Ser eficiente o fingir eficiencia: Análisis personal sobre un tema siempre vigente
Hola Hivers
Hablemos ahora sobre un tema que no pierde vigencia, mis estimados lectores. Resulta que me he encontrado a lo largo de mi vida con muchas clases de personas en el campo personal, laboral y académico. Y sé que esto es algo natural si lo ponemos bajo la lupa apropiada y considerando que el mundo está lleno de todo tipo de individuos.
Pero no quiero en este artículo abordar todos los ámbitos que existen respecto a este tema, sino que tratemos en esta ocasión solo relativo al área laboral, puesto que me resulta bastante curioso analizar los perfiles de dos tipos específicos de personas (presentes en empresas y organizaciones) basándome en función de su concepción de la eficiencia.
Un problema muy común: Individuos eficientes vs. Individuos que solo fingen serlo
Es común encontrarnos (cuando trabajamos bajo relación de dependencia), con dos tipologías de personas en cuanto a la eficiencia: Los que son eficientes (que apuestan por cumplir cabalmente sus funciones); y los que son ineficientes, pero que fingen ser eficientes para permanecer en la empresa e incluso para ascender en la escala jerárquica cuando les es posible. Y debo ser muy enfático al afirmar que no es un problema que solo ataña a trabajadores de un sexo o de otro; es algo que atañe a hombres y mujeres por igual.
El primer tipo de personas es el que hace crecer a las empresas; pero el segundo tipo de personas son los individuos que son un lastre para las mismas; porque son impostores y porque solo generan inconvenientes de toda clase a su paso. Para ponerlos en términos modernos, los individuos que buscan fingir eficiencia son del tipo de personas que llamaríamos "tóxicas"; porque no cumplen con sus obligaciones y se excusan acusando a otros empleados y a las circunstancias por lo que sale mal.
Y por si fuese poco, son expertos en no aportar soluciones, sino problemas a las empresas en que trabajan, constituyéndose como "entes parasitarios" que se benefician de lo que hacen bien los demás sin justificar ni remótamente el sueldo que devengan. Y lo que les termina de hacer acreedoras del calificativo de "trabajadores tóxicos", es el hecho de que generalmente suelen crear discordia en el lugar de trabajo; creando y difundiendo chismes y rumores para malponer a sus compañeros de trabajos que son eficientes.
Esto sucede porque las personas ineficientes por su propia incapacidad e ineficiencia, no son capaces de ascender en ninguna escala laboral en base a sus propios méritos; por lo tanto, en sus mentes retorcidas sienten que tienen obligatoriamente que minimizar o sabotear la labor de sus compañeros de trabajo para no quedar eclipsados en la empresa por ellos, con el propósito de no quedarse desempleados, e incluso, para que los asciendan pasando por encima (de ser posible) de los trabajadores eficientes.
Este es un tema más común de lo que se pudiese pensar, que ha sucedido siempre, pero que lamentablemente en estos tiempos (y a pesar de los avances y el progreso) sigue sucediendo a escala global. Las personas eficientes ponen su inteligencia al servicio de la empresa, para lograr avances y éxito tanto para la empresa como para sí mismas; mientras que las personas ineficientes y tóxicas, solo hacen uso de su inteligencia para su único y personal beneficio, creando caos a su paso por las empresas y organizaciones que tienen "la mala suerte" de tenerles como empleados.
¿Fingir o ser eficiente?
Todo individuo que quiera crecer en cualquier área de su vida, debe entender que la eficiencia es el norte al que debe apuntar; y es una verdad aún más cierta cuando lo analizamos en el campo laboral y empresarial. Porque en los trabajos y los negocios no hay lugar para la incompetencia, y cada acto de ineficiencia significan ganancias que dejan de estar sobre la mesa.
¿Cómo definiríamos a un individuo eficiente? Habríamos de definirlo como alguien capaz, que está orientado al logro, que sabe conseguir resultados positivos para sí mismo y para la empresa en que trabaja en el menor tiempo posible. Una persona eficiente es alguien organizado, que sabe optimizar su tiempo de trabajo y sus actividades de forma coordinada y efectiva. Es alguien diligente, correcto, y de actitud educada, pero cabal.
