SUEÑOS


Sueños

Una noche, no ha mucho tiempo, soñé que entraba en un bosque oscuro, pero por dentro era una cúpula de colores hermosos que impresionaban; las ramas de los árboles tejían un fondo de ondulaciones palpitantes. Lo más hermoso no fue la cúpula ni el piso del bosque constituido por un río de cristales que hacía de espejo al techo; fue que el recorrido lo hice con mi madre; con ella entré y salí de aquel sueño tan encantador.

     Esa madrugada cuando desperté, me hice la idea de que el día anterior había hecho las cosas bien y que Dios me premiaba con la compañía de mi madre por tan hermoso sueño. No he vuelto a soñar así, pero no importa porque, cuando lo recuerdo, el sueño se hace realidad, y si estoy con mi madre veo el cielo y el río y todo el alrededor se me vuelve un bosque onírico.

     Ahora, qué habré hecho estos últimos días para que mis sueños se vean invadidos por figuras políticas del mundo real. Primero fue Milei, del que ya comenté en otro artículo. Y hace un par de días me vi corriendo en las calles de Moscú para salvar mi vida; no recuerdo qué diablos estaba haciendo en la Rusia de Putin ni cómo llegué ni cómo salí de allí (si fue que salí).

     Pero la emoción de este nuevo sueño viene del hecho de que el mismo Putin quería asesinarme. Sé que cargaba un polvo en sus manos, que me buscaba por las calles como a una rata para rociarme la cara. En el sueño sabía que el polvo derretía la piel; ya lo habían empleado con otros enemigos del Kremlin; de seguro la inteligencia rusa me atrapó y me molió los huesos y mi espíritu quedó atrapado en ese sueño; lo digo porque son varias noches en un insomnio aterrador, me angustia no volver a soñar, me asalta el vacío de lo onírico porque los mundos, el real y el del sueño, se complementan, forman parte de nuestra materia; el hombre que no sueña está muerto, he allí mi angustia.

     Cinco días llevo, exactamente, sin soñar; pero debo esperar antes de anunciar mi ausencia total del mundo onírico. Puede que un día me caiga en el sueño, directamente de la Roma de Virgilio, Giorgia Meloni; no piensen mal, sino que es hora de que las mujeres líderes políticas toquen mi puerta; a lo mejor Meloni me invita un café por la causa de la libertad. Aunque también quisiera tener la visita de María Corina Machado, otra de las mujeres que espío por las redes para estar en línea con sus ideas de libertad; sería enorme recorrer junto a ella la patria y sus rincones; seguir despertando al pueblo para que sueñe con ser libre, siempre, siempre; y este último sueño me confirma que no es necesario dormir para soñar, que ya estoy con ella y con todos los que han lanzado la primera piedra.



Imagen de portada propia de Canva.



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Los sueños nos acompañan desde la tierna infancia, y como bien expresas, algunos son hermosos y reconfortantes, pero otros se tornan en bizarras pesadillas que llegan a inquietarnos. Mas los sueños lúcidos y conscientes nos alientan por lo general a un mejor porvenir. Así que, es necesario actuar y apoyar en consecuencia.

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Saludos, amigo. Hasta el final hay que soñar.

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