En mi estudio sobre el sociólogo y filósofo Zygmunt Bauman hay un análisis de los espacios modernos que me parece muy interesante, puesto que no tiene en cuenta solo la literalidad del espacio físico sino nuestra relación con el mismo. Es así como por ejemplo habla del no-lugar en cuanto no es un espacio donde permanezcamos o vivamos, sino que estamos cierto tiempo, para luego retomar nuestras actividades cotidianas.

Por ello, aquí podemos tener en cuenta todos esos lugares que son de tránsito (supermercado, banco, aeropuerto, etc.) pero que elegimos para pasar un rato agradable (centro comercial, cine, iglesia, etc.) aunque a veces no sea de nuestro agrado estar allí (hospital, oficina de trabajo, funeraria, etc.). He aquí donde propongo que indiferentemente donde estemos, el espacio que ocupemos, está en nosotros crear un ambiente propicio tanto para nosotros como para nuestro entorno.

Pienso, como ejemplo, en nuestras casas que, por eso, al menos en la lengua española la palabra casa se diferencia de la palabra hogar, ya que mientras con la primera nos podemos referir simplemente al lugar inerte, a la estructura, con lo segundo ya hacemos que nuestra atención se centre más en la interioridad de las personas que habitan el lugar, en el sentido de cómo se sienten allí, si están a gusto, se sienten aceptados o, al contrario, es un infierno estar allí y prefieren más bien frecuentar otros sitios que sin ser sus casas, le brindan más calor de hogar.

Cuando uno va a un lugar de consumo de comida o bebidas, en general allí se procuran que los asistentes tengan un ambiente familiar, de allí el cuidado que se tiene de los alrededores y, sobre todo, de la atención al público. Son lugares que normalmente buscamos para pasar tiempo de calidad con nuestros amigos o planificar alguna reunión.

Ahora bien, la idea que quiero transmitir es que desarrollemos esa capacidad humana de independientemente donde estemos podamos hacer lo posible para que sean lugares donde hagamos ese ambiente propicio para que aunque sea un momento que vayamos a estar allí (un hospital, por ejemplo) sea de provecho. Claro está, esto implica un esfuerzo personal especial, porque la verdad es que hay lugares donde de por sí el ambiente es pesado, por eso, no creo se trate de forzar las cosas, sino de al menos no sumar más cosas negativas, al contrario, apuntar a resaltar o llevar elementos positivos.

Una última imagen es el tema del cielo y el infierno, ya hace tiempo que la teología no los trata como lugares sino como estado de la persona, por ello, en cierta forma ya los hacemos presentes en nuestro día a día, así es que escuchamos expresiones como, "me siento en el cielo", "este día ha sido un infierno". Al final, depende de nosotros cómo queremos pasar nuestro tiempo en lugares determinados, o nos amargamos, o lo llevamos de otra manera, una más provechosa para nosotros y los que nos rodeen.

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In my study on the sociologist and philosopher Zygmunt Bauman there is an analysis of modern spaces that I find very interesting, since it does not only take into account the literalness of physical space but also our relationship with it. Thus, for example, he speaks of non-place insofar as it is not a space where we stay or live, but where we stay for a certain period of time, and then return to our daily activities.

Therefore, here we can take into account all those places that are transit places (supermarket, bank, airport, etc.) but that we choose to spend a pleasant time (shopping mall, cinema, church, etc.) even if sometimes it is not to our liking to be there (hospital, work office, funeral home, etc.). This is where I propose that no matter where we are, no matter what space we occupy, it is up to us to create an environment that is conducive to both ourselves and our environment.

I think, as an example, of our houses, which is why, at least in the Spanish language, the word casa is different from the word hogar, because while with the former we can simply refer to the inert place, to the structure, with the latter we focus our attention more on the interiority of the people who inhabit the place, in the sense of how they feel there, if they are comfortable, feel accepted or, on the contrary, it is hell to be there and they prefer to frequent other places that, without being their homes, provide them with more warmth of home.

When one goes to a place where food or beverages are consumed, in general, they try to provide a family atmosphere, hence the care that is taken of the surroundings and, above all, of the attention to the public. These are places that we usually look for to spend quality time with our friends or to plan a meeting.

Now, the idea I want to convey is that we should develop the human capacity to independently do our best to make them places where we can create a favorable environment so that even if it is only for a moment that we are going to be there (a hospital, for example), it will be of benefit. Of course, this implies a special personal effort, because the truth is that there are places where the environment itself is heavy, so I do not think it is about forcing things, but at least not to add more negative things, on the contrary, aim to highlight or bring positive elements.

One last image is the theme of heaven and hell, theology has long since treated them not as places but as a state of the person, therefore, in a way we already make them present in our daily lives, so we hear expressions like, "I feel in heaven", "this day has been hell". In the end, it is up to us how we want to spend our time in certain places, or we become bitter, or we take it in another way, a more profitable one for us and those around us.

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