Es así que hay que tener total y absolutamente entendido que hay que ser eficientes y que tratar de fingir eficiencia es algo inútil y sin ningún sentido. Porque solo la eficiencia es la que trae el éxito a las empresas y organizaciones; y toda ineficiencia solo ocasiona retrasos y problemas que desembocan en el fracaso de las mismas.
Pero es innegable que ser eficientes implica una actitud de constante búsqueda de la excelencia que permite siempre encontrar soluciones y no problemas a las diversas situaciones que van surgiendo dentro de las empresa. El dilema es que esta es una actitud que las personas ineficientes no pueden concebir en sus mentes; y lo digo con total propiedad.
Debo aclarar que he leído diversos estudios psicológicos hechos a nivel mundial que han demostrado que los individuos ineficientes suelen ser personas mentalmente inestables, irresponsables, que no se identifican con el éxito real de las empresas en que trabajan; y que no sienten que tengan que mejorar en nada a nivel personal (ni en ninguna forma); por lo tanto, son un problema constante para las empresas donde laboran y para sus compañeros de trabajo.
Ahora bien, si por algún casual (por alguna razón) logran ascender en la escala jerárquica de las empresas, se convierten en un problema aún mayor. Porque si ya es malo un empleado ineficiente en un cargo bajo; es mucho peor un individuo ineficiente en un cargo de autoridad dentro de la empresa.
Recuerdo haber leído (en mis años como universitario) que en la teoría administrativa, se define lo que pasa cuando una persona incapaz adquiere un cargo de autoridad dentro una empresa u organización; y es que tratará siempre de rodearse de individuos peores (más incapaces), que él mismo. Y tiene (ahora que lo pienso más detenidamente), todo el sentido del mundo, porque no solo tendrá aduladores que "besen el suelo que pisa"; sino que además, no tendrá competencia para el cargo que desempeña.
Pero la ineficiencia y consecuente fracaso será lo que dicha empresa u organización tendrá que afrontar en caso de no saber identificar y solucionar a tiempo el problema.
Esto de la eficiencia tiene que ser abordado desde dos ángulos distintos pero relacionados entre sí
Por una parte, debemos abordarlo como un llamado y un recordatorio para que siempre busquemos la eficiencia en nuestras actividades laborales y empresariales; pero también; debemos abordarlo desde el ángulo de aprender a identificar y evitar las personas que son ineficientes.
Esto implica que si no tenemos aún la suficiente jerarquía dentro de una empresa y nos toca conformar equipo con una persona que hemos identificado plenamente como ineficiente o problemática; debemos estar totalmente conscientes de su condición para evitarnos disgustos y para tomar las medidas pertinentes para cumplir con nuestras obligaciones.
Pero si se tiene un mínimo grado de autoridad dentro de la empresa en la que se está (y teniendo la responsabilidad de contratar personal), hay que saber hacer los exámenes, entrevistas y evaluaciones apropiadas a modo de filtro para no dejar ingresar a la empresa a personas ineficientes y para identifcar a las que ya están dentro de la empresa para poder prescindir de ellas tan pronto como sea posible.
Hay que aclarar que existen personas que tienen actitud orientada hacia la eficiencia; pero que son ineficientes por no tener suficiente nivel de preparación; y no es a dicho grupo de personas a los que me refiero en este artículo; porque en tal caso; teniendo autoridad, lo que hay que procurar es que el personal tenga capacitación constante y continua dentro de la empresa, para que empiecen a ser cada vez más eficientes.
Pero al tipo de personas a las que me he referido a lo largo de este artículo es a las que son ineficientes de manera deliberada, y que van por la vida y las empresas intentando hacer lo menos posible y aprovechándose de todos cuantos se les crucen a su paso; ellos son el problema a considerar y solventar. Porque la eficiencia no es un lujo, sino algo necesario para el éxito personal, laboral y empresarial en sí mismo, y no hay que perderlo de vista.