Cómo vivir sabiendo que algún día vas a morir.

¡Qué fuerte el título! ¿Verdad?

Saludos amigos de Holos & Lotus. Espero que estén muy bien y que los que están participando en estos ejercicios que nos ofrece @damarysvibra se sientan tan entusiasmados como yo.

Para algunos parecerá fuerte el título, pues habla de la muerte. Para otros sonará tan normal como cualquier situación que tenga que ver con el ser humano. Esta vez @damarysvibra, nos lleva un poco más allá en las reflexiones y nos invita a compartir nuestras opiniones y posturas acerca de la vida y la muerte. Un tema con mucha, pero mucha tela para cortas, coser, bordar y más.

Viviendo por inercia:

Cuando era joven, que sé yo, de unos 15 o 16 años, me pasaba la vida por delante y la verdad no recuerdo haber atesorado mayor cosa, que los aprendizajes de mi madre, mi padre, mi abuela y mi familia cercana. De resto, las vivencias las vivía o desfilaban delante de mí como cualquier otra experiencia.

Así como nos comenta @damarysvibra, en su publicación, yo también creía que la muerte era cosa de otros, a mí no se me moría gente, afectos ni nada por el estilo.

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No le temía a saltar desde grandes alturas para caer de chupulún, en algún pozo de Puerto Ayacucho. Me montaba en cuanta banana veía en los cayos de Morrocoy y si me caía bien lejos de la misma, o de la lancha, y sentía que casi me desmembraba, más feliz me sentía. Me arriesgaba físicamente y me daba igual. Quizás veía a la muerte bien lejos, no era de las que creía que la gente se moría de viejo y no se incluían accidentes, enfermedades o las 1000 maneras de morir que salen en un programa de televisión. Incluso, mi hermano mayor, fue asesinado a los 28 años y eso me pareció y me parece que fue un error en la Matrix.

Yo ya no vivo por vivir:

Hay un bonito tema de Juan Gabriel que dice entre sus frases: "Yo ya no vivo por vivir" y creo que es la frase ideal para explicar mi posición frente al tema de la muerte.

Cuando llegaron mis hijos, mi mundo cambió y la muerte se convirtió en una experiencia que tuve que reconocer que existe y que, sin que uno lo quiera, está ahí con sus ojos puyúos acechando. Mi hija mayor se desvanecía en nuestros brazos sin poder respirar durante sus primeros 20 días y mi esposo y yo nos colocábamos a su lado durante el día y la noche, cual guerreros estoicos y protectores para espantar a la muerte si por casualidad se le ocurría acercarse a nuestro tesoro más preciado. Mi hija, gracias a Dios, mejoró y hoy en día es una preadolescente, preciosa, activa, inteligente, feliz y muy sana.

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Yo dejé de vivir por vivir. Vivo por y para mis hijos. Obviamente, también vivo por y para mí, por y para mi esposo. Quiero decir que comencé a ver la vida con un valor diferente. Comencé a valorar mi existencia, mi tiempo aquí en la tierra o en esta dimensión. Aprecio cada detalle que la vida me ofrece. Valoro a cada una de las personas que Dios pone en mi camino y busco la armonía en mis relaciones con todos ellos. Quiero absorber y disfrutarlo todo, porque el reloj sigue avanzando y no da tregua, Y no sé cuándo, alguno de los que me rodean tengan que retirarse del camino y volver a la energía creadora del universo.

Por si acaso, yo aplico mi poder creador, para continuar por aquí:

La muerte es inevitable, dicen por ahí. Es cierto. Pero además de inevitable, creo que puede ser postergable. ¿A qué me refiero? Que si, en alguna forma, los maestros espirituales nos trasmiten que nuestros pensamientos crean nuestra realidad, entonces creo, que podemos crear una realidad en la que la muerte suceda dentro de mucho, mucho tiempo.

Les comenté unas líneas arriba que mi hermano murió a los 28 años. Él repetía constantemente que no quería ser viejo. Revisaba su apariencia en los espejos en busca de arrugas que delataran que estaba creciendo. Realmente rechazaba que en algún momento envejecería. Y, ya ven, falleció muy joven.

