Amor eterno

Para Marina las horas parecen detenerse , El dolor germino’ en su alma y le brotaron raíces de desesperanza. Se acostumbró a vivir así, inmersa en sus recuerdos. Cada mañana asoma a su ventana y su mirada refleja la nostalgia de un ayer perdido en el tiempo.

La anciana camina lentamente, por aquella vieja casa, los muebles crujen a su paso, recordándole que el tiempo ha transcurrido. Se dirige a la cocina, prende el fogón y acerca sus nudosas manos al fuego para recibir un poco de calor, no obstante aún siente frío, su alma se congela en soledad.

El gallo canta en el patio y los rayos del sol se cuelan por la rendija de la puerta de su humilde morada, Marina asoma a la ventana,sus ojos se nublan al recordar imágenes de un pasado lleno de dicha y plenitud. Momentos felices desfilan por su mente y entonces, esboza una sonrisa que al instante se convierte en una mueca de tristeza.

Ella,en sus años mozos fue una mujer hermosa, exuberante de anchas caderas y ojos vivaces! Conoció a Daniel en la plaza del pueblo un domingo de Ramos. Desde que sus miradas se encontraron, los dos supieron que ese amor que nacía era para siempre, ¡Fueron tan felices ! Que ni siquiera el no poder tener hijos opacó su alegría.

Todo era alegría en su vida hasta aquella noche en que las nubes de la desgracia aparecieron en su vida. Regresaba a su casa Daniel después de un día de arduo trabajo, cuando repentinamente cayó al suelo fulminado por una bala perdida. Marina presenció este hecho ya que lo esperaba desde su ventana, corrió hacia él y aún lo alcanzó con vida. Lo tomó en sus brazos y alcanzó a decirle angustiada ¡que te pasó mi Dani ! ´él sonrió y le dijo con voz entrecortada, ¡allá te espero mi cielo! .

El paso de los años nunca borró el amor eterno que se tenían! Marina nunca volvió a unirse a ningún hombre

Esa noche ella descansa en su lecho, una luz ilumina la habitación , etérea, esplendorosa! Marina abre los ojos y contempla a su lado a Daniel quien le extiende sus brazos con infinito amor.