Gerardo Diego: elocuente poeta creacionista

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Gerardo Diego es una de las figuras más importantes de la poesía española del siglo XX, en particular de la que dio impulso a la renovación de esta, la llamada Generación del 27, a la que pertenecieron poetas como Rafael Alberti, Luis Cernuda, Jorge Guillén y Federico García Lorca, por sólo nombrar algunos. Murió el 8 de julio de 1987, efeméride que me permite escribir acerca de él.


El poeta Gerardo Diego - Fuente


Se sabe que Gerardo Diego se inició en la literatura desde muy joven, compartiendo esa inclinación con la del piano, en el que llegó a ser muy buen intérprete. Se doctoró en Filosofía y Letras en 1920 y ejerció la docencia durante varios años. Fue galardonado dos veces con el Premio Nacional de Literatura (en 1925 y en 1956), y elegido miembro de la Real Academia Española de la Lengua en 1947. Luego, en 1979, recibió el Premio Cervantes, compartido con el escritor Jorge Luis Borges.

Fue un escritor muy prolífico, llegando a publicar más de 20 libros de poesía; también escribió teatro, fue traductor y antologista; en 1932 preparó una relevante antología: Poesía española contemporánea (1915-1932).

Formado en la gran tradición poética española, escribió poesía identificada con esa fuente tradicional, con una magistral confección de la rima y la métrica, y de fina musicalidad. Entre libros de esa tendencia tradicionalista destacan: Versos humanos (1925), Ángeles de Compostela (1940), Alondra de la verdad (1941), Nocturnos de Chopin.

Pero Gerardo Diego desarrolló también, con igual maestría, el vanguardismo poético. Su vinculación con el creacionismo, la tendencia vanguardista propulsada por Vicente Huidobro y Pierre Reverdy, lo tuvo entre sus principales exponentes. Su amistad con Huidobro y luego su nexo en Francia con pintores cubistas y otros vanguardistas cimentarán su búsqueda en esa tendencia. Es esta faceta la que me interesa en este post.


"El libro abierto" de Juan Gris (1925) - Fuente- Dominio público


Su libro Imagen, de 1922, marca con creces ese camino vanguardista, que mantendrá a lo largo de su vida. Luego, vendrán Manual de espumas (194), Fábula de Equis y Zeda (1932), Poemas adrede (1932) y Limbo (1951).

Sobre esta alternabilidad entre la tradición y la vanguardia, en algún momento el poeta dijo:

Yo no soy responsable de que me atraigan simultáneamente el campo y la ciudad, la tradición y el futuro, de que me encante el arte nuevo y me extasíe el antiguo; de que me vuelva loco la retórica hecha, y me torne más loco el capricho de volver a hacérmela –nueva– para mi uso personal e intransferible.


Como fue propio de varios movimientos de la literatura vanguardista, encontraremos en los poemas de esa corriente escritos por Diego un uso libre y lúdico de la palabra, con la presencia de una imagen compleja y rica en rasgos irracionales, rompiendo con la coherencia, pero guardando siempre un sentido. También el juego con lo visual, en la disposición de las líneas, la incorporación de los espacios en blanco, la práctica eliminación de puntos y comas, el uso de las formas gráficas, en particular con la variación de la tipografía. Así intentaré mostrarlo en los poemas que a continuación reproduciré para su ilustración.

Comencemos por dos textos al modo de pronunciamiento sobre la concepción estética y poética, "Creacionismo" e "Imagen múltiple", ambos del libro Imagen, que reúne poemas de 1918 a 1921:


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Veamos tres más del mismo libro, de tono más estrictamente poemático:

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La libertad en la proposición de una significación abierta es ostensible. En "Cauce", como su nombre lo indica, nuestra lectura va circulando por una suerte de río abierto de imágenes de cierto tono silvestre y bucólico, con aire casi de haikú en sus sensaciones. "Tren" nos presenta, con tono melancólico o nostálgico, el recorrido posible de un alma tocada por la imaginación emotiva en el amor y el descubrimiento. Y "Mito", como es de esperar, un relato con mucho de fábula, de una recreación solar de la vida natural y pueblerina, quizás con toque pícaro al final.

Y finalmente, dos poemas de Limbo y uno de Manual de espumas:

Recital


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Comencemos por comentar el más breve y quizás el más accesible: "Recital". De sensitivas y bellas imágenes muy oníricas –algunas remiten a la noche y al sueño–, el yo hablante nos entrega sus ensoñaciones de alma madura, casi en despedida con su canto. Tenemos en "Tranvía" a un hablante, entre un nosotros y un tú, donde la imaginación ensoñada durante un recorrido en ese viejo medio de transporte, lo transforma en viaje marino y atmosférico, jugando a la referencia del profeta Elías en su carro de fuego. Y "Atrás", para mí uno de sus más hermosos poemas, nos ilustra y confronta con los reveses y sorpresas del tiempo; hecho de recuerdos, como todos nosotros, el yo se reconoce en la pérdida, pero, a la vez, en la pureza y la inocencia.


Referencias:
Diego, Gerardo (1974). Poesía de creación. España. Seix Barral.
https://es.wikipedia.org/wiki/Gerardo_Diego
https://www.zendalibros.com/los-mejores-poemas-de-vanguardia-de-gerardo-diego/
https://poeticas.es/?p=559


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Gracias por su lectura.




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