Fidelidad y fortaleza en la adversidad | Catarsis

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Parece un cliché en estos días hacer referencia al hecho de que vivimos tiempos distintos, ya nada es igual que épocas anteriores. La dispersión familiar producto de la diáspora, y ahora de la pandemia, nos ha llevado a establecer nuevas formas de celebración para estas fechas que siempre fueron sinónimo de reencuentros y abrazos.

Para mi la familia lo es todo, mi paz y tranquilidad es saberlos bien, sanos, salvos, saludables y felices; su dicha es la mía. Particularmente, la nochebuena siempre ha significado mucho en mi vida, desde niña me ha parecido la fecha más feliz del año, celebrar el nacimiento del Niño Dios, compartir con la familia, intercambiar regalos, reírnos sin medidas… me invade la magia de este día y la disfruto a plenitud.

Cuando me convertí en madre empecé a vivir la navidad con una intensidad aun mayor que cuando lo hacía de niña, es inexplicable, pero los padres nos convertimos en esos aliados que hacen posible la magia de la navidad, una gran responsabilidad a cuestas, con una recompensa única: la sonrisa y felicidad de nuestros hijos.

Con la misma ansiedad que lo haría un niño, cuento los minutos hasta la medianoche mientras grito emocionada que Santa está por llegar, que pronto los regalos debajo del árbol recibirán la magia para materializar algún obsequio. Ver a mis hijos correr emocionados a abrir sus regalos es el regalo que la vida me da a mí, sus rostros de felicidad y gratitud dan fe que todo vale la pena, que lo estamos haciendo bien. Esos pocos minutos mientras ellos develan ante sus ojos sus anhelantes deseos, los padres recibimos algo mucho más grande y sublime, recibimos un diluvio de amor y regocijo difícil de explicar con palabras.

Todos deberíamos tener la dicha y la bendición de poder vivir esos momentos. Este año en mi caso fue un poco diferente, lo viví a la distancia de una pantalla, de una habitación, pero lo viví, y doy gracias a Dios infinitamente por habérmelo permitido. Faltaron amapuches, pero nunca el sentimiento, el amor de familia estuvo allí intacto, incólume, la presencia de Dios nos envolvió en un solo abrazo más allá de las paredes… amé ver sus rostros de alegría, pero más amé escucharlos decir sin parar: gracias, gracias, gracias.

Esta navidad recibí mucho más de lo que pude haber pedido, recibí amor desmedido e incondicional, mi esposo e hijos lo dieron todo por hacer de esta fecha una igual de especial y mágica que siempre, a pesar de las circunstancias. Dios por su parte, en su infinita misericordia nos dio cobijo, refugio y paz, nos ha mantenido seguros mientras las aguas vuelven a su cauce, tiempo en el que nos ha permitido valorar el silencio, escuchar el alma, y agradecer la vida.

No puedo negar que en momentos me ha invadido la angustia y la ansiedad, que el miedo se asoma despectivamente queriendo tomar partido, pero cuando la fe habita en ti, la esperanza se abre cancha para no dar cabida a pensamientos que perturben la paz. Es precisamente en medio de la adversidad cuando más debemos agradecer, pues son estos momentos cuando la presencia de Dios se hace presente para alimentar la fe, recordándonos que somos nosotros quienes nos alejamos de su promesa, Él en cambio siempre está allí para levantar nuestras cargas y tomarnos de la mano en el camino correcto.

Se que todo pasará Señor, que todo estará bien, confío en ti. Así será.

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Agradezco profundamente a Dios Todopoderoso por su infinita bondad, deseo que su bendición nos alcance a todos para que en nuestros corazones reine la paz y la felicidad plena.

¡Feliz Navidad!


Las imágenes utilizadas en esta publicación son de Pixabay, libres de derechos de autor.




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7 comments

Hola @gorayii vivir cada momento es prueba de que seguimos con vida y aunque las cosas no sean igual que antes ese sentimiento así como lo mencionas sigue más vivo que nunca.

Que loco que de niños no entendemos de todo lo que significa crear esa magia, pero la disfrutamos y cuando nos toca a nosotros crear esa magia la vemos como esa estrella fugaz que ilumina todo a nuestro alrededor y nos llena de dicha y felicidad cuando vemos la Luz y alegría en los más pequeños.

Espero de todo corazón que Dios bendiga tú hogar y familia y que esa magia nunca se apague.

Bendiciones y feliz Navidad! 🤗

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De niños jamás hubiésemos imaginado que siendo adultos seríamos protagonistas de la magia; que cosa tan maravillosa poder ser partícipes de la ilusión de nuestros hijos. Aunque son ellos quienes desempacan los regalos, somos nosotros quienes nos regocijamos con lo más hermoso del momento: su felicidad.

Aprecio mucho este comentario tan bonito, sinceramente. Deseo para ti y para los tuyos muchas alegrías y bendiciones, que Dios les bendiga.

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Wow ese momento es único y como despierta ese amor tan bonito dentro de nosotros que no lo cambiariamos por nada en este mundo.

😊💙✌️

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Feliz Navidad, mi bella Gora No han sido días faciles sin embargo, que lindo leerte y encontrar similitud con lo que pienso de la vida. Este tiempo nos ha permitido a muchos crecer interiormente, afianzando sentimientos que son importantes para nuestro equilibrio emocional. La nostalgia ataca, pero el agradecimiento pesa más y la contraresta. Gracias por esta hermosa publicacion que reconforta el alma y hace sonreír al corazón. Te abrazo de vuelta, mi bella! 🥰😘🤗

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Así es mi querida Mary, en tiempos de adversidad se consolidan y afianzan los sentimientos. En esos momentos de fragilidad humana es cuando realmente valoramos todo lo que tenemos, que es mucho, muchísimo, tener salud, estar vivos, tener un hogar, una familia…tanto para ser agradecidos que nos quedamos cortos.

Te mando muchos cariños y mis mejores deseos para ti y para tu familia. Mucho amor, salud, vida y prosperidad.

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Saludos, que mágica tu publicación acerca de la navidad, y si cuando la fe habita en nosotros nos sentimos muy fuerte de lograr todo lo que nos propongamos y la esperanza no permite que decaigamos ante los obstáculos.

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