Esa Vida Nuestra, Iniciativa №23 / Ese no soy yo o Esa no soy yo: Lo que soy y lo que no soy [ESP-ENG]

Desde niña, el agua ha sido mi némesis. La idea de sumergir mi cabeza bajo el agua siempre me paralizaba; el miedo a que mis oídos y nariz se llenaran de agua me dominaba. Sin embargo, un día jugando en la piscina con mi sobrina, quien con sus inocentes 5 años me desafió a intentarlo, finalmente cedí. Me enseñó a hacerlo de una forma que nunca había considerado, y para mi sorpresa, descubrí que podía disfrutar del agua. Aunque siempre pensé "esa no soy yo", en ese momento, lo fui.

Esta misma sobrina fue la que me introdujo al inesperado sabor de las algas Nori. Siempre me había disgustado el olor a mar y evitaba las algas a toda costa, pero un día, viendo a mi sobrina disfrutar de su snack, decidí darle una oportunidad. Ella preparó una pequeña porción con sal y limón y me ofreció la mitad. Al probarla, la frescura y el sabor cítrico transformaron completamente mi percepción. Lo que pensé que nunca sería parte de mí, ahora lo es.

Lo que nunca cambiará

A pesar de estos momentos de apertura y descubrimiento, hay ciertas cosas que estoy segura que nunca haré. Por ejemplo, jamás usaría malas palabras en público. Me parece esencial mantener un lenguaje respetuoso en cualquier circunstancia; para mí, la vulgaridad es una línea que no cruzaré. Simplemente, esa no soy yo.

También tengo un miedo profundo a los ascensores. Aunque sé que para muchos son solo una parte más del día a día, para mí, cada vez que necesito usar uno es un desafío enorme o mejor dicho una odisea.
Incluso cuando tuve que ser operada y me llevaron en camilla al quirófano por ascensor, sentí una angustia abrumadora, por ello siempre los evito.

Además de mis experiencias personales con el agua, los ascensores y las algas, hay algo que tengo muy claro y nunca cambiará: mi respeto incondicional hacia los animales. Es una parte integral de quien soy, arraigada profundamente en mis valores.
La forma en que algunas personas se refieren a los animales, especialmente usando comparaciones despectivas o burlas, me resulta profundamente repugnante. Frases como: "Estás más feo que un mono", "Me lanzaron a la calle como si fuera un perro", o "Eres flojo y estúpido como un burro" son ejemplos comunes que se escuchan con demasiada frecuencia. Estos comentarios no solo demuestran una falta de respeto hacia los seres sintientes, sino que también revelan una profunda ignorancia sobre la biodiversidad y la dignidad de la vida animal.

Peor aún, algunas expresiones incorporan una connotación sexual inapropiada y degradante, como comparar el miembro masculino con una serpiente o cualquier otro animal. Este tipo de lenguaje no solo es inapropiado, sino que también perpetúa una visión deshumanizada y cosificante de los animales, algo completamente inaceptable para mí.
Al haber crecido conviviendo con animales y aprendiendo sobre las luchas de la fauna silvestre a causa de las acciones humanas, el respeto hacia ellos no es solo un acto de compasión, sino un imperativo ético. Por ello no comparto el utilizar esas frases y mucho menos normalizarlas, definitivamente "Esa no soy yo".

Juntos, podemos explorar quiénes somos y quiénes elegimos ser, enriqueciendo nuestro entendimiento mutuo y fomentando una comunidad de respeto y reflexión. ¿Te animas a compartir tus límites y deseos?... Espero que sí.