Every time I hear of bullying I remember that morning when I was a substitute teacher in the fourth grade. I can still see that little boy sitting in the corner of the court with tears streaming down his face as his classmates taunted him by nicknaming him "bucktooth". I was outraged enough by such a picture when I saw the teacher of that class talking on the phone.

I became even angrier at their irresponsibility and decided to give them a warning myself. I don't know if it was my angry face, but when the teacher saw me she reacted and went to see what was going on. I turned around and left, at least she had noticed, albeit too late in my opinion.

Source Pixabay.

When it was time for departure, many of the children were picked up by their representatives, and others were left waiting for their transportation. It would be my surprise to see the mother of the bully leader yelling at the bully's father over the phone with all kinds of insults.

I live in Zulia and as you know we have a very characteristic colloquial language. You can imagine the shame I felt and the embarrassment of that child for the spectacle of his mother.

The worst thing is that when the teacher remarked about the child's misbehavior, he refused to believe her and went to the principal to complain to the owner of the institution about the teacher's "slander". The headmistress supported the teacher and told her that it was not the first time the child had harassed a classmate and that the father was aware of all previous citations. The mother swallowed her words and left the scene.

That led me to reflect. The first years of life are crucial for the formation of the child since their capacity to absorb knowledge is greater

They are creating their vision of the world and how to function in it. Therefore, a good education at this stage is essential.

I have seen many parents wonder what they did wrong with their children when they reach adolescence.

They feel the situation is getting out of control and don't know what to do. Then you ask them what their rebellious childhood was like and they tell you "funny" anecdotes of children who lived by bothering their neighbors or did mischief to their siblings and cousins.

They label the assaulted as weak and infants who "can't take a joke". They ignore the warning signs and realize it when it is too late. They have formed bullies with a superiority complex, who, when they come out of their bubble, do not know how to live in society.

We educators indeed have the mission to impart values at school and we must provide the tools for coexistence in the school area, but not everything is our responsibility, education begins at home.

We as parents are the example of our children. We must teach them values and good principles. We cannot expect good behavior if we do not have it ourselves.

If we do not instill respect for others and allow our children to exercise verbal and physical violence towards others, we cannot expect respect in the future. You reap what you sow.

The next year I saw that same child while shopping for dinner. The boy was saying "asshole" to his mother at the top of his lungs in the middle of the store. The mother, deeply embarrassed, slapped him, which made the boy even angrier, he was hold down by his dad until it calmed down.

It's funny how life presents you with the results of bad decisions. I told myself that, if I ever had children, I would avoid at all costs having them be like that child.

As a mother, I am on a mission every day to be a better mother to Sofia. I want to teach her that she is a valuable person and that others are valuable too. To remind her that nothing gives her the right to look down on others because we are all different and that makes us special.

I know I could be exposed to bullying like I was; even though I wouldn't want it to happen to me. I can still remember the teasing from kids about my weight. It lowered my self-esteem a lot. The teacher ignored me, as did the principal and all the teachers I turned to. For a while, I kept quiet until one day I just couldn't take it anymore.

When I told my parents about what was happening they were there for me and defended me. That's what I want to do, to always be there for my daughter and fill her with love when she needs it most. I know I have a long way to go, but I hope to do it well

I hope you liked my publication and that it has served as a reflection for you. You can leave your comments and suggestions at the end of the post. See you next time. Best regards.

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Spanish

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El acoso escolar: Un reflejo de la crianza en casa

Cada vez que escucho casos de bullying me acuerdo de esa mañana que cumplí el papel de maestra suplente de cuarto grado. Todavía veo a aquel niño sentado en una esquina de la cancha con lágrimas en su rostro mientras sus compañeros se burlaban de él apodándole “dientes de conejo”. Ya estaba lo suficientemente indignada por semejante cuadro, cuando vi a la maestra de esa clase hablando por teléfono.

Me enojé aún más por su irresponsabilidad y decidí yo misma darles una advertencia. No sé si fue mi cara enojona, pero al verme la maestra reaccionó y fue a ver que sucedía. Me di la vuelta y me fui, al menos se había dado cuenta, aunque muy tarde a mi parecer.

