(ESP/ENG) ¿Quién soy? (8). Lo que más me gusta de mí: Mí Perseverancia

Si me detengo a pensar en mis cualidades, algo que realmente valoro en mí misma es mi perseverancia. Quizás no soy constante en todo, pero cuando algo me gusta de verdad, ¡me entrego completamente! Hay algo en esa mezcla de esfuerzo y satisfacción que me motiva a seguir adelante, a pesar de las dificultades. Un buen ejemplo de esto es mi viaje en el mundo del crochet, una pasión que comenzó casi como un experimento y que hoy se ha convertido en algo mucho más importante para mí.

El año pasado, decidí que quería aprender crochet. Sin demasiados conocimientos, me lancé a buscar el material más accesible que encontré: una lanita económica, de las que venden las chinitas en las tiendas de barrio. No sabía bien cómo empezar ni cómo se vería mi primera creación, pero tenía ganas de intentarlo. Después de buscar en internet, encontré el canal de una youtuber que compartía patrones y enseñaba técnicas. Uno de sus amigurumis llamó mi atención de inmediato: un koala llamado Lolo. La creadora había compartido generosamente el patrón para que cualquiera pudiera intentarlo, y yo, llena de entusiasmo, me lancé a la aventura. Aunque era la primera vez que hacía algo así, me gustó tanto que me tomé el tiempo de hacerlo bien. Fue mi primer amigurumi, y aunque no salió perfecto, me sentí increíblemente orgullosa de lo que había logrado.

Desde entonces, el crochet se convirtió en algo que quería perfeccionar. La perseverancia fue clave: cada puntada, cada nuevo intento me enseñaba algo. Aprendí que, aunque algunos proyectos no salían como esperaba, siempre podía deshacerlos y volver a intentarlo. Lo mejor de todo fue descubrir que, más allá del resultado final, el proceso mismo era algo que disfrutaba profundamente. El crochet se volvió una especie de terapia, una forma de conectar conmigo misma y de expresarme a través de las lanas y los patrones.

Este año, mi perseverancia en el crochet me llevó a un nuevo nivel. Decidí que quería emprender y hacer del crochet algo más que un pasatiempo, un proyecto personal que también pudiera ayudarme económicamente. Entonces, postulé a un programa de emprendimiento de mi país Chile, que ofrece apoyo financiero para quienes tienen ideas de negocio. Fue un proceso que requería planificación, dedicación y, por supuesto, mucha perseverancia. La espera fue larga, pero finalmente fui seleccionada. Recibir la noticia de que había sido beneficiada fue un momento que me llenó de orgullo y emoción. Me pedían que presentara una cotización detallada de los materiales que necesitaría. Hace un par de días entregué la cotización, así que ahora toca esperar.

Tener este apoyo ha sido un gran impulso. Ahora puedo acceder a materiales de mayor calidad, herramientas específicas e hilos que antes solo veía como un sueño. Este pequeño logro me recuerda cuánto vale la pena ser perseverante en lo que realmente me apasiona.

Al principio, pensé en emprender con suculentas, otra de mis grandes pasiones. Amo estas plantas por su resistencia, su belleza y la simplicidad que tienen, cada una con su propio ritmo y personalidad. Invertí tiempo y dinero en cuidarlas, y mi plan original era que fueran el centro de mi emprendimiento. Sin embargo, tuve un gran obstáculo: mis mascotas, especialmente mi gato, que las veía como su patio de juegos. A pesar de mis esfuerzos, él seguía rompiéndolas y, peor aún, ¡las orinaba! Por mucho que intenté protegerlas, me di cuenta de que no era factible emprender con suculentas en mi casa. Aunque logré salvar algunas plantas y sigo cuidándolas con dedicación, este tropiezo me hizo considerar otras opciones. Así fue como comencé a dedicarme al crochet.

Hoy, me siento agradecida por haber seguido mis instintos. Ser perseverante me ha permitido crecer en esta área y darme cuenta de que el crochet no es solo una afición, sino una forma de expresar mi creatividad y de compartir algo de mí con los demás. Además, me hace soñar con nuevas metas: tal vez en el futuro pueda combinar mis dos pasiones y hacer algo que integre tanto el crochet como las suculentas. Pero por ahora, estoy feliz de ver que el esfuerzo y la constancia están dando sus frutos.

Esta experiencia me ha enseñado que la perseverancia tiene su recompensa. No todo es fácil y, ciertamente, hubo momentos en los que pensé que era mejor dejarlo. Pero cada vez que supero un obstáculo, siento que crezco un poco más. La satisfacción de ver cómo un proyecto se transforma y cobra vida en mis manos es algo que no tiene precio. Por eso, si tuviera que elegir algo que me define y que me gusta de mí misma, diría sin duda que es mi perseverancia en aquello que realmente amo.