De un impacto emocional a temprana edad también puede nacer un mal hábito // este es el mio.
Hola buenas noches mi gente bonita espero en Dios estén bien, les deseo mucha salud y cosas bonitas. Como es costumbre quiero agradecerles su tiempo de lectura y sus comentarios, son vitaminas para mi alma, saber que existe esa afinidad en algunas acciones, circunstancias y formas de pensar y ver la vida me alegra y agrada mucho.
Saben, estos últimos días he estado filosofando, como nos decía un profesor en la universidad, cuando nos referíamos a pensar o reflexionar sobre un tema en específico, sobre una experiencia que marcó mi vida y que hasta el día de hoy me acompaña.
Hace 30 años exactamente me dirigía al cuarto de mi papá para avisarle que ya el desayuno estaba listo como me había indicado mi mamá, cuando llego al cuarto y llamo, él no me respondió, no se movía. Cabe destacar que yo tenía 6 años, fui a la cocina y le dije a mi madre que había encontrado a papá durmiendo y que no respondía a mi llamado.
A ambos nos pareció extraño porque él era un hombre que acostumbraba a empezar el día desde bien temprano. Supongo que por el temor o curiosidad, ella se dirige al cuarto y se da cuenta que papá estaba mal, que algo le había pasado, e incluso nos dimos cuenta que se había orinado inconscientemente. Rápidamente pidió ayuda con los vecinos y fue trasladado hacia la clínica de PDVSA de Caripito. Allí fue estabilizado y trasladado hasta Maturín a una clínica privada.
Papá había sufrido un accidente cerebro y cardiovascular, su pronóstico no era el mejor, yo desconocía de toda esta situación, no sabía a ciencia cierta dónde estaban mis padres, solo que él estaba enfermo y que debía quedarme con mi tía.
Pasaron varios días y la situación era la misma, hasta que un día mi tía me dijo que me vistiera que íbamos a Maturín a visitar a mi padre, cosa que me alegro porque lo primero que pensé fue que si él ya estaba bien, todos íbamos a regresar a casa.
Llegamos a la clínica, vi a mi mamá después de varios días y me sorprendió ver a mi hermana allí, ya que ella estaba en Margarita estudiando.
Mamá me toma de la mano y me dirige hacia la sala donde tenían a mi padre, entramos a la habitación y quedé bastante impresionado, ya que él estaba acostado con muchos cables a su alrededor, monitores, una sonda nasogástrica, y pues, no podía hablar, solo tartamudeaba.
Al verme él se puso a llorar y a desesperarse, realmente fue una situación que me asusto mucho ya que yo estaba aún pequeño y no entendía del todo.
Mamá trato de acercarme para que de alguna forma hubiera algún contacto con él, cosa que más me asustaba y a la cual me resistí. Salí corriendo me metí en el baño a llorar y me senté en el piso y me encogí y me empecé a comer las uñas con un desespero. Estaba muy asustado, todas mis ilusiones de que todo terminaría se habían caído yo sabía que las cosas no estaban bien, fue una sensación muy extraña, era de miedo, pero un miedo que jamás para esa edad había sentido.
Como ya lo dije de eso han pasado ya 30 años y aún no he podido dejar de morderme las uñas cuando me siento tenso o con miedo y les juro que he tratado por todo los medios de dejar ese mal hábito pero no es fácil, de forma inconsciente me muerdo las uñas.
Recuerdo que mi mamá hizo todo lo que le dijeron, desde el respectivo golpe, picante hasta un brillo que sabía horrible me lo hecho dormido.
En una oportunidad hablando con ella, yo le pregunté por qué me habían llevado a ver a papá en ese estado, ella me dijo que el doctor que lo atendía le había dicho que él estaba muy mal, en una condición crítica que podía morir de un momento a otro. Mi padre dentro de lo poco que se le entendía decía mi nombre, quizás porque era su hijo menor, era un niño y sentía que me dejaría solo. Ella viendo ese escenario decido llevarme para que pudiera verme por última vez y despedirse de mí.
Hoy sé que si mi mamá hubiese imaginado que aquella situación me afectaría para toda mi vida nunca me hubiera llevado a verlo, mi mamá como todo las madres me amaba al igual que mi papá y quería siempre lo mejor para mí, creo que ella se sentía culpable por lo de mi mala costumbre como me decía ella.
Mi gente bonita si me permiten un consejo, nunca lleven a un niño a ver algún familiar que esté en situación de salud complicada, es un escenario que no sabes cómo lo va asimilar el niño y puede resultar que afecte su niñez de alguna forma, de hacerlo estarían pensado en el paciente, quizás en ustedes, pero no el niño, preferiblemente que lo recuerde como era cuando estaba gozando de buena salud.
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@joalgusa que situación tan dificil, estabas muy pequeño para entender lo que sucedía, quizás si te hubiesen explicado un poco la condición en que se encontraba tu papá antes de ir a verlo, hubieses reaccionado diferente, es mi opinión personal.
Pienso que es una decisión muy difícil de tomar, si llevar a un niño a ver algún familiar enfermo, más si es alguien muy cercano. Pero tienes razón al decir que se debe pensar en el niño en vez de dejarse llevar por el sentimiento, porque creo que mayormente esas son decisiones que tomamos de forma sentimental más que racional y se puede traumar la vida de un ser humano sin necesidad.
El padre de mi hijo mayor sufrió un accidente hace años y nunca lo llevamos a la clínica a verlo, entonces no tiene ningún recuerdo ni bueno ni malo del momento, pero hace unos meses su padre volvió a sufrir un accidente y su papá le hizo video llamada estando golpeado y mi hijo entro en crisis, se puso muy nervioso y duró días durmiendo mal, pensando que algo le iba a pasar a su papá. La impresión lo chocó tanto que él mismo no quiso volver a hablar por video llamada con su papá hasta que ya estuviese mejor y evitar que los nervios lo atacarán de nuevo.
Cómo te dije al principio es una decisión difícil de tomar, pero creo que sí debería evitarse lo más que se pueda.
Tu madre hizo lo que creyó correcto, nunca pensó que te afectaría tanto, espero que algún día superes esa experiencia. Saludos, buen contenido.
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Por este mismo motivo siento que es completamente irresponsable llevar a niños a los velorios y a los entierros, no siento que sea un acto necesario, no todos los niños tienen una madurez adecuada para entender lo que ocurre.
Yo he logrado dejarme de morder las uñas es mentalmente poniéndome metas de que si me las dejo crecer hago algo que me guste y más o menos me ha funcionado, lo hago mucho menos.
Siento muchísimo lo ocurrido pero sobre todo la partida inesperada de tu papá.
Te envío un abrazo.