of fidelity. The problem was that that mouth also chose the mouth of another being that was not me and that there were three of us where only two were enough.

¿How could he kiss me so well if before, or after, he committed the same desire with another person? Someone was being lied to, because no one could so effectively pretend that such a lucid kiss was being unfolded.

It was more serious what he did with his embraces, for a squeezing of bodies is more intimate than the greeting committed by lips. Hugging is given on special occasions, because it signifies worries, anxieties, memories and accumulated feelings.

Much betrayal is involved when the soul chooses to bake itself not only to another body, but repeats the dose with beings who have not found out that they are also confused by the deception of those who use their jaws as a mouthpiece through which accomplices enter and leave who are not aware that they are in a line.

¿Can the snout make so much fuss to love two? Or should wanting, excitement and desire be silent when silence and satiety are not enough for it? The answers to these questions are not known to me and I am afraid that I keep reading the between the lines of the caresses that once reached my soul fractured in three.

This mutual love that includes more careless people seems to me a fallacy, because it has caresses to the taste of those who do not know how to foresee the fallacy that the mouth says when it whispers residual kisses that turn into false gestures of a feeling that has the mouth partially closed when the kiss is the only tongue and there are, at least, three.