Aunque en otros tiempos la palabra disrupción pudo haber tenido una connotación negativa (totalmente distinta a la que le damos hoy en día); en el mundo moderno, resulta más que obvio que es una necesidad tener una visión disruptiva en muchas áreas de la vida cotidiana, porque es fundamental para poder encarar los desafíos y problemas y aprovechar las ventanas de oportunidades que se abren en un entorno cada vez más competitivo y cambiante como lo es el escenario mundial.

¿Que significa disrupción?

Hay que saber que siempre han existido personas que catalogan lo disruptivo desde un punto de vista negativo, pero la disrupción puede signifcar avance, es progreso, un cambio necesario en la forma de hacer algo. Y si nos atenemos al sentido más estricto del término, la RAE (Real Academia Española) define a la disrupción como simplemente "Rotura o interrupción brusca". Es decir, que sin importar el contexto al que podamos aplicarlo, significa rotura o interrupción abrupta o brusca de algo (alguna situación).

Lo que resulta más que evidente (si examinamos la historia) es que para la humanidad la disrupción ha sido un elemento necesario para conseguir toda clase de progresos y avances; porque es la base misma del cambio. Y para más señas, lo disruptivo significa un vuelco, la total adopción de un nuevo esquema de funcionamiento.

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Y esa es precisamente la razón por la que no gusta a todo el mundo, ya que implica dejar de hacer las cosas como se han venido haciendo siempre, para adoptar una nueva forma o creencia y acción, que se supone que será mejor, más efectiva, por lo que traerá alguna clase de ventaja con respecto al modelo de funcionamiento anterior.

Es así que la disrupción permite superar o reemplazar anclajes en costumbres, modelos o sistemas que pueden ya estar resultando anticuados u obsoletos, para adoptar otros que vengan a representar una mejoría.

Pero "nuevo" no siempre significa mejor

La palabra "disruptivo" se refiere por lo tanto a la capacidad de romper con lo establecido, de pensar de manera innovadora y de cuestionar las normas y paradigmas existentes. En este sentido, es importante tener en cuenta que la disrupción no se trata simplemente de ser diferente por el simple hecho de serlo, sino de generar un impacto positivo y significativo en nuestro entorno y en la forma como se hace algo en concreto.

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Pues aunque la disrupción como concepto trae implícita la novedad en sí misma, lo nuevo por sí solo no implica necesariamente que sea algo mejor. Es por ello que debemos tener cuidado al adoptar o implementar algo simplemente porque es nuevo y parece disruptivo. Por cuanto una cosa puede ser nueva y parecer disruptiva, pero en realidad no serlo, porque son dos conceptos que aunque relacionados, no necesariamente van de la mano.

Porque si bien lo nuevo va inmerso dentro de todo lo disruptivo, lo que da sustento a la disrupcion no es solo el hecho de que represente algo nuevo, o diferente; sino que también debe representar una mejoría notable, real y tangible con respecto al esquema de funcionamiento o modelo que pretende reemplazar.

Un ejemplo para ilustrar a lo que me refiero

Apoyémonos en un ejemplo con el que todos podemos estar familiarizados en la actualidad, la tecnología. Esta avanza y evoluciona a una velocidad asombrosamente vertiginosa, y en ese marco de eventos, las empresas tecnológicas que no son hábiles ni capaces de adaptarse al rápido ritmo de cambios se quedan rezagadas y se van a la quiebra.

Pero incluso, si no estamos tocando el tema de la tecnología, el caso es que en cuálquier área (pero especialmente de trabajo o de negocios), el mencionado ejemplo hace más que evidente la necesidad (y lo positivo) de adoptar o mantener una visión disruptiva en la vida.

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Pues lo disruptivo nos es útil y nos permite ubicar o anticipar tendencias, reconocer oportunidades de mejora e implementar soluciones innovadoras que nos permitirán sobresalir en un mercado mundial cada vez reñido y difícil, donde la competencia es la palabra cotidiana y donde solo los más fuertes y preparados prevalecen. De más está decir que esto implica pensar fuera de la caja, desafiar lo establecido y estar dispuestos a correr riesgos para conseguir la excelencia.

Pero el equilibrio es importante; y también la educación

Sin embargo, es importante encontrar un equilibrio entre la disrupción y la estabilidad. Porque si adoptamos una visión excesivamente disruptiva, nos exponemos al riesgo de perder la conexión o contacto con la realidad, de alienar o perturbar a nuestros colaboradores y de crear resistencia en nuestro entorno. Por lo tanto, es necesario combinar la audacia y la creatividad con la prudencia, la lógica y la racionalidad en aras de poder alcanzar nuestros objetivos de manera efectiva, viable y sostenible.

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En este sentido, la educación juega un rol fundamental en la formación de individuos con una visión disruptiva. Es incuestionable e innegable la necesidad de fomentar la creatividad, la innovación, la orientación al logro y el pensamiento crítico desde las etapas más tempranas de la educación, para que así los jóvenes puedan desarrollar y aprovechar su potencial y contribuir de manera significativa al desarrollo de la sociedad. Pero además, se hace necesario promover la colaboración, el pensamiento coordinado y el trabajo en equipo, para que podamos combinar nuestras fortalezas y capacidades individuales en pro de un bien común.

En conclusión, la disrupción es indispensable en el mundo moderno para adaptarnos a los cambios y poder sacarle el jugo a las oportunidades que se presentan ante nosotros en un entorno cada vez más competitivo, complejo y cambiante. No obstante, es de fundamental importancia también encontrar un equilibrio entre la innovación y la estabilidad, para lograr nuestros objetivos de manera efectiva, real y sostenible.

En ese orden de ideas, la educación desempeña un rol protagónico y fundamental para la formación de individuos con una visión disruptiva, por lo que tiene una importancia vital fomentar la creatividad, la innovación, la fuerza de voluntad y el trabajo en equipo incluso desde las etapas tempranas de la educación. En definitivas cuentas, la disrupción tiene que ser un instrumento de cambio, avance y progreso en lugar de un fin en sí mismo.

En fin, ¿qué opinan ustedes sobre el tema tratado hoy? No olviden comentar...

Hasta la próxima.

Artículo escrito por José Quintana.