Eran las 10 de la mañana cuando Carolina Vallejo se encontraba en aquella cafetería esperando a su hermana, la cual llevaba más de 20 minutos de retraso, algo totalmente imperdonable para una maniática de los horarios como Carolina, la paciencia no era una de sus virtudes, y su hermana mayor la estaba haciendo llegar a su límite. Una de las camareras se acerca a ella para preguntarle si necesita algo más, a lo que la mujer responde arrogantemente que no, haciendo que la empleada frunza el ceño ante tal actitud de superioridad, mientras ella simplemente se va por donde ha venido. Es en ese mismo momento cuando Jen entra por la puerta del establecimiento con una gran sonrisa en el rostro, vestía camisa y americana beige, mientras que la falda verde estampada destacaba por su fuerte tono fluorescente, convirtiéndola en el blanco de las miradas de los presentes.

       La recién llegada saluda a su hermana e inmediatamente se sienta y hace un gesto a la camarera para que tome su pedido, mientras no para de hablar de lo difícil que es llegar al destino cuando el tráfico está en su punto álgido. Algo que claramente molestó a Carolina e inmediatamente golpea la mesa en señal de descontento.

—¡¡Qué te pasa Jen!!, llegas tarde y te pones a hablar como una cotorra sin dar ninguna explicación a tu impuntualidad —dice, completamente consternada.

—Parece que sigues tan amargada como siempre hermanita, parece mentira que seas la más joven y no disfrutes de la vida ni un poquito. Te quejas porque sólo llego 25 minutos tarde, como si el mundo se fuera a parar por esa insignificancia —responde, intentando hacerse la desentendida.

—Me llamaste, dijiste que era para algo importante de lo contrario nunca habría venido. Pero como siempre me haces perder mi valioso tiempo.

Su expresión se vuelve aún más dura con el pelo recogido hacia atrás, el aspecto de Carolina aunque profesional y práctico la hace parecer mayor de su edad, a diferencia de su hermana Jen que denota una personalidad libre y despreocupada.

—Vamos no te enojes, solo quería despedirme de ti antes de viajar —puso la mejor expresión de arrepentimiento que pudo encontrar.

—¿En serio te vas Jen? —dando un gran sorbo al café americano que había sobre la mesa.

—Parece que te alegras de la noticia hermanita, qué mala eres —tratando de arreglarse un mechón de cabello que le caía por la frente.

—No quiero que te vayas a otro sitio donde ni siquiera tenga noticias tuyas.

—¿Eso significa que me quieres? —pregunta en tono burlón —,entonces tendré que quedarme no quiero ser la causa de tus penas —soltando una gran carcajada.

—Dime lo que realmente quieres —pregunta Carolina impaciente.

—Necesito que me ayudes —de repente su rostro se vuelve serio —.Un trabajo eso es lo que quiero.

—Ahora lo entiendo todo, mira por casualidad un amigo mío necesita a alguien en su empresa. Si quieres puedes ir allí —lanzando una tarjeta de la empresa sobre la mesa para luego marcharse.

—¡¡Eso es todo Carolina, ni siquiera hablarás de mí con tu amigo!! —gritó, mientras esta ya se había alejado sin escuchar sus palabras.