Hola amigos de Hive, me complace unirme al concurso de Hispaliterios #9 , que en esta ocasión aborda la temática de misterio, y nos propone crear una historia a partir de un elemento misterioso, en este caso unas patas de cabra chamuscadas. Espero les guste mi participación.

Corría el año de 1954 y en Venezuela había una vida musical y cultural muy activa, existían grandes violinistas que se presentaban en teatros, estos hacían grandes presentaciones y hacían incluso duelos de violín. Yo estaba fascinado con este ambiente, y decidí aprender a tocar el violín, sin embargo no era nada fácil, con frecuencia me sentía estancado y no podía creer la habilidad que tenían los mejores violinistas del momento, entre ellos uno que llamaban “The Devil”, un hombre de unos 60 años, delgado y alto, quien no tenía competencia alguno, iba invicto en los duelos de violín y en cada presentación fascinaba al público con su increíble habilidad para el violín.

The Devil era mi mayor ejemplo a seguir, definitivamente quería ser como él. Su apodo se debía a que este en cada presentación o en cada duelo, sacaba de su bolso unas patas de cabra chamuscadas y las colgaba sobre un tripie detrás suyo mientras tocaba, decían que tenía un pacto con el diablo y por eso su increíble virtuosismo. The Devil nunca habló al respecto, evadía cualquier pregunta de este tipo que las revistas culturales locales le planteaban. Yo no sabía que pensar, ¿podría ser que tuviese pacto con el diablo?.

Con frecuencia yo asistía a sus presentaciones observaba su pequeño ritual con las patas de cabra y me deleitaba con su música, en cada concierto soñaba con llegar a tocar como él , pero por supuesto no le llegaba ni a los talones. Cada vez que podía intentaba acercarme a él para intercambiar unas palabras con mi ídolo, pero por lo general, una vez terminaba su presentación se marchaba antes de que alguien pudiese abordarlo.

The Devil había anunciado que viajaría a Francia y probablemente no volviese, no podía creer que no volvería a ver a mi ídolo. Asi que una noche decidí que quería conocerlo e intercambiar unas palabras antes de que s marchase, así que en lugar de entrar a su presentación lo esperé por la puerta trasera del teatro que daba al estacionamiento donde los músicos solían estacionarse. De manera que aquella noche aguardé, y cuando este salió me acerqué para confesarle cuanto lo admiraba, The Devil fue muy receptivo conmigo, y me pregunto acerca de mi aprendizaje con el violín. Creo que tuvimos una conversación de unos 20 minutos, era un hombre muy agradable, cómo podría tener pacto con el diablo alguien así.

Mi sorpresa más grande fue cuando al final de nuestra charla, The Devil tomó su bolso y me dijo, espera muchacho, quiero darte algo. De su bolso sacó las patas de cabra chamuscadas y me dijo, estas patas las obtuve en el estado Yaracuy, se me hace tarde para contarte la historia detrás de ella, pero te lo haré saber luego a través de una carta si me das tu dirección. Con mucha emoción le di mi dirección de correo y recibí las patas de cabra. The Devil se marchó sin decirme mucho más, yo simplemente no lo podía creer.

Al llegar a mi casa, con aquellas patas de cabra en mano, decidí practicar el mismo ritual que The Devil hacía, tal vez de un momento a otro podría tocar como él, si su virtuosismo tenía relación con las patas de cabra. Cada día de practica realizaba el ritual y en poco tiempo empecé a ver increíbles resultados, sentía que no era yo al violín, puesto que jamás creí llegar a tocar de esa manera. Estaba convencido de que algún misterio tenía estas patas de cabra que proporcionaba a su tenedor virtuosismo.

Con los meses empecé a presentarme en teatros, era admirado por todo el público, y me gané el apodo de “El Hijo del diablo”, pues al igual que The Devil colocaba las patas de cabra en tripie antes de tocar.