Mi suegra se enteró en una especie de lectura astral que le hicieron, que viviría hasta los 70 años y ella lo creyó. Siempre nos comentaba que sabía hasta qué edad viviría y cuando se acercaba su cumpleaños número 70, comenzó a repartir muchas de sus pertenencias, entre ellas fotografías, prendas y ropa. Nos advertía que ya se acercaba su partida. Dos meses después de su cumpleaños número 70, falleció.

Mi padre, cuando tocan el tema de la muerte, siempre dice, con total seguridad, que él vivirá hasta los 95 años. Lo dice con tanta certeza que hasta yo le creo. Y entonces yo misma digo que viviré hasta los 103.

El abuelo de mi mejor amiga vivió hasta los 107 años y un día le preguntaron, que qué había hecho para vivir tanto y él dijo, que no estaba pendiente de la edad, que él se sentía vivo y eso era lo único que le importaba. Cuando cumplió los 106 años, les dijo a sus hijas y nietos, "Yo creo que ahora sí me voy a morir, porque ya estoy cansado" y un año después murió.

Entonces yo, por si acaso, aplico mi poder creador y me quedo en la realidad de que viviré hasta los 103 años. En ese entonces, me despediré acostada en una cama calentita y pensaré, ahora si me iré, porque ya estoy cansada. Quiero que en ese momento, cuando piense en lo que viví, pueda sentir como la canción de "El Trato" de Alejandro Sanz. Que cuando mire hacia atrás diga; "El viaje estuvo bueno".

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Los que se van:

Tengo claro lo que he decidido para mi futuro y en ese mantra de trabajo, para convertirlo en mi realidad. Sin embargo, sé que la realidad de los demás también me afectará de alguna forma, cuando les toque marcharse.

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A medida que crecemos, nuestros familiares y amigos se van haciendo mayores y llega un momento en el que pareciera que la muerte anda alborotada. Pero no es más que el ciclo de la vida que al encontrarse con la edad avanzada comienza a cumplirse.

A partir del 2017, comenzaron a partir muchos seres mayores de mi familia. Afectos que formaron y forman parte de mi vida, aunque ya no estén. A mis amistades contemporáneas, con mi edad, también les ha tocado vivir la experiencia de las despedidas para siempre y eso me comprueba que inevitablemente hay una etapa en la que a todas las personas nos toca comenzar a despedir a nuestros mayores. Esa etapa no me gusta. A nadie le gusta. Sé que será doloroso, sé que tarde o temprano ocurrirá. Por eso me aferro a disfrutar cada momento, cada experiencia, cada aprendizaje, para llenar de recuerdos bonitos mi baúl y tener más razones para decir que el viaje estuvo bueno.

Gracias una vez más por estos ejercicios @damarysvibra, esto es enriquecedor y tan lleno de paz y sabiduría que solo puedo decirte. Gracias.



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Hola @lilianajimenez. Gracias va ti por unirte y aportar desde tu experiencia sobre cada tema propuesto.
Hay temas en los que preferimos no profundizar mucho, sin embargo, nuestras ideas sobre el mismo muy profundamente las tenemos clara.
Te leo y una sonrisa llega pues me encanta que estés ocupada en vivir una bella vida con lo que llega, que pensando en una muerte que has programado a tan largo plazo. Entonces levantando la copa brindó por tu larga vida llena de salud y amor 😍.

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Bueno, así como dije en la publicación, lo hago por si acaso. No vaya a ser que cuando llegue al otro lado me pregunten y por qué no elegiste más años? Jejejeje Gracias por siempre acompañarnos.

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Muy sentido este tema y tu escrito amiga, si muchos le tememos quizas no antes como dices, porque viviamos para nosotros nada mas, pero cuando llegan los hijos las cosas cambian y de gran manera.

Yo tambien dire que hasta los 100 años vivire, pero con buena salud, lucida, porque llegar a una edad tan avanzada, enferma, ser una carga no es vida.

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Así es, después de que llegan los hijos vemos todo diferente. ¡Claro que sí! Pide y visualiza llegar a los 100, activa, lúcida y seguro que llegarás. Abrazos

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