Es verdad que al arrancar cualquier proyecto con una mente positiva estamos contribuyendo a que nuestra energía se potencie de una mejor manera. Si no estamos suficientemente convencidos de la validez de lo que tenemos en mente, o dudamos de nuestras capacidades para llevarlo a cabo, quizá lo más sensato sea pensar un poco más, tomarnos una pausa para decidir y, si es el caso, cambiar de idea.

El optimismo es importante y hasta indispensable, nos puede abrir las perspectivas para ver más oportunidades. Con la dosis de optimismo adecuada podemos extremar alguna apuesta, atrevernos a incursionar donde otros se devolverían…Pero…Hay que estar muy pendientes con esto, porque podemos correr el riesgo de sobreestimar nuestros recursos, nuestras capacidades. Y entonces sí que estaremos aumentando las probabilidades de que las cosas no salgan bien.

No es fácil darse cuenta cuando estamos siendo cegados por el entusiasmo. A veces nos enamoramos tan fuertemente de una idea que no vemos las cosas en su justa dimensión. Estamos tan convencidos de nuestro éxito que minimizamos el peso de variables importantes.

Es verdad que nunca podremos saber previamente si una idea va a funcionar o no. Es luego de concretar el proyecto cuando la realidad nos dirá si estábamos bien encaminados. Nadie está exento de caer en un error de cálculo. Hasta las empresas más sólidas lanzan proyectos costosos que terminan en estrepitosos fracasos.

En muchas oportunidades puede ser sano hacer pequeños ensayos, de este modo podremos minimizar las pérdidas en caso de que nuestro negocio no funcione.

Hace un tiempo unos amigos se enamoraron de un negocio de diseño e impresión. Tenían una amplia experiencia en diseño, contaban con una cartera de clientes bastante aceptable. La experiencia con la impresión la tenían de forma indirecta, con frecuencia mandaban a imprimir materiales con terceros y se habían formado una idea del negocio.

Con el capital que tenían decidieron mudarse a una nueva zona donde los alquileres fuesen más económicos. Necesitaban un local más amplio para colocar los nuevos equipos de impresión.

En aquel momento había empresas que les vendían los plotters (equipos de impresión) a crédito. Compraron uno para gigantografía, pensando en que la competencia no tenía ese tipo de equipos. Vieron allí la posibilidad de incursionar en un nicho poco explotado.

Luego de unos meses trabajando con el plotter se dieron cuenta que la demanda del mercado era muy pequeña. El equipo en realidad estaba siendo subutilizado, por lo que sus costos de producción se elevaban más de lo conveniente, haciendo que el margen de rentabilidad fuese prácticamente cero. Y aunque podían imprimir en formatos más pequeños, sus impresiones resultaban mucho más caras que las ofrecidas por los otros competidores.

Con bastante decepción estos amigos tuvieron que aceptar que por ahí no era el negocio. Tomaron la decisión de vender el equipo antes de que la depreciación lo hiciera invendible. Entregaron el local y buscaron otro más pequeño en una zona de más fácil acceso.

Luego de esa experiencia decidieron enfocarse en lo que venían haciendo, fortalecieron su cartera de clientes locales y ampliaron sus posibilidades aprovechando las bondades de los mercados globales. Se dieron cuenta que era real la posibilidad de conseguir clientes del exterior, a muchas personas en diferentes partes del mundo les resultaba más rentable mandar a hacer sus diseños con ellos.

Siempre que sea factible es recomendable hacer pequeños ensayos antes de lanzarse a proyectos de mayor envergadura, de ese modo podremos minimizar el riesgo de que un optimismo desbordado nos haga sobreestimar nuestras verdaderas posibilidades.

Gracias por tu tiempo.

Fuente de imágenes.I II III.

It is true that by starting any project with a positive mind we are contributing to our energy being boosted in a better way. If we are not sufficiently convinced of the validity of what we have in mind, or we doubt our ability to carry it out, perhaps the wisest thing to do is to think a little more, take a pause to decide and, if necessary, change our mind.

Optimism is important and even indispensable, it can open our perspectives to see more opportunities. With the right dose of optimism we can take a gamble, dare to venture where others would return... But... We must be very careful with this, because we can run the risk of overestimating our resources, our capabilities. And then we will be increasing the probabilities of things not going well.

It is not easy to realize when we are being blinded by enthusiasm. Sometimes we fall so strongly in love with an idea that we fail to see things in their proper dimension. We are so convinced of our success that we minimize the weight of important variables.

It is true that we can never know in advance whether an idea will work or not. It is only after the project has been carried out that reality will tell us if we were on the right track. Even the most solid companies launch costly projects that end in resounding failures.

In many opportunities it can be healthy to make small trials, in this way we will be able to minimize the losses in case our business does not work.

Some time ago some friends fell in love with a design and printing business. They had a wide experience in design, they had a quite acceptable portfolio of clients. Their experience with printing was indirect, they often had materials printed by third parties and they had formed an idea of the business.

With the capital they had, they decided to move to a new area where rents were cheaper. They needed larger premises to accommodate the new printing equipment.

At that time there were companies that sold them plotters (printing equipment) on credit. They bought one for gigantography, thinking that the competition did not have this type of equipment. They saw there the possibility of entering a niche that was not very well exploited.

After a few months working with the plotter, they realized that the market demand was very small. The equipment was actually being underutilized, so their production costs were higher than they should have been, making the profitability margin practically zero. And although they could print in smaller formats, their prints were much more expensive than those offered by the other competitors.

It was with some disappointment that these friends had to accept that this was not the way to go. They decided to sell the equipment before depreciation made it unsaleable. They gave up the premises and looked for a smaller one in a more easily accessible area.

After that experience they decided to focus on what they had been doing, strengthened their portfolio of local customers and expanded their possibilities by taking advantage of the benefits of global markets. They realized that it was real the possibility of getting clients from abroad, many people in different parts of the world found it more profitable to send their designs to them.

Whenever it is feasible it is advisable to make small tests before launching into larger projects, so we can minimize the risk that an overflowing optimism makes us overestimate our real possibilities.

Thank you for your time.

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Hasta una próxima entrega. Gracias.



Las fotos, la edición digital y los Gifs son de mi autoría.

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