Fuente

Aproximadamente un año después recibí una carta de “The Devil”, esta decía:

“Mi querido amigo, espero te encuentres bien, de hecho sé que estás muy bien y que has conseguido el éxito gracias a tu determinación, te había prometido narrarte la historia detrás de las patas de cabra, pero lo cierto es que no hay ninguna historia, las tomé en un asado familiar que se quemó y las asumí como símbolo personal, simplemente porque me gustaron. Sé que como todos habrás pensado que tenía algún tipo de pacto, pero esto no es así, lo que has logrado no tiene nada que ver con las patas de cabra, has conseguido el éxito simplemente porque has creído en algo, y has volcado esa fe en ti mismo y sin darte cuenta has actuado con disciplina y determinación, espero sigas creciendo”.

Hello friends of Hive, I am pleased to join the contest Hispaliterios # 9, which this time addresses the theme of mystery, and proposes to create a story from a mysterious element, in this case a scorched goat's feet. I hope you like my participation.

It was 1954 and in Venezuela there was a very active musical and cultural life, there were great violinists who performed in theaters, they made great presentations and even made violin duels. I was fascinated with this environment, and decided to learn to play the violin, however it was not easy, I often felt stuck and could not believe the ability of the best violinists of the time, including one who was called "The Devil", a man of about 60 years, thin and tall, who had no competition, he was undefeated in the violin duels and in each presentation fascinated the public with his incredible ability for the violin.

The Devil was my biggest role model, I definitely wanted to be like him. His nickname was due to the fact that in every performance or in every duel, he would take some scorched goat legs out of his bag and hang them on a tripod behind him while he played, they said that he had a pact with the devil and that was the reason for his incredible virtuosity. The Devil never talked about it, he evaded any such question that the local cultural magazines asked him. I didn't know what to think, could it be that he had a pact with the devil?

I often attended his performances, watched his little ritual with the goat's feet and delighted myself with his music, in every concert I dreamed of playing like him, but of course I couldn't even reach his heels. Whenever I could I tried to get close to him to exchange a few words with my idol, but usually once he finished his performance he would leave before anyone could approach him.

The Devil had announced that he was traveling to France and probably wouldn't return, I couldn't believe that I would never see my idol again. So one night I decided I wanted to meet him and exchange a few words before he left, so instead of going in to his show I waited for him at the back door of the theater that led to the parking lot where the musicians used to park. So that night I waited, and when he came out I approached him to confess how much I admired him, The Devil was very receptive to me, and asked me about my violin apprenticeship. I think we had a conversation of about 20 minutes, he was a very nice man, how could someone like that have a pact with the devil.

My biggest surprise was when at the end of our talk, The Devil took his bag and said, wait boy, I want to give you something. From his bag he took out the scorched goat's feet and told me, these feet I got in the state of Yaracuy, I am late to tell you the story behind it, but I will let you know later through a letter if you give me your address. I excitedly gave him my mailing address and received the goat feet. The Devil left without telling me much more, I just couldn't believe it.

When I got home, with those goat legs in hand, I decided to practice the same ritual that The Devil did, maybe from one moment to another I could play like him, if his virtuosity was related to the goat legs. Every day of practice I performed the ritual and in a short time I began to see incredible results, I felt that it was not me on the violin, since I never thought I would be able to play that way. I was convinced that some mystery had these goat legs that provided his fork with virtuosity.

Over the months I began to perform in theaters, was admired by all the public, and I earned the nickname "The Son of the Devil", because like The Devil I placed the goat legs on the tripod before playing.

Fuente

About a year later I received a letter from "The Devil" that said:

*"My dear friend, I hope you are well, in fact I know that you are very well and that you have achieved success thanks to your determination, I had promised to tell you the story behind the goat legs, but the truth is that there is no story, I took them in a family roast that burned and I took them as a personal symbol, simply because I liked them. I know that like everyone else you may have thought that I had some kind of pact, but this is not so, what you have achieved has nothing to do with the goat legs, you have achieved success simply because you have believed in something, and you have poured that faith in yourself and without noticing you have acted with discipline and determination, I hope you continue to grow".

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