Fuente Pixabay.

Cuando llegó la hora de la salida, muchos de los niños fueron recogidos por sus representantes y otros se quedaron esperando su transporte. Cuál sería mi sorpresa al ver a la madre del líder de los bullys gritando al padre de este por teléfono con toda la clase de insultos.

Vivo en el Zulia y como saben tenemos un lenguaje coloquial muy característico. Se podrán imaginar la pena ajena que me dio y la vergüenza de aquel niño por el semejante espectáculo de su progenitora.

Lo peor es que cuando la maestra le hizo la observación de la mala conducta del niño se negó a creerle y fue a la dirección a quejarse con la dueña de la institución por la "calumnia" de la profesora. La directora apoyó a la maestra y le dijo que no era la primera vez que el niño acosaba a algún compañero y que el padre estaba al tanto de todas citaciones previas. La madre se tragó sus palabras y se retiró del lugar.

Eso me llevo a reflexión. Los primeros años de vida son cruciales para la formación del niño, ya que su capacidad de absorción de conocimiento es mayor. Están creándose su propia visión del mundo y de cómo desenvolverse en él. Por lo tanto, es fundamental una buena educación en esta etapa.

He visto a muchos padres preguntarse qué hicieron mal con sus hijos cuando llegan a la adolescencia.

Sienten que la situación se sale de control y no saben qué hacer. Luego les preguntas como eran sus rebeldes en la niñez y te cuentan "divertidas" anécdotas de niños que vivían molestando a sus vecinos o le hacía maldades a sus hermanos y primos.

Califican a los agredidos como débiles e infantes que “no aguantan juego”. Ignoran las señales de alerta y se dan cuenta cuando es demasiado tarde. Han formado acosadores con complejo de superioridad, que al salir de su burbuja no saben vivir en la sociedad.

Es cierto que nosotros los educadores tenemos la misión de impartir valores en la escuela y debemos proporcionar las herramientas para la convivencia en el área escolar, pero no todo es nuestra responsabilidad, la educación comienza por casa.

Nosotros como Padres somos el ejemplo de nuestros hijos. Debemos enseñarles valores y buenos principios. No podemos esperar una buena conducta, si nosotros mismos no la tenemos.

Si no inculcamos el respeto hacia los demás y permitimos que nuestros hijos ejerzan la violencia verbal y física hacia otros, no esperemos respeto en un futuro. Uno cosecha lo que siembra.

El año siguiente vi a ese mismo niño mientras compraba la cena. El niño le decía "imbécil" a su madre a todo pulmón en medio del establecimiento. La madre, profundamente avergonzada le dio un bofetón, lo que hizo que el niño se enfureciera más, mientras su padre lo sostenía hasta que se calmo.

Es curioso como la vida te presenta el resultado de las malas decisiones. Me dije que, si algún día tenía hijos, evitaría a toda costa que fueran como ese niño.

Yo como madre, tengo la misión todos los días de ser una mejor madre para Sofía. Quiero enseñarle que es una persona valiosa y que los demás también lo son. Recordarle que nada le da el derecho de menospreciar a otros, ya que todos somos diferentes y eso nos hace especiales.

Sé que podría estar expuesta bullying como yo lo estuve; aunque no quisiera que pasara lo mismo que yo. Todavía puedo recordar las burlas de los niños por mi peso. Eso bajó mucho mi autoestima. La maestra me ignoró, al igual que la directora y todos los maestros a los que recurrí. Por un tiempo me mantuve en silencio hasta que un día ya no podía más.

Cuando le hablé a mis padres de lo que sucedía estuvieron para mí y me defendieron. Eso quiero hacer, estar siempre para mi hija y llenarla de amor cuando más lo necesita. Sé que me falta mucho por recorrer, pero espero hacerlo bien.

Espero que les gustado mi publicación y les haya servido de reflexión. Pueden dejar sus comentarios y sugerencias al final del post. Será hasta una próxima vez. Un abrazo.