Esa noche bajo el cielo estrellado y ante la mirada de una luna en creciente recordé el día en que mi madre me había iniciado en escuchar la música de Leo Dan. Para entonces yo tenía nueve años, hacía dos que me habían llevado a estudiar a la ciudad y ya había ganado un concurso de cuentos en tercer grado; en lo referente al mundo seguía sin saber que era redondo, que habían inventado la brújula, que se podía viajar en avión y que en Bolivia está el Salar de Uyuni.

No sabía nada (quizás menos que ahora) porque era un niño que apenas estaba aprendiendo a cruzar las calles de la ciudad, entonces mi madre, ese día, como todos los días, se levantó temprano y mientras empezaban a arder las brasas del fogón sintonizó su programa de radio de todas las mañanas, donde escuchaba sólo baladas románticas de Los terrícolas, José Luis Perales, El Puma y entre muchos otros buenos cantantes, a Leo Dan.

De las canciones que recuerdo desde entonces tarareo, entre otras, las letras: "La niña está triste, qué tiene la niña"; "Mari es mi amor, sólo con ella vivo la felicidad"; "Cómo te extraño mi amor por qué será"; “Por un caminito yo te fui buscar”; por eso, hace tres días cuando la ventanita de X (Twitter) me sorprendió con la muerte del grande Leo Dan, las dos ventanas de mis ojos que esa noche se habían agrandado disfrutando del espectáculo del cielo, se empequeñecieron con la noticia y de súbito me llegó el recuerdo, nostálgico, de cuando mi madre me enseñó a escuchar esa hermosa música.

Ya no está Leo, pero lo salvan sus canciones; son muchos los que al igual que yo recuerdan los poemas de sus letras; quienes nos aferramos a ese pasado musical de buenas composiciones; donde se respetaba el valor estético del arte, el buen uso del lenguaje y cuando, hasta el menos conocedor de música, como mi madre que sigue siendo una gran campesina y como yo que era apenas un chaval de nueve años, sentía en toda la carne y en el espíritu esas baladas que siguen sensibilizando el alma y causando gratas emociones a los sentidos.

Adiós Leo Dan; gracias por tu música.