[ENG-SPN] Notions of rural architecture of Castilla / Nociones de arquitectura rural de Castilla

An essential part of that metaphorical heart of Spain, which is, without a doubt, that old territory that responds to the name of Castile and whose towns, forgers of legends long ago and today converted into enchanted maidens who sleep impassively the sleep of the just , points towards an architecture, where its apparent crudeness is in no way at odds with its thoughtful functionality and even in it, the inclusion of necessary but skillfully serving elements continues to manifest itself, with the strength of yesteryear, of superstition, such as its striking pine tree chimneys, which, ending, inexorably, in a pointed shape, were popularly known with the significant name of 'witch scare'.

In fact, seeing how the roofs slide in free fall over some facades, where the stone, nobility aside, has been fitting together with the precision of a monumental puzzle, also reminds us, and of course, saving all distances, of those other constructions, inherited of a long Middle Ages, which lasted forever in Goethe's childhood memory, when he began the adventure of exploring the city in which he was born: Frankfort on Maine and where, as he himself reminds us - giving voice to that imaginative father, that at night he dressed up as a ghost and stalked the corridors of the house with the aim of getting the children used to sleeping alone in their beds - inner comfort was sought more than external beauty. This also summarizes, in part, the true essence of Castilian architecture, where appearance is deceiving and fantasy and accommodation are always inside.

Una parte esencial de ese metafórico corazón de España, que es, sin lugar a dudas, ese viejo territorio que responde al nombre de Castilla y cuyos pueblos, forjadores hace tiempo de leyendas y convertidos hoy en doncellas encantadas que duermen impasibles el sueño de los justos, apunta hacia una arquitectura, donde su aparente tosquedad no está reñida, en modo alguno, con su meditada funcionalidad e incluso en ella, continúa manifestándose, con la fuerza de antaño, la inclusión de elementos necesarios, pero hábilmente servidores, a la vez, de la superstición, como son sus llamativas chimeneas pinariegas, que, terminadas, inexorablemente, en forma puntiaguda, eran conocidas, popularmente, con el significativo nombre de ‘espanta brujas’.

De hecho, ver cómo los tejados se deslizan en caída libre sobre unas fachadas, donde la piedra, nobleza aparte, ha ido encajando con la precisión de un puzzle monumental, recuerda además y por supuesto, salvando todas las distancias, esas otras construcciones, heredadas de una prolongada Edad Media, que perduraron para siempre en la memoria infantil de Goethe, cuando comenzó la aventura de explorar la ciudad en la que había nacido: Frankfort del Maine y donde, como él mismo nos recuerda -poniendo voz a ese imaginativo padre, que por las noches se disfrazaba de fantasma y acechaba por los corredores de la casa con el objetivo de que los infantes se acostumbraran a dormir solos en su cama- se buscaba más la comodidad interior que la belleza exterior. Esto resume, en parte, también la verdadera esencia de la arquitectura castellana, donde la apariencia engaña y la fantasía y el acomodo, están siempre por dentro